El camino hacia el cero kilómetro está lleno de dificultades. Las condiciones son cada vez más duras. Los datos de créditos prendarios muestran precisamente la dificultad para comprar un automóvil recién salido de fábrica.

De acuerdo con un informe de First Capital Group, presentaron un saldo de la cartera a fines de octubre de 2019 de $82.813 millones, un retroceso del 17% versus la cartera a fines del mismo mes de 2018, de $99.762 millones.

“Muchos factores negativos inciden en esta tendencia a la baja: 1) el aumento del valor de los rodados, 2) el aumento de la tasa de interés, 3) la desaparición de las operaciones a plazos superiores a los 24 meses, 4) la retirada de los bancos comerciales de este circuito y 5) la desconfianza del consumidor”, enumeró Guillermo Barbero, socio de First Capital Group.

Casi finalizando el 2019, la tendencia de los créditos prendarios se muestra declinante durante todo el año y con baja probabilidad de repunte.

La variación de octubre con respecto al saldo del mes anterior (septiembre) marcó una caída del 1,94%, continuando la tendencia evidenciada el último año. Mientras que el mes anterior cayó 0,5% y el anterior 1,7%.

Al analizar el saldo de préstamos prendarios de los últimos cinco años, el mismo ha disminuido 30% en valores reales ajustados por IPC. A poco de cerrar el 2019, la tendencia no se ha revertido.

Este análisis de la evolución de los créditos prendarios demuestra que el volumen de financiamiento ha venido cayendo en la medida que se va desvalorizando la moneda nacional.

A principio de 2014, el stock alcanzaba los $31.652 millones, los cuales ajustados por la variación del índice de precios al consumidor equivaldría a $139.153 millones, mientras que, a fines de 2018, el saldo real apenas superaba los $97.000 millones, un 30% menos.

Recorriendo el comportamiento de los créditos prendarios en el ultimo tiempo, se nota que el volumen de financiamiento ha caído, desde enero 2014 hasta julio de 2016, con una breve recuperación durante la “primavera pre-electoral” del 2015. Regresó a una tendencia alcista durante el segundo semestre del año 2016, lapso de bonanza que se extendió hasta fines del año 2017, motorizados principalmente por la línea UVA. A partir de allí en la medida que se fue desvalorizando la moneda, comenzó una sostenida baja de los saldos financiados con prendas durante todo el año.

“Muchos factores se asociaron para arrojar este resultado. El más notorio y evidente: el alza de la tasa de interés activa, lo cual desalentó la renovación de vehículos que se encontraban dentro del rango de uso normal, por lo cual se puede esperar a producir el recambio en mejores condiciones, postergando en el tiempo el consumo", amplió Barbero de FCG.

La “volatilidad” es otro de los factores que ha influido en este resultado ya que trajo aparejada una disminución de los plazos que se ofrecían en las financiaciones.

También se debe mencionar el alza del tipo de cambio, el cual se trasladó en gran medida al precio de las unidades nuevas, junto con los anteriores factores hacen inalcanzable el crédito para amplios sectores de la población.