La ministro de Desarrollo Social Carolina Stanley presentará mañana a los líderes de movimientos sociales un bono de $3.000 para afrontar la crisis económica que comenzó a sentirse en las últimas semanas del primer semestre.

También se evalúa poner en marcha un plan alimentario para auxiliar a las zonas más pobres del conurbano, donde empieza a observarse un malestar creciente en los barrios y rumores de posibles piquetes frente a supermercados.

La fuerte devaluación y el impacto en los precios en la canasta básica obligó al gobierno a inyectar más dinero en los bolsillos de quienes necesitan la ayuda directa del Estado, que sostiene básicamente la clase media.

El bono funcionaría como una ayuda por única vez para casi 400 mil personas –unos 260 mil de Hacemos Futuro, el resto de planes del Ministerio de Trabajo y otras áreas- que cobran el Salario Social Complementario. Fijado en la mitad del salario mínimo, vital y móvil, este mes llegará a $5.000: el Gobierno también evalúa ofrecer un aumento como adelanto a cuenta de la nueva cifra que se acordará en el Consejo del Salario, previsto para agosto.

Tal como está previsto, el gobierno además prepara una parte del acuerdo con el FMI para destinarlo a planes sociales. Se trata de $13.500 millones que irían a una suba de la Asignación Universal por Hijo. En julio la AUH quedó en $1.577 y la próxima actualización automática será en septiembre.