Por Jorge Joury| En momentos en que el Gobierno viene anunciando a tambor batiente que la economía está mejorando y aparecen los primeros brotes verdes, otra noticia sacude y ensombrece el costado más sensible de la sociedad . Tiene que ver con el mundo de los más pequeños que mueren por la carencia de alimentos. El dato que disparó todas las alarmas, es que luego de seis años de índices en caída, y tras haber alcanzado el mínimo histórico en la Provincia en 2015, vuelve a resurgir como un fantasma, el aumento de la Tasa de Mortalidad Infantil. Se conocieron en las últimas horas guarismos que determinan la cantidad de niños menores a un año de edad fallecidos en las regiones sanitarias más pobres del territorio bonaerense, entre ellas, Florencio Varela.
Si bien el aumento en líneas generales no es drástico, la Fundación Soberanía Alimentaria alertó en las últimas horas ante la creciente brecha de desigualdad entre las porciones de territorio más ricas y las más empobrecidas en el amplio mapa de la castigada geografía bonaerense. Por poner un ejemplo, en 2015, la Tasa de mortalidad infantil fue del 9,86 y "con los datos disponibles es posible estimar para 2016 una de 9,9 defunciones cada mil nacidos, aunque no se conocen aún las causas", según reza el informe.
La regiones sanitarias que incrementaron la tasa de mortalidad en 2016 y que hoy aparecen en rojo, por encima de la media provincial, son la II que comprende a General Villegas, Pehuajó, Rivadavia, Trenque Lauquen y Daireaux, la VI que comprende a distritos como Esteban Echeverría, Ezeiza, Florencio Varela, Lanús, Lomas de Zamora, Quilmes y la VII que involucra a Luján, Marcos Paz, Moreno, General Rodríguez y Las Heras.
El presidente de Soberanía Sanitaria, Nicolás Kreplak, sostiene que "a nivel general se podrá decir que la tasa de mortalidad infantil es similar a la de 2015, pero desagregando por distrito se percibe la desigualdad. Es notorio, que volvió a crecer la brecha entre el interior y el norte del Gran Buenos Aires, donde hay más ricos, y el Conurbano, que es significativamente más pobre".
Por ejemplo, en el segundo cordón, que involucra a los municipios del sur -donde existen mayores carencias- la mortalidad de los niños menores a un año de edad aumentó a 11.31.
El informe da cuenta que "la desigualdad en la distribución de la tasa de mortalidad infantil entre las regiones sanitarias subió cerca de 2,5 veces comparado al 2015. La diferencia de la tasa entre el llamado interior y el GBA se incrementó cerca de diez veces, a pesar de que entre 2014 y 2015, había disminuido llegando a valores muy similares".
Frente a este cuadro de situación, si bien es cierto que Macri amplió significativamente la plantilla de planes sociales, los intendentes que tienen que ponerle el pecho al clamor diario de la gente, sostienen que "debería llegar más ayuda. Estamos sacando de nuestros presupuestos y no alcanza", sostienen . Y agregan, que "el el gobierno bonaerense en septiembre subió el 42% la recaudación, por lo que recursos hay".
Según cifras del INDEC, en el país hay el 43% de pobreza infantil. El dato mete miedo, ya que hace pocos días, la sociedad argentina y el gobierno nacional celebraron que 600 mil personas adultas hayan dejado de pertenecer a ese conglomerado de 12 millones de compatriotas que viven en la pobreza. Pero también hay que decir que la contracara es el aumento de la indigencia.
Como todos recuerdan,el presidente Mauricio Macri en campaña prometió pobreza cero, algo que después corrigió agregando que es difícil de lograr en un solo período de gobierno. Lo que debería hacer ahora el jefe de Estado, es poner todo su esfuerzo por lograr la indigencia cero. Más aún en un país como el nuestro, que produce en alimentos para 400 millones de personas, 10 veces más de lo que consume. En los guarismos conocidos recientemente en cuanto a la indigencia, hay un dato fundamental que aparece desagregando la inflación.
Dentro del 1,4% de incremento de precios a nivel general registrado en agosto, los alimentos aumentaron un 2,1 por ciento.
Por poner ejemplo en el interior, en Santa Fe la indigencia se disparó peligrosamente. En Rosario, en el semestre anterior, las personas en situación de indigencia representaban el 14,1 por ciento y ahora treparon al 26,5 por ciento. La situación alarma, teniendo en cuenta que Santa Fe exporta por 13 mil millones de dólares, de los cuales 10 mil provienen de la agroindustria. En este segmento,1.300 millones de dólares representa el biodiesel. Esa provincia es la segunda economía del país, lo que está marcando que la Casa Rosada no está acertando con la fórmula para ir al núcleo del problema.
A esta altura de las circunstancias, también debería tenerse en cuenta que si los precios cuidados no ayudan al bolsillo y son tan resistidos por las cadenas de hipermercados, tal vez sea hora de acordar una canasta básica de alimentos insoslayables para la nutrición elemental, sobre todo cuando el 43% de los pobres son niños. El licenciado Daniel Arroyo me dijo hace unos días, cuando participamos de un programa televisivo, que "la pobreza en Argentina tiene cara de niño, mujer y joven. El 43% de pobreza infantil, lo que está haciendo es hipotecar el futuro de nuestro país".
Otro dato relevante que remarcó Arroyo, es que ha bajado notoriamente el consumo de leche y se ha duplicado la demanda de alimentos en los comedores en general, hecho que fue denunciado la semana pasada desde los micrófonos de la 97.7. La leche ahora desaparece como antes lo hicieron la carne y el huevo. Por estas horas en el conurbano, lamentablemente miles de familias no tienen otra alternativa que "anestesiar" el hambre con carbohidratos.
La situación puede agravarse después de las elecciones del 22 de octubre, cuando el Gobierno estará obligado a poner en marcha el tarifazo postergado en la luz y el gas. Puede ser otro golpe letal para el desgastado bolsillo.
El aumento de las naftas a partir de la desregulación, también sólo es cuestión de días. El viernes pasado se conoció que las petroleras aumentaron entre un 10% y un 11% el canal mayorista. Esto es un anticipo de lo que vendrá en el mercado minorista. Es de manual, que siempre que la nafta aumentó, la cadena de distribución y logística por carácter transitivo incrementaron sus costos, por lo cual se trasladará inexorablemente a las góndolas. No es descabellado entonces, proyectar, que frente a este cuadro de situación, la cantidad de indigentes difícilmente pueda decrecer.
También hay que tener en cuenta que la malnutrición y las carencias educativas, no hacen otra cosa que agravar los problemas de las personas que viven en condiciones de alta pobreza. Limitan seriamente las posibilidades para que puedan encontrar caminos que les permitan encontrar una salida. El último estudio de la Universidad Católica, indica que la malnutrición en todo el país está por encima del 40% en el sector más bajo de la población, un dato elocuente que debería motorizar urgentes medidas.
*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP. Su correo electrónico es jorgejoury@gmail.com.