* Por Jorge Joury

El implacable camino del ajuste está empezando a dejar su huella dolorosa en la piel más sensible del conurbano bonaerense. Las estadísticas muestran que un 60% de los hogares presentan dificultades para llegar a fin de mes. Otra postal impensada en el paìs de los alimentos, es que los comerciantes tienen que llegar al colmo de vender carne en fetas porque el producto es casi inalcanzable. También, se ha desplomado el consumo de leche porque su precio es casi inaccesible para los sectores indigentes y creció la ingestión de harinas como única manera de llenar el estómago. Se duplicó además el número de chicos en los comedores escolares.
Pero tampoco la clase media se salva del tsunami. Hoy más de la mitad de los padres no pueden pagar las cuotas de los colegios privados de sus hijos. Las autoridade reconocieron que existe una morosidad preocupante. En las familias argumentan que apenas llegan al 20 de cada mes y se endeudan porque los aumentos salariales están muy por debajo del costo de vida.
Es una prueba más, que la crisis económica pega en todos los frentes. Los intendentes de las zonas de mayor indigencia, han alertado que muchos vecinos golpean a las puertas de las comunas clamando por bolsas de alimentos. También señalan que los familias más necesitadas no tienen con que calefaccionarse y lo hacen con leña. La proliferación de los robos tiene que ver con la preocupante problemática social, lo cual fortalece la sensación de inseguridad en la población. El ex ministro Daniel Arroyo, define al actual escenario en el Gran Buenos Aires como "un fenómeno de empobrecimiento generalizado".

COMPRAR BARATO COMO SEA

El auge de las segundas marcas es otro aspecto que marca tendencia. Las compras comunitarias, son una variante. Dos o tres familias se juntan. comparten gastos de combustible en un vehículo para ir al mayorista y luego se reparten los productos. Una de las mujeres que aplica esta metodología, señaló que aprovechando puntualmente la grilla de ofertas, en una compra de tres mil pesos, "se pueden ahorrar casi 800".
Además, los almacenes de barrio para subsistir, han reciclado las tradicionales libretas de fiado. En lo que tiene que ver con la indumentaria, resurgieron las ferias americanas en los garages de casas particulares donde se vende ropa usada de buena calidad y a un precio muy conveniente. La Feria La Salada, en Lomas de Zamora es el único sitio que está logrando sobrevivir, frente a muchos negocios que ven decaer sus ventas. En esa dirección, es notorio el cierre de comercios que ya no pueden hacer frente al tarifazo energético y a los altos alquileres.
También hay que poner en foco, que cada vez se atiende más gente en los hospitales públicos, donde generalmente no alcanzan los insumos porque miles de familias, principalmente los monotributistas, hoy no pueden hacer frente a las cuotas de las obras sociales.

ALARMANTE CAIDA DEL CONSUMO

En este escenario, muchas personas se dirigen a hacer sus compras al Mercado Central donde en el caso de la carne obtienen precios muy inferiores a los del comercio minorista. Hay entre 40 y hasta 50 pesos de diferencia por kilo de carne blanda. También los canillitas admiten que disminuyeron notoriamente la venta de diarios y revistas. Otro dato de la realidad es que mucha gente apela a la compra de cigarrillos truchos que venden los manteros o como en la antiguedad, adquieren tabaco para armarlos. Los taxistas además reconocieron que han mermado sustancialmente los viajes y encima les pega muy fuerte el aumento de los combustibles.

La situación actual, más allá del latigazo inflacionario, también tiene que ver con que hay un mercado laboral en emergencia . Que no crea empleo, que tiene el 50% de su población en situación de informalidad, un 34% de pobres y un 60% de los hogares con dificultades para llegar a fin de mes. Además, está instalado en la gente el temor generalizado a quedarse sin empleo y aumentaron las consultas a los psicólogos frente a situaciones de pánico. "La gente está como paralizada", admitió uno de los profesionales consultados.

EL PULSO DE LAS ENCUESTAS

A contramano del discurso del Gobierno, que considera que no hay crisis de desempleo, casi todos los encuestadores afirman que más del 60 por ciento de las personas consultadas sostienen que existe una grave situación de despidos y pérdida de empleo. Hay dos encuestas que señalan que la mitad de los ciudadanos piensan que ellos mismos o alguien de su familia podría perder el trabajo este año. Los sondeos de opinión más frescos puntualizan que el desempleo ya pasó a ser la principal preocupación de los argentinos, por encima de la inflación y la corrupción. Muy lejos, en cuarto lugar, quedó anclada la inseguridad. Las conclusiones surgen de una grilla de encuestas en las que, cada consultor por su lado, llega a resultados casi idénticos. Federico Aurelio, uno de los titulares de Aresco, sostiene que el 67 por ciento de los ciudadanos considera que hay una crisis de empleo, y es después de la inflación el problema económico más relevante. Esto se produce en un marco de gran preocupación y valoraciones negativas de la situación económica actual del país. Cuando a la gente se le pregunta por su situación personal, también las valoraciones son negativas respecto de lo que pasa en su economía familiar, aunque por supuesto, como es tradicional, algo menos negativas que cuando el encuestado habla sobre la situación del país. El empleo es un factor que tiene una gran incidencia en el humor social de la población, aseguran los especialistas.

MENOS TRABAJADORES ASEGURADOS

Los sectores que según los datos son los que presentan mayor nivel de preocupación, corresponden a la franja de edad de 30 a 45 años y los niveles económicos de clase media. Las franjas populares comparativamente muestran menor nivel de inquietud que la clase media. Una hipótesis puede ser que aquellos con trabajo formal, es decir que tienen puestos fijos, pueden sentir más seguridad o protección. Por lo menos más que la clase media que, en gran parte, están fuera de convenio.
Otra sensación térmica, la aporta la Unión de Aseguradoras de Riesgo de Trabajo (ART), que sostiene que la cantidad de trabajadores asegurados cayó en 90 mil desde diciembre. De ellos 57 mil pertenecen a la construcción que vio desplomarse su actividad verticalmente por el freno a la obra pública y el Plan Procrear, así como una fuerte caída en la actividad privada a punto que los proveedores de insumos muestran un descenso de 22,3 por ciento respecto al mes de abril de 2015.
Por cada puesto que se pierde en la construcción de manera directa, caen otros dos, indirectamente, muchos informales, por lo que la magnitud del daño es mayor que la que refleja la estadística de la Uocra. En La Plata hay casi 15 mil obreros desempleados.

LAS PYMES TAMBIEN AGONIZAN

Por otra parte, se registraron hasta hoy 33.052 despidos estatales, por lo que el conjunto del sector formal privado y estatal ha perdido ya no menos de 200 mil puestos de trabajo a los que hay que sumar los puestos informales de difícil registro pero que elevan ese número a un piso total de 250 mil empleos perdidos en solo cuatro meses, algo así como dos mil trabajos diarios. Otras cifra que alarma se conoció en las últimas horas y tiene que ver con que el 10% de las pymes del país se fundió en apenas cinco meses, a raíz del tarifazo en los servicios públicos, la inflación y la "altísima presión tributaria", de acuerdo con un informe de la Federación Económica de la Ciudad de Buenos Aires (FECIBA). Los datos surgieron de un relevamiento interno que hizo la entidad y sus cámaras asociadas, desde el 1 de enero hasta el 10 de mayo pasado.
Hasta aquí los números crudos patentizan la fotografía de un presente doloroso. La realidad, requiere de manera urgente de una medicina efectiva. La gente no puede esperar hasta el segundo semestre para poder comer.

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la Universidad Nacional de La Plata.