Casi casi en la recta final de la campaña, el panorama exigía tintes de populismo. Disfrazado, claro. Pobreza cero fue uno de los lemas de campaña de la opción Cambiemos, como una forma de conquistar a quienes el entonces oficialismo se había ganado la negativa, pero vislumbraban en el “cambio” una vuelta atrás.

A poco más de un mes del bailecito en el balcón y los globos amarillos en la Plaza, la frase de campaña parece no ser más que eso. Palabras.

Una de las primeras medidas implicó la suba en el precio de los autos más populares del mercado, y la baja de los vehículos de lujo.

Por tomar un par de ejemplos, basta con mencionar que un Fiat Palio Fire, el modelo más barato que la marca italiana ofrece en el país, costaba en diciembre 161.150 pesos; mientras que en la lista de enero figura a 186.550 pesos.

Más abrupto es el salto del Chevrolet Classic, que el mes pasado tenía un valor oficial de $ 151.600 y que ahora escaló hasta los 182.600.  Similar crecimiento marcó el auto más vendido del país, el Volkswagen Gol, que en su versión más barata de venta al público (Trendline 3 puertas) pasó de $ 176.785 a $ 203.834.

En la línea contraria fueron los vehículos “de elite”. El Mercedes Benz Clase A antes de la devaluación valía 1.047.620$, mientras que ahora cuesta 882.000, es decir, un 15,8% menos.

Pero acá viene la justificación. El ministro de Hacienda, destacó que “cuando el Presidente dice que vamos a cuidar el empleo se lo toma muy en serio. Y así ya lo hizo en casos bien concretos. Una de las rebajas que anunciamos fue la reducción del insólito impuesto sobre autos de lujo. Sin eso hubiera caído todavía más la producción y el empleo del sector. Nuestra tarea es cuidar la macroeconomía para que esto no suceda y estar atentos a la micro para que cuestiones pendientes del gobierno anterior se subsanen con el menor costo posible”.

Lo que olvida el argumento es que el 80 por ciento de los autos con ese recargo impositivo son importados, lo que no explica ni un solo operario en los establecimientos productivos.

La ola de despidos masivos de las oficinas públicas, es otra de las políticas que no estarían llevándose bien con la promesa de campaña. Es que el ministro Prat-Gay, declaró que el gobierno nacional quiere “un Estado sin la grasa de la militancia”.

La lista sigue con el acercamiento a los fondos buitre, el aumento de tarifas en los servicios, el aumento de precios, la inflación… Así las cosas y no hay más que una cuenta regresiva en la distribución del ingreso.