Por Jorge Joury

En poco más de 40 días de gestión, María Eugenia Vidal pasó por varias pruebas de fuego. Obtuvo el dinero para pagar sueldos y aguinaldos a los estatales. Logró con buen éxito poner tras las rejas a los hermanos Lanatta y Víctor Schillaci, autores de la narcofuga. Luego barrió con la cúpula de la policía bonaerense. Le cortó el chorro de los negocios oscuros al Servicio Penitenciario y coronó objetivos con la aprobación del Presupuesto, tras una agitada negociaciación.

No es poco. A tal punto que su imagen ha crecido y supera a la del presidente Mauricio Macri. Desde Miguel de Azcuénaga (en 1812/13) hasta Daniel Scioli, Vidal es la primera mujer gobernadora en la historia de la provincia de Buenos Aires. Cortó veintiocho años ininterrumpidos de mandatarios nacidos en el peronismo. Vidal tiene en claro que arrasó en el interior de la provincia y parte del Conurbano. En su distrito sacó 450 mil votos más que el líder del PRO. Y no fue al único Macri que superó: en Vicente López logró más votos que Jorge, jefe comunal y primo del candidato que llegó al ballottage. Además, ganó en Mar del Plata, Quilmes, Lanús y Tres de Febrero. Sin embargo, tiene perfil bajo y repite que es parte de un equipo y que no quiere ser presidenta.

No obstante, ahora le espera la lección más difícil: la batalla de los guardapolvos blancos. Negociar sueldos con los docentes y asegurar el inicio de clases. En la primera reunión con el sector, pateó la pelota para los primeros días de febrero. La gobernadora quiere desactivar impaciencias. Confirmada para dentro de dos semanas la mesa salarial docente, los gremios del sector comenzaron a marcarle la cancha. El Secretario General de Suteba, Roberto Baradel, y el titular de UDOCBA, Miguel Díaz, coincidieron en la necesidad de recomponer sustancialmente el salario docente, mermado por la inflación. Baradel es el que tomó ímpetu con un informe de una consultora del mismo gobierno vinculada al ministro Frigerio, que habla de una inflación del 40% y promete que no aceptarán techo como dijo Prat Gay.

Se supone que los sindicalistas se inspirarán al calor de los precios de los índices más frescos. Son los difundidos por la provincia de San Luis. La inflación anual en la tierra de los hermanos Rodríguez Saá fue de un 31,6%. La carne por ejemplo, subió casi un 23% en sólo un mes. La medición puntana duplicó en diciembre a la de la Ciudad de Buenos Aires, la que el Gobierno intenta poner como referencia posible en la política salarial.

UDOCBA SUBE LA APUESTA

Los calculos de Díaz, en tanto apuntan a la inflación pasada de los meses de noviembre y diciembre que han licuado en parte los salarios del sector. Un docente bonaerense está ganando hoy $7000 y en la ciudad de buenos Aires unos $8500. Hace cuatro años atrás todos tenían el mismo salario sostiene Miguel Díaz. También subió la apuesta hablando de un cambio en la situación de las cuentas en la Provincia, lo que podría favorecer directamente el reclamo concerniente a la suba salarial. “Mientras que el Presupuesto de Scioli fue de $250 mil millones, el de Vidal es de $360 mil, más el fondo de reparación histórica y el endeudamiento. Estamos hablando de $430 mil millones. Hay mucho dinero con el que se puede resolver el sueldo docente”, agregó el Secretario General de UDOCBA.

Desde Suteba echaron leña al fuego y salieron a cuestionar el discurso oficial en torno a que debe resolverse la paritaria para que los chicos comiencen las clases. En ese sentido, Baradel señaló: “Vamos a estar con tiempos acotados. Nos ubican en el lugar de que ponemos a los alumnos de rehenes y lo que estamos haciendo es reclamar condiciones de trabajo y enseñanza, por ejemplo que estén las escuelas en condiciones y los docentes bien pagos es en beneficio de los chicos”.

SUBIENDO LA APUESTA

Hay otras posturas en juego, como la de Gustavo Salcedo, secretario gremial de la Unión de Docentes de la Provincia, que asegura que hoy no se puede vivir con menos de 12 mil pesos por mes. El gremio pretende esa cifra como salario básico, libre de sumas en negro y como reparación histórica por la situación salarial. El gobierno bonaerense quiere poner todo en carpeta, para que los docentes comprendan que hay que hacer también un gasto grande en infraestructura. Se apunta a que el 29 de febrero no existan escuelas con riesgos edilicios. También planteó el tema de las prestatarias médicas, vinculadas con las licencias y el ausentísmo docente. Se acordó además del envío de un proyecto de ley para plantear que cuando se ejerza violencia, tanto física como psicológica sobre un docente, sea considerado un agravante.

