Para quien gane la elección presidencial en diciembre próximo, recibirá una pesada herencia. La de un país con una inflación proyectada de un 36%, una tasa monetaria del 67%, un posible dólar a $60, y un mercado e industria nacional prácticamente destruidas que sembraron un 32% de pobreza, entre varios vencimientos de deudas sucesivos. En los próximos 4 años a la Argentina le esperan vencimientos de deuda en moneda extranjera que hielan la sangre. Por ejemplo, en el año 2020 por USD 20,376 millones, en el 2021 por USD 31.608 millones, en el 2022 por USD 49,923 millones, y en el 2023 por USD 46.594.

Así se desprende de un informe de la UMET, que destacó que el monto del 2022 es el más elevado a pagar hasta el 2045. Pero esto no puede dejar de leerse por fuera del monto de los desembolsos que faltan por parte del FMI que son de tan solo USD 3.875 millones y USD 1.937 millones en los años 2020 y 202, respectivamente.

En conclusión, se deberá pagar USD 148 mil millones entre el periodo 2020-2023 respecto al vencimiento de deuda que corresponde a bonos emitidos en la gestión de Cambiemos que todavía no concluyó. El trasfondo también de esto es la profundización del sometimiento por parte de organismos como el FMI: la reforma previsional y la laboral fueron condiciones de acuerdo por parte del organismo.

Según la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), la deuda pública aumentó un 40,9% durante el 2018. Esto es el reflejo del stock de deuda pública que alcanzó a 332.192 millones de dólares y al 86,2% del PBI. Este análisis fue realizado a partir de los datos mismos de la Secretaría de Finanzas. La sostenibilidad externa cada vez se encuentra en mayor conflicto. Un riesgo país en torno a los 800 puntos básicos imposibilita a la Argentina a algún financiamiento externo. Esto sucede luego que la deuda tomada por Nación y ciertas provincias aumentó en un 100% en un poco más de tres años de gestión.