La primera ministra británica Theresa May activó de manera formal el proceso que habilita las negociaciones para salir de la Unión Europea.

La primera ministra británica, Theresa May, ya presentó los documentos formales para abandonar la Unión Europea, empujando al Reino Unido hacia lo desconocido y desencadenando años de negociaciones inciertas que pondrán a prueba la unidad del bloque continental.

Para la UE, debilitada por las sucesivas crisis de deuda y de refugiados, la pérdida del Reino Unido es el mayor revés en sus 60 años de esfuerzos por forjar una unidad europea tras dos devastadoras guerras mundiales.
Los líderes europeos dicen que no quieren castigar a Reino Unido. Pero ante un auge de los partidos nacionalistas y antieuropeos, no pueden darse el lujo de ofrecer a Londres términos generosos que podrían alentar a otros estados miembros a seguir su ejemplo y romper el bloque.

El Reino Unido quiere abandonar el mercado único europeo para controlar la inmigración, pero confía en poder alcanzar un acuerdo para seguir vinculado de alguna forma a ese mercado antes de que deje el bloque, algo que, como máximo, ocurrirá la medianoche del 29 de marzo de 2019.
Sin embargo, Angela Merkel, la canciller alemana, dijo que primero debe concretarse el divorcio, así como las conversaciones sobre las contribuciones financieras británicas y la inmigración de ciudadanos comunitarios.
"Sólo cuando se haya tratado esa cuestión, podremos -esperemos que inmediatamente después-, comenzar a hablar sobre nuestra relación futura", dijo Merkel en Berlín.
En su discurso en la Cámara de los Comunes, May por su parte, dijo que el Reino Unido inicia un "viaje trascendental" al activarse el Brexit e instó a la "unidad" del país de cara a las negociaciones con el bloque.
El anuncio de May con la intención británica de salir del bloque bajo el Artículo 50 del Tratado de Lisboa de la UE fue entregado en mano a Tusk en Bruselas por Tim Barrow, el representante permanente británico ante la UE.

May, declaró que ya "no hay vuelta atrás", en un hecho, que no tiene precedentes y que llega apenas días después de que la UE celebrara los 60 años del Tratado de Roma, que le dio origen, deja al Reino Unido, la quinta economía del mundo y la tercera de Europa, profundamente dividido, además de poner a prueba el futuro y la supervivencia del bloque y del proyecto de integración europeo.
"De acuerdo con los deseos del pueblo, el Reino Unido abandona la UE. Este es un momento histórico del cual no puede haber vuelta atrás. El proceso está en marcha", afirmó la conservadora May en un discurso ante el Parlamento, en Londres.

Por su parte, el presidente de Francia, François Hollande, afirmó que el Reino Unido "pagará necesariamente las consecuencias" del Brexit y recordó que la salida de ese país de la UE fue decisión de los británicos.

"Es una decisión soberana pero, al mismo tiempo, la haremos de tal modo que no vaya en detrimento de Europa y que el Reino Unido siga siendo un socio de la Unión", dijo Hollande.

Ningún país ha salido antes de la Unión Europea y las instrucciones para hacerlo son muy pocas.

El artículo 50 prevé dos años para las negociaciones, que la mayoría de los expertos consideran insuficientes.

Además, la incertidumbre sobre el futuro no se limita a las negociaciones con Bruselas. En el Reino Unido, Escocia está presionando para un segundo referéndum de independencia.

Tras la activación del Artículo 50, durante un período de dos años el Reino Unido y los 27 miembros restantes de la UE, negociarán las condiciones del "divorcio".

El Reino Unido intentará permanecer en el mercado de libre comercio, pero bajos ciertas condiciones como por ejemplo: mantener el control del ingreso de extranjeros, algo que la Unión Europea ha dejado en claro que no es posible si no hay libre circulación de las personas que residen en los países miembros.

Esta situación fue la que generó más polémica, tanto dentro de Gran Bretaña como en el resto de Europa, dado que están en juego los derechos de más de 3,5 millones de inmigrantes europeos, que residen en el país.

Asimismo, la incertidumbre se trasladó a los países donde residen más de 1,5 millones de británicos. España es uno de los países miembros que más inmigrantes británicos a recibido.

Se espera que este sea uno de los principales puntos a resolver apenas se inicien las negociaciones.

El tema fue tratado en el Parlamento luego de que más de cuatro millones de personas firmaran un petitorio solicitando que se garanticen los derechos de los ciudadanos de la UE, que residen en el Reino Unido.