La paritaria docente siempre es una prueba testigo que suele marcar el clima gremial del año. Es la madre de todas las batallas. Pero no hay que olvidar que hay que tener en cuenta que como trasfondo está la preocupación por el aumento de precios. Hoy es el máximo desafío que tiene Macri. Resolver esta cuestión es el marco de referencia para todas las negociaciones salariales, un componente decisivo para asegurar la paz social. Existen indicios preocupantes en alimentos y productos de limpieza que al salir del sistema de Precios Cuidados sufrieron subas del 10 al 60%. en lo que va de este mes. Además, en los primeros días de febrero muchos bolsillos van a sufrir cuando se den a conocer las tarifas de luz y de gas. Será el turno de la sensibilidad popular y la llegada para el Gobierno de un camino de espinas.

LOS GREMIOS YA TIENEN EL PISO

El oficialísmo ya no podrá echarle la culpa al kirchnerismo de los desastres, porque la gente comenzará a exigir resultados. La alianza estratégica con Massa se convertirá entonces en la rueda de auxiio, tanto en el Congreso nacional como en la Legislatura bonaerense. Pero tampoco el tigrense come vidrio. No querrá quedar pegado con medidas anti populares donde corra el peligro de que le enrrostren ser aliado de la derecha. El gobierno maneja por estas horas una pauta que va del 24 al 28% de aumento y a los jubilados ya le anunciaron un 15% a partir de marzo. Difícilmente los gremios acepten sentarse a negociar a partir del 30%. Esa es la base que manejan los caciques sindicales. Pero hay una novedad. Se perfila entre todos la vocación de hacer acuerdos semestrales, que posibiliten una más rápida actualización de los salarios. No le tienen confianza a Macri y a su gobierno compuesto en su mayoría de ceos.

LOS COLECTIVEROS PICAN BOLETO

En la de negociar en dos turnos ya se anotaron los colectiveros. Pretenden un incremento del 30% para los próximos seis meses para negociar a fines de febrero o marzo. Ponen como ejemplo que la carne subió el 60%. El titular de la CTA autómoma, Pablo Micheli asegura que pedirá subas del 33 al 35%, pero además le reclamara al Gobierno que firme un decreto prohibiendo los despidos por un año. A esta altura del verano, con la mayoría de los caciques sindicales en las playas, todos miran a Hugo Moyano. El titular de la CGT ya adelantó en la mesa de Mirtha Legrand que la innflación va a andar alrededor del 30%. A buen entendedor,pocas palabras. Esa será entonces la medida de negociación para el camionero. Pero en la provincia de Buenos Aires hay quienes suben la apuesta. Es el caso de líder de ATE, Oscar Isasi, quien le reclama al gobierno de Vidal un aumento del 44%. Sin embargo, el que puso la vara más alta, fue Luis Barrionuevo, el titular del gremio Gastronómico. Acostumbrado a jugar fuerte, dijo que pedirá el 50% de aumento.

AL FONDO DEL ABISMO

La idea que maneja Macri es que los gremios reciban sumas puente. Quiere postergar hasta donde se pueda los acuerdos definitivos. Eso solo se puede lograr en tanto y en cuanto haya una notable desaceleración inflacionaria, algo que por ahora no ha logrado desactivar el Gobierno. Un caso testigo es el de los bancarios, que recibirán una compensación para este primer trimestre. Ya percibieron 5.500 pesos y el resto llegará en tres cuotas de tres mil.

Otro tema a tener en cuenta y en el que los gremios están dispuestos a pintarse la cara, tiene que ver con los despidos de estatales, que ya alcanzaron a los 15 mil agentes. Ajuste, despidos, paritarias y ganancias esperan a Macri después de su periplo en Davos. El retorno al Fondo Monetario Internacional es otro factor que preocupa a los gremios. Huelen posible ajuste y temen que haya que ceñirse más el cinturón. Algo que no quieren hacer. No están dispuestos a que los trabajadores vuelvan a ser el banco de pruebas de los organismos financieros internacionales que acercan como método fórmulas recesivas y políticas de hambre.

Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP. Su correo electrónico es jorgejoury@gmail.com. Quienes quieran consultar su blogspot, pueden recurrir al sitio, Jorge Joury de Tapas-