En el informe de coyuntura de Agosto publicado por FINDEL (Fundacion Internacional para el desarrollo local) se puede observar la caída de la actividad económica en lo que va de 2018.

La economía entró en una etapa de franca recesión. No es solo la baja de la producción agrícola producto de la sequía, un fenómeno natural, resaltado por el gobierno para deslindar responsabilidades. Lo es también la inducción recesiva de las políticas económicas que afectan a la industria y al comercio. En tanto crece la minería, la generación de energía y el sector financiero. Toda una definición de perfil productivo.
El estimador mensual de actividad económica (EMAE) tuvo una caída interanual del 6,7% en junio. Con este número, el acumulado del primer semestre del 2018 es inferior en 0,6% al del año anterior situándose además 0,2% por debajo de la primera mitad del 2015. Tomando en cuenta un crecimiento poblacional del 1,1% como base, la caída del producto bruto por habitante de los últimos tres años ha sido del 3,5%.

El sector primario de la economía que abarca las actividades agropecuarias y extractivas, es sin duda, el que aparece como el principal factor explicativo de la recesión. Pero no es el único. La caída interanual global de la actividad primaria fue de 24,2% en junio y de 17,2% en la primera mitad del año. El sector secundario de la economía tuvo una caída global del 5,6% interanual en junio, reduciendo notoriamente el crecimiento de la primera mitad del año cuyo nivel promedio fue 1,7% superior al 2017. La actividad industrial fue la principal perjudicada en el inicio de esta nueva fase recesiva con una baja interanual de su valor agregado bruto del 7,5% en junio, con lo que se redondea un mezquino crecimiento semestral interanual del 0,7%. Incluso el sector estrella del 2017, la construcción tuvo una caída de su valor agregado del 0,2% interanual en junio, aunque en la comparación semestral se registre un alza del 7,2% con respecto a la primera mitad del 2018, resabio de tiempos mejores. En tanto, la generación de energía tuvo un aumento de su nivel de actividad del 4,3% en junio respecto al mismo mes del año, redondeando un incremento interanual en la primera mitad del 2018 del 0,8%.

El sector financiero de la economía creció 4,6% interanual en junio, con un aumento acumulado semestral de 6,6% comparado con la primera mitad del 2017. Este fue el principal incremento en el sector terciario, cuya caída interanual fue del 2,6% en junio, manteniendo todavía un alza interanual semestral del 1,9%. Esto contrasta las notorias caídas interanuales de junio del valor agregado del comercio minorista y mayorista, 8,4% y del transporte, 6,1%. En el caso del primero el acumulado del 2018 anota, todavía, un alza del 2,6% mientras que el segundo ya registra una baja del 1,5% en la comparación entre la primera mitad de este año y el mismo período del 2017.

El Dr. Daniel Gonzalez, contador público, abogado e integrante de la FINDEL nos agrega: “Esta tendencia, seguramente llevará a los números negativos también al comercio en términos anuales los próximos meses. Como pretendíamos mostrar al principio de esta presentación, los números de la actividad económica no dejan de traslucir las prioridades detrás de las decisiones de política económica; mayor concentración en los sectores primarios y financieros en detrimento de la industria manufacturera, el comercio y el transporte. Como hemos visto en otras épocas, otra vez pierden los sectores referentes de la pequeña y mediana economía nacional, aquellos que agregan valor, quienes promueven la diversidad productiva, los que incentivan el desarrollo territorial y sobre todas las cosas los mayores generadores de empleo.”