La Canasta Básica de Alimentos de los hogares del conurbano tuvo un aumento del 51,65 por ciento interanual, de noviembre de 2017 a noviembre de 2018, según un relevamiento que difundió la agrupación Barrios de Pie que conduce Daniel Menéndez.

Lo particular de esta medición a cargo de una organización social es que toma sólo comercios de barrios populares, ubicados en el primer, segundo y tercer cordón del conurbano, lo que permite ver específicamente el impacto de los precios entre la población bonaerense más vulnerable. Sus autores advirtieron que, en comparación con los precios de los alimentos, la Asignación Universal por Hijo perdió este año un 32,53 por ciento de poder de compra y el Salario Social Complementario 20,95 puntos.

Marcelo Maqueda es economista y uno de los responsables del equipo que procesa el Indice Barrial de Precios. “Lo que medimos es la misma Canasta Básica del Indec, integrada por 57 productos de primera necesidad, pero al registro de los precios lo hacen nuestros vecinos en los negocios en los que se abastecen habitualmente. Cuando arrancamos, hace ya ocho años, armamos un primer censo de 2500 negocios y en base a eso seleccionamos una muestra de 515 almacenes, supermercados, verdulerías y carnicerías, que es el número en el actualmente nos mantenemos”.

El Indice Barrial se propone, en parte, como un mecanismo de control de las estadísticas que lleva el Estado. Desde la perspectiva de la militancia, es también una herramienta de participación. Sus números tienen diferencias con los del INDEC. “Hay diferencias porque medimos los precios del conurbano, mientras que el INDEC hace una muestra del Area Metropolitana (AMBA) que suma al conurbano con la Capital Federal. Al excluir a la Ciudad de Buenos Aires los precios son más bajos, pero al mismo tiempo logramos una mejor definición de lo que sucede entre nuestros compañeros. Sabemos que la inflación está siendo menor al aumento de los precios de los alimentos; sabemos que las familias más pobres destinan una mayor parte de sus ingresos a la compra de alimentos. En ese marco encontramos por ejemplo que este año, a diferencia de lo que sucedió en 2017, en el conurbano la aceleración de los precios de los alimentos fue mayor que la que dice el INDEC”.

La Canasta Básica Alimentaria (que marca la línea de indigencia) quedó a fines de noviembre en 9.318 pesos para una familia tipo de dos adultos y dos menores de hasta 13 años. Si se considera la Canasta Básica Total (que establece la Línea de Pobreza) el monto llega a 23.203 pesos. En contrapartida, el salario social complementario cobrado por los beneficiarios de los planes del ministerio de Desarrollo Social es de 6 mil pesos, mientras que la Asignación Universal por Hijo es de mil 800 pesos.

Entre los alimentos de primera necesidad que más aumentaron está la harina de Trigo (115,38 por ciento), pan (100 por ciento), huevos (83,33), arroz y polenta (ambos 66,67 por ciento). En verdulería, la batata duplicó su precio y la cebolla es un 66,67 por ciento más cara. En el rubro carnicería, el pescado subió 67,5 puntos, el pollo 63,16 y el Espinazo un 60 por ciento. Este listado muestra nítidamente cómo los alimentos que más aumentaron son los tradicionalmente más consumidos por los sectores populares.

“El aumento de precios de los alimentos representa un verdadero drama en los barrios pobres. A las familias humildes les resulta imposible garantizar una dieta sana o al menos suficiente. El Estado debe tomar nota de estas mediciones para poder articular políticas públicas necesarias y efectivas para contener a los sectores más vulnerables de la población”, reclamó Daniel Menéndez, coordinador de Barrios de Pie.

De la aplicación del índice de precios barrial surge que en el conurbano el nivel de pobreza en el segundo trimestre de 2018 llega al 30,94 de la población (3 millones 739 mil personas) y el nivel de indigencia a 5,22 por ciento (más 630 mil conurbanos).