Desde que se inauguraron las operaciones comerciales de Flybondi en la base aérea de El Palomar, los reclamos fueron en aumento. En primer lugar, escuelas, colegios y jardines de infantes de Hurlingham, hicieron sentir su malestar por el incremento de despegues hacia el lado del municipio.
Los establecimientos se encuentran justo en la línea de aterrizaje y despegue de la low cost, ubicados a escasísimos metros en línea recta del fin de la pista.
Ahora, lejos de reducirse, los vuelos aumentan. Días atrás comenzaron los servicios internacionales a Asunción y Punta del Este, y el jueves 27 se le sumará Jetsmart, que volará a Santiago de Chile.
La Universidad de Tres de Febrero (UNTREF) hizo un estudio de impacto acústico que determinó que las actividades de aeronavegación en El Palomar producen molestia en la comunidad, y vaticina dificultades a nivel ambiental y en la salud de quienes vivan cerca, en caso de que se cuadruplique la cantidad de vuelos.
Trabajaron con dos variables. Por un lado el ruido urbano, generado por el tránsito de vehículos, trenes, personas o actividades hechas por el hombre; y, por otro, el ruido aeronáutico, producido por los aviones Boeing 737-800 de la empresa Flybondi.
Según informaron desde la casa de estudio al diario Clarín, la idea de elaborar el informe “fue ofrecer una visión neutral y académica, a partir de la preocupación de vecinos de Morón, Hurlingham y Tres de Febrero, partidos en los que incide el funcionamiento del aeropuerto”.
Además, explicaron que, a nivel global, la mayor contaminación de los aeropuertos es sonora. “El ruido aeronáutico, que se caracteriza por tener mucha energía y poca duración, es uno de los factores que más se evalúa al momento de instalar un aeropuerto dentro de una ciudad. En el país este tipo de ruido no está regulado por una ley u ordenanza. Y esa falta de normativa fue un problema que el equipo científico resolvió recurriendo al método que utiliza la Organización de la Aviación Civil (OACI), a la que suscribe la Argentina”, destacaron.
Como consecuencia, los alumnos y docente padecen un aumento de la distracción, falta de concentración y problemas de disciplina de los chicos. Ante cada paso de los aviones, con el fuerte ruido que generan, crean las condiciones para que los estudiantes padezcan problemas de aprendizaje.
Uno de los establecimientos más afectados es el Mariano Moreno y vive la misma situación que atraviesa su par de El Palomar llamado Emaús. Ambos se encuentran a una distancia de alrededor de 500 metros desde el fin de la pista.