*Por Jorge Joury

El conurbano bonaerense históricamente ha sido el termómetro infalible de la situación social. Es el territorio donde hoy la economía está empezando a mostrar su peor cara. La caida del consumo, la inflaciòn imparable y los tarifazos, pegan fuerte en los bolsillos. Colaboran también la ola de despidos, tanto en el Estado como en el sector privado. Son síntomas inequívocos, que debieran encender las alarmas del Gobierno. Por poner un ejemplo, hay empresas que pagaban 90 mil pesos de luz y recibieron facturas por 400 mil. El consumo de nafta también se ha desmoronado. Los intendentes han advertido el efecto cascada y comenzaron a poner el grito en el cielo porque la gente está dejando de pagar los impuestos y les golpean las puertas de sus comunas pidiendo alimentos. Desde la propia coalición oficialista Cambiemos, la socia estratégica y siempre explosiva Elisa Carrio, pidió aflojar un poco la cuerda, al señalar en una andanada de tuits lo que calificó de "brutal ajuste" por los aumentos programados por el Gobierno en servicios públicos como el agua, la electricidad, el gas y el transporte. La respuesta fue, tal vez, más dura de lo que esperaba, ya que el propio presidente la citó en la quinta de Olivos y con Ernesto Sanz, la tercera pata de Cambiemos, como testigo- discutieron en tono enérgico durante más de una hora Hubo tirón de otejas, pero se llegó a un "final feliz", admitieron los protragonistas. Dieron a entender que sellaron la paz, aunque los tres al salir se esforzaron por dejar en claro que la alianza oficialista, al menos por ahora, sigue en pie. No obstante, es notorio que quedó una grieta a la que habrá que ponerle atención a futuro.

El enojo no es solo de Carrió. Otros dos radicales como Silvia Elías de Pérez, senadora porTucumán y su par, el formoseño Luis Naidenoff, se mostraron preocupados por la situación social: "Desde lo macroenómico estamos bien, pero a los técnicos de Cambiemos les falta el acompañamiento desde la política y lo social", consideró el senador radical. La legisladora tucumana no dudó en mostrar su inquietud : "Estoy con un nivel de angustia descomunal, estos ajustes están haciendo llorar a la gente", sentenció. De inmediato, reconoció que hay que pasar esta encrucijada, derivada de "un kirchnerismo que nos dejó con las manos atadas".

ESPINOZA LEVANTO OLAS

El que abrió las puertas de la pirotecnia verbal en este incipiente escenario, fue el presidente del PJ bonaerense, Fernando Espinoza. No tuvo pelos en la lengua, al afirmar que "si explota el conurbano salta el presidente Macri y a la gobernadora le va a costar". Aunque se trate de una suerte de exabrupto por el tenor, la frase no está tan lejos de la realidad. El Gobierno debería poner atención a los mensajes que están mandando los caciques territoriales, ávidos conocedores de los micro climas. Algo está pasando en el conurbano profundo y se hace necesario apagar el fuego, antes de que se propague.

La intendenta de La Matanza, Verónica Magario, una de las primeras espadas de Espinoza, también se sumó al coro de disconformes. Advirtió que en su distrito "hay hambre porque los ingresos no están alcanzando”. La jefa comunal fue más lejos y agregó que “estamos viendo una situación social compleja. En La Matanza no hay obras o están paradas y tendremos hacia fin de año una pérdida del 33% de los puestos de trabajo. Esto me tiene preocupada”. Además, explicó que hay obras iniciadas que están frenadas o que nunca se empezaron. “Lo hablamos con Frigerio y Vidal y dijeron que en marzo iban a reactivarlas, pero todavía no tuvimos respuesta. Tengo hospitales y obras hidráulicas paradas”, completó.
También alertó que “en los barrios más humildes, las familias de menores ingresos empiezan a pedir leche. Esto se irá agravando y queremos darle una respuesta a la gente”.

EL FUEGO CRUZADO

La gobernadora María Eugenia Vidal acusó recibo del duro mensaje de Espinoza y le respondió que “si quiso ser una amenaza no tuvo ninguna efectividad. Yo estoy convencida del camino que tomamos, que apuesta a la dignidad de la gente”, disparó. Pero Espinoza redobló la apuesta y en la misma dirección de Magario, comparó los reflejos de Vidal con los de "una tortuga" y señaló que "en muchos lugares del conurbano hay gente que ya está pidiendo comida, cosa que no se veía desde el 2005”. En este sentido, recalcó que si lo que dijo “suena fuerte, más fuerte es la realidad de lo que pasa en el conurbano”. También sostuvo que como dirigente político su deber “es advertir lo que va a pasar si no se corrige el modelo económico”.

“El gobierno debe retrotraer los tarifazos en la luz, el gas, el transporte y los combustibles y en los despidos”, dijo y resaltó que la “socia” de Cambiemos, Elisa Carrió “coincidió conmigo y no comparte el ajuste que está llevando a cabo el gobierno al que los llama brutales”.

Los primeros cortocircuitos con el gobierno de Vidal aparecieron en la cumbre de intendentes del FPV celebrada en Bolìvar, frente a la acometida oficialista de tomar el control de la estratégica Federación Argentina de Municipios (FAM), que desde hace años conduce el histórico Julio Pereyra, alcalde de Florencio Varela.

Algunos dirigentes que participaron de ese cónclave aseguraron que la mayoría de los jefes comunales no estaba de acuerdo con la frase de Espinoza. La consideraron demasiado descarnada frente a poco más de cien días de gobierno del macrismo. Uno de ellos fue el intendente de Carmen de Areco, Francisco Duranona, que recalcó que “los intendentes tenemos que garantizar la gobernabilidad, nos guste o no nos guste”.

SE ALEJA LA "POBREZA CERO"

No obstante, si bien le bajaron el tono a la frase del matancero, no la desacreditaron. Coincidieron en un diagnóstico preocupante en diferentes distritos. Citaron como ejemplo que numerosos vecinos acuden a las sedes municipales a pedir guardapolvos, útiles escolares o leche, reclamos que hace diez años no se veían. Además, recalcaron que la ola de despidos empieza a hacerse sentir, al dar cuenta que cuando la gente pierde el trabajo lo primero que deja de pagar son las contribuciones municipales. Mencionaron también que al perder la obra social, van a parar al hospital de la zona, con lo que aumenta la presión sobre el municipio, que además debe afrontar la suba de la electricidad, el combustible y los servicios.

Otro de los que lanzó señales para tener en cuenta, fue el jefe comunal de Berazategui, Patricio Mussi, quien alertó que “empezamos a tener una baja en la recaudación y nos puede traer un problema para pagar los sueldos. Si pasa eso, el Gobierno nacional va a tener un gravísimo problema en dos o tres meses cuando directamente no se pueda sostener el estallido social de más abajo”. Los estudios realizados en circulos sindicales dan cuenta que hoy una familia tipo debería ganar 15 mil pesos para no caer en la linea de pobreza, un nivel salarial que hoy está lejos de miles de trabajadores del conurbano.

Frente a semejantes advertencias, el Gobierno que aún cuenta con un alto nivel de adhesión por parte de la gente, debería maniobrar para atenuar los impactos. Es hora de tomar nota de que la luna de miel ya terminó y hacen falta respuestas concretas para aquietar las aguas. Lo que queda claro, es que con estas recetas, se pone en fuga la ilusión de llegar a la "pobreza cero" que tánto pregona el Presidente.

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP. Quienes quieren consultar su blogs, pueden recurrir al sitio: Jorge Joury De Tapas.