Alberto Fernández le cedió a los gobernadores la administración de la cuarentena y la extiende por dos semanas más, hasta el 26 de abril. No obstante, los mandatarios tendrán que traerle a Olivos la radiografía de cada lugar y él se reservará la decisión final. Pero AF se mostró dispuesto a levantarla en localidades del interior sin casos.

Frente al actual escenario, Felipe Solá se preguntó: "Imaginen qué hubiera pasado con Macri al frente de esta pandemia". El canciller critica además el "sálvese quien pueda" y a aquellos que vuelven del exterior y le piden que les pague el hotel pese a su alto poder adquisitivo. Sostiene que el mundo y el país que vienen ya no serán iguales. Tiene razón en su pronóstico.

Hoy todos nos volvimos  keynesianios. El keynesianismo, básicamente, habla de la intervención del Estado y de la política económica como la mejor herramienta para salir de una crisis. Propone aumentar el gasto público para estimular la demanda. No queda otra.

Es el camino que ha elegido el Presidente, en medio de esta traumática cuarentena que estamos viviendo desde el 20 de marzo. Nadie habla, por el momento, del eventual rédito electoral futuro que Alberto Fernández saque de un posible éxito en la guerra contra el coronavirus. Pero no hay duda que AF está jugado a que su movida le salga bien. Es a todo o nada.

Un pleno a la salud en la ruleta que todos los días gira arrojando números diferentes pero todos en rojo, porque la economía quema por la paralización. Pero el Presidente está obstinado en  endurecer las restricciones. "SI fuera por libros, los médicos me dijeron que hay que seguir 60 días más de confinamiento", dijo.

Si le sale bien, obtendrá un gran liderazgo y una legitimidad impresionante. En esa dirección, la extensión del aislamiento apunta a seguir apretando las clavijas en el cumplimiento de la reclusión obligatoria.

EL PRESIDENTE ENDEREZO EL BARCO

Después de poco más de una semana de desaciertos en Balcarce 50 (la peor semana desde el 10 de diciembre, admiten muchos), con el viernes negro de los jubilados y tras cartón el escándalo de los sobreprecios en los alimentos, el Presidente volvió a enderezar el