La mudanza de la línea de producción de motos de la empresa nipona de Varela a Campana, puso en una encrucijada a unos 200 trabajadores y sus familias: optar entre mantener el trabajo y viajar 200 km a diario o aceptar un retiro voluntario, en marco de incertidumbre por la ola de despidos que transcurre en el ámbito público y privado.

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De fábrica con altos niveles de producción anual a galpón de depósito. Ese es el ciclo que atravesó la planta de Honda Motor de Argentina en Varela en los últimos 10 años. El fin de ese lapso se da durante el gobierno de Mauricio Macri, donde el discurso del gobierno es el de alentar a las empresas a generar competitividad: baja de salarios, reducción de empleados y de costos, mayor flexibilización, entre otras variables.

El anuncio del cierre de la fábrica en Varela y la decisión de la empresa de mudar la producción local de motos al parque industrial de Campana, comenzó a mostrar los primeros coletazos en la vida de los 200 trabajadores de Honda y las consecuencias sociales que implican el cambio en su rutina diaria.

Maximiliano Román, Maximiliano García y Martín Aranda son operarios de las líneas de montaje de motocicletas de la empresa. Su trabajo estaba en Varela. Estaba. Ahora deberán recorrer a diario unos 200 kilómetros (ida y vuelta) entre sus casas, sus familias y el lugar de trabajo. Una maniobra especulativa de la empresa nipona como parte de la oferta que les presentó a los 196 operarios bajo convenio y a los 4 administrativos que tenía contratados para la producción en la terminal varelense. La otra: el retiro voluntario con las indemnizaciones correspondientes, aunque en un contexto económico complejo donde el trabajo “se puede perder a la vuelta de la casa”, según dijo el delegado gremial de Smata Quilmes, Ariel Paredes.

“Se ha preferido la continuidad laboral. La cuenta que sacaban ellos era que vayan a Campana la menor cantidad de trabajadores y arreglar con indemnizaciones, pero hoy está complicado conseguir trabajo. La gente entonces no quiso las indemnizaciones, la gente quiere llevar la plata a su casa todos los meses para poder pagar el plato de comida”, dijo Paredes en el canal de noticias CN23 esta semana.

El gremio de Smata ya venía denunciando despidos y suspensiones en el sector automotriz a mediados de abril de este año cuando se confirmó el cierre de la terminal de Ingeniero Allan: el propio secretario General de la entidad sindical Ricardo Pignanelli advirtió con preocupación que hay "algunos despidos, algunas suspensiones y algunos traslados de trabajadores como es el caso de la empresa Honda que se trasladará desde Florencio Varela a Campana al norte de la provincia de Buenos Aires".

La señal del gremio fue clara en la voz del propio Pignanelli: “Primero está la gente en el medio, están los trabajadores y tenemos que pensar muy bien lo que tenemos que hacer para minimizar los problemas en nuestro sector. Nosotros no arriamos a la gente”.

Entre los puntos que acordó el gremio con Honda es facilitar el mejor traslado para los trabajadores hasta Campana. Un sacrificio diario a cambio de mantener el trabajo. “Gente que vos tenías alrededor de la fábrica, una multinacional radicada en el municipio, a donde la mayoría venían a trabajar caminando”, dijo Paredes. El acuerdo es un viaje a cargo de la empresa con 5 micros, con paradas en diferentes puntos ya pactados con el gremio para llevarlos a Campana. A esos micros llegarán en combis. No habrá turnos rotativos: los operarios que van desde Varela cumplirán la jornada de trabajo de 8 a 17 horas.

Este esquema es a modo de prueba por 6 meses según indicaron desde Smata, ya que los operarios deberán evaluar en ese tiempo si finalmente se adaptaron a la rutina y la distancia. Luego hay una segunda etapa tras la adaptación, que incluye la posibilidad de radicación de los trabajadores y sus familias en la zona de Campana. Esto fue parte de los puntos del acuerdo firmado en el Ministerio de Trabajo entre Honda y el gremio, aunque en concreto por ahora sólo está el viaje ida y vuelta en micro.

La vida social será diferente para los operarios. Asentados en Varela, Berazategui, Hudson o en la región, muchos trabajadores tienen otras actividades como por ejemplo estudiar o ir a buscar a sus hijos a la escuela, que quizás deban resignar en lo inmediato para poder seguir siendo parte del plantel laboral de Honda. “Eso también influye mucho en la decisión que uno tiene que tomar, pero hoy en día la situación no está como para regalar el laburo y más un laburo de estas características. Creemos que un laburo así no lo vamos a conseguir, por eso vamos a ir todos para Campana a seguir laburando como siempre. Iremos tras el trabajo, si nos mandan a Campana, iremos a Campana todos los días, haremos el sacrificio por la familia, muchos tenemos hijos y tenemos que darles de comer y la educación”, dijo Martín Aranda ante las cámaras de TV.

Maximiliano García también se lamentó por el tiempo que deberá dispensarle al viaje y los cambios que esto generará en su círculo familiar. “Yo por ejemplo salía a las 16 y fichaba y a las 16.15 estaba entrando a mi casa. Personalmente no tengo hijos pero tengo una familia, hermanos. Soy de Hudson y esto es un sacrificio enorme que hoy en día nosotros los trabajadores lo vamos a tener que hacer, porque nosotros, todos conocemos lo que está viviendo la sociedad y como está la situación laboral”.

Malestar en el Municipio por traslado sin aviso 

El secretario de Gobierno de Varela, Andrés Watson expresó el malestar de las autoridades de la comuna para con la empresa Honda y la decisión de mudar la producción a Campana. “No hubo comunicación alguna de parte de la empresa y sobre todo con un Municipio presente. Esta medida nos entristece y nos enoja mucho”, dijo en el canal de noticias CN23, donde fue convocado para hablar sobre la situación junto con el concejal del FPV, Luis Angel Paz.

Watson dijo además que con la medida, la empresa “está violando la ley laboral que llega a 65 kilómetros, así que es una situación muy comprometida en la que el Municipio no tiene mucho margen, inclusive el gremio ha actuado sobre una decisión ya tomada de la empresa”. Y agregó: “Salir a las 4 de la mañana para llegar a las 8:00 de la noche, agota a los trabajadores”.

A principios de 2015, en la terminal de Ingeniero Allan la empresa ya producía diez modelos de motos que se comercializan en el mercado local, con la proyección de invertir u$s 10 millones para ampliar la producción nacional y lanzar un nuevo modelo de motocicleta con alta integración de piezas locales. Pero todo ese proyecto, si Honda lo mantiene, lo llevará a Campana.

“Desde que la empresa inició las tareas en 2006, ha salido por ordenanza una promoción industrial por la que se los eximió del pago de impuestos en un 100%, el segundo año del 75%, el tercer año 50%, el cuarto 25%. Siempre el Municipio estuvo del lado de la empresa”, dijo el secretario de Gobierno de Varela. En ese sentido –dijo el funcionario- el Municipio a través de la mano de Julio Pereyra, brindó todo para que la empresa se instalara, no sólo con Honda sino que lo hace constantemente con todas las empresas.

“El intendente pidió a los concejales que se acercaran a los trabajadores y buscaran la forma de colaborar y de que la empresa se retractara o buscara una solución, y cuando nuestro bloque programa una resolución para poder instar al Gobierno Nacional y Provincial a intervenir para que Honda se retracte, los concejales de la oposición ni siquiera la tratan porque estaban apurados para ir a saludar a un Ministro que venía a un acto. Nos parece poco serio”, dijo Watson.

Por su parte, Paz, señaló que “esta es una medida política que ha tomado el Gobierno Nacional y Provincial”. Y explicó que “el Concejo Deliberante ha estado trabajando sobre el caso Honda, pero “hemos tenido un ejercicio de violencia institucional tremenda porque el presidente del Consejo Deliberante de Cambiemos con el Frente Renovador y Nuevo Encuentro hicieron que se levantara la sesión y no se pudo expresar la defensa a los trabajadores”.

Paz también resaltó la situación son solamente tiene que tiene que ver con Honda, sino también con la Universidad Jauretche y la situación financiera y el Hospital Néstor Kirchner y las medidas económicas. “Florencio Varela es uno de los distritos más humildes y no despidió a una sola persona y nosotros no queremos volver a épocas pasadas. La violencia que ejerce Cambiemos desde el punto de vista institucional es tremendo”, cerró Paz.