Mario Aurelio Poli, presidió en la plaza
Constitución la duodécima misa en solidaridad con los excluidos y las víctimas
de tráfico y trata de personas, donde exhortó a no discriminar a nadie ni a
incurrir en xenofobia. “Que no nos invada un
sentimiento de xenofobia contra nuestros hermanos bolivianos, paraguayos,
peruanos y ahora también venezolanos que están llegando al país”, pidió ante
cartoneros, vendedores ambulantes y otros trabajadores informales.
“Los argentinos tenemos muchos problemas, pero que a nadie se
le ocurra discriminar”, sostuvo, e invitó a pedirle a Dios no ser “indiferentes
ante el sufrimiento de los demás”.
Además, advirtió que “hay una fuerza oculta que usa a sus
hermanos, a sus hermanas, que los somete y que hace de la exclusión un negocio
exitoso como la droga y todas las formas que conocemos en la Argentina”.
El cardenal Poli llamó también a “tomar la fuerza de Jesús en
la Eucaristía para seguir luchando contra la exclusión y la trata”.
En la oración de los
fieles, se pidió para que el Estado
“combata toda la cadena de la trata y no caiga en el encubrimiento” y en el
momento de las ofrendas se colocó el carro de un cartonero junto al altar,
además de otros símbolos de organizaciones que luchan contra la exclusión y la
trata. Entre ellos, remeras, revistas, un cancionero de El Hogar de Cristo,
llevado por hombres que salieron de la adicciòn a las drogas, y estampitas de
santa Josefina Bakhita, religiosa africana que fue esclava en Sudán, estampas
que se repartieron al final.
La misa fue concelebrada por el obispo emérito de Río
Gallegos, monseñor Juan Carlos Romanin, y con diez sacerdotes. Entre ellos, el
presbítero Lorenzo de Vedia, párroco de la parroquia Virgen de los Milagros de
Caacupé, en la villa 21-24, de Barracas, quien antes de la celebración habló
del amor a Dios y a la Virgen que mueve al pueblo de Dios y animó a manifestarse
contra el trabajo esclavo.