Los argentinos debemos prepararnos para afrontar meses muy duros producto del fuerte ajuste que ha puesto en marcha el Gobierno para cumplir con las metas impuestas por el FMI. La mayoría de los analistas privados coinciden en que la inflación de septiembre osciló entre 5,5% y 7%, la más alta del año. Frente a este panorama el costo de vida anual podría escalar por encima del 42%, mientras los salarios sufren un fuerte atraso.

Por lo pronto, octubre comenzó sin respiro para los bolsillos. Tampoco se pueden ignorar los efectos que tendrá el nuevo plan monetario que promete acentuar la recesión al congelarse la masa de dinero circulante.
En la escalada de aumentos hay que señalar que desde este lunes se incrementó por segunda vez en el año la tarifa del gas, con subas que están entre el 30% y el 35%. La suba es menor al que esperaban las empresas, pero tendrán otra suba prevista para enero. Esto se suma al aumento de abril que fue de un promedio de 32%.
En lo que respecta a las góndolas de los supermercados, las empresas lácteas tienen en las gateras un aumento del 20% para este mes. Se trata de un incremento en las listas de precios que ya fue presentado por las empresas al Gobierno.
Claro que los incrementos también llegarán al transporte público. A partir de este lunes se incrementaron los boletos colectivos de la Ciudad y el Gran Buenos Aires. Los colectivos ya tienen un piso de $ 13 cuando habían arrancado el año en $ 6.
En tanto, los pasajes de trenes metropolitanos subirán entre un 9% y un 18% a partir del 15 de octubre. Se trata de la quinta remarcación en el año para un servicio que transporta a más de un millón y medio de usuarios todos los días. Así, con la actualización de las tarifas ferroviarias los trenes San Martín, Sarmiento y Mitre tendrán un costo mínimo de $ 8,75; el Belgrano Sur, Roca y Urquiza de $ 5,50; y el Belgrano Norte de $ 4,75.
Quienes tengan movilidad propia también sufrirán incrementos significativos este mes ya que se prevén aumentos en peajes que se suman a los aumentos de combustibles de los últimos días.
El peaje de la autopista Buenos Aires-La Plata aumentó entre un 20% y un 25%. Sólo morigerarán el impacto aquellos que tengan Telepase porque el aumento será de 12,5%. Vale recordar que este fin de semana subieron las naftas las principales petroleras con incrementos de 10% promedio. En lo que va del año, la nafta súper en YPF subió 13 veces y acumula un alza del 58%.
En lo que respecta a la medicina prepaga, las prestadoras anunciaron que este mes la cuota de los planes de salud aumentará un 8%. En lo que va del 2018 el servicio acumula un incremento del 29,8% y se estima que en diciembre próximo llegará el quinto aumento del año.
Aquellos que vivan en edificios o condominios también sufrirán un incremento en las expensas de este mes. Pues, los encargados recibieron un bono de $ 2.000 que se estima que tendrá un impacto del 15% en las cuentas. Vale recordar que en septiembre pasado las expensas se habían incrementado un 15% debido al segundo tramo del aumento salarial de los porteros.
MAS RECESION EN PUERTA
También hay que señalar que la economía sufrirá el impacto del nuevo plan monetario que promete agudizar la recesión durante varios meses. Desde este lunes el Banco Central empezó a congelar la masa de dinero circulante, lo que trabará aun más la actividad económica. Los efectos esperables en el corto plazo, sobre los presupuestos de las familias, serán, en promedio los siguientes:
1. La pérdida de capacidad de compra. Congelar el total de dinero en circulación y a la vista, mientras los precios mantienen una inercia ascendente, significará destinar más pesos para pagar un mismo bien o servicio, y por tanto contar con menos dinero para otras operaciones; o desplazarse hacia bienes y servicios de menor calidad.
2. Menor acceso al crédito. La consecuente suba de las tasas de interés, que desde hace más de 4 meses ya se afirmaron arriba del 60% anual, como promedio, pero que para algunas transacciones, como el descuento de documentos de empresas y el financiamiento de saldos impagos por el uso de las tarjetas de crédito, que se ubican entre 80% y 90% anual, desalienta la solicitud de préstamos, en particular para consumo de bienes durables, como la compra de un artefacto para el hogar, la bicicleta o moto, y más aún de un auto o la vivienda.
3. Mayor necesidad de dinero para pagar el crédito y menos para consumo. Para quien sacó un crédito a tasa variable, la suba de los intereses que generará el congelamiento de la base monetaria provocará incrementos en la cuota mensual que obligará a recortar algunos gastos habituales y cambiar algunos hábitos de compra. Ya se vio en los datos del Indec sobre niveles de ventas en supermercados y shoppings sendas caídas de casi 4% en julio; se espera mayor baja en las estadística de agosto y septiembre.
4. Menor demanda, menor actividad. Una de las consecuencias directas de la suba, o al menos sostenimiento de altas tasas de interés, que llevará a menor consumo y también freno a proyectos de inversión, será la retracción de la producción de bienes y servicios.
5. Menos trabajo y más suspensiones. Hasta julio las estadísticas laborales de la Secretaría de Empleo daban cuenta de cuatro meses consecutivos con caída de los puestos registrados, y proyectaban un trimestre con destrucción neta; y aumento de los casos de empresas con recorte de la jornada laboral.
6. Altas tasas de interés y menor crecimiento monetario reducen el valor de los activos. La contracara de la suba de las tasas de interés es la baja del precio de los bonos. Las expectativas de aumento del PBI y los incentivos al gasto se ven afectados y puede dar lugar a la generación de un círculo vicioso. En ese proceso se produce una indeseada redistribución de ingresos entre deudores y ahorristas de la que pocos pueden escapar.
7. Una política monetaria restrictiva tiende a atraer influjos de capitales y apreciar la tasa de cambio. Al hacer más baratas las importaciones y encarecer las exportaciones, tiene un efecto adverso sobre la balanza comercial, el PBI y el empleo productivo, aunque contribuye a desacelerar el ritmo de la inflación, hasta que aparece una crisis de divisas que busca revertir la situación con un alto costo social, como es el aumento de la pobreza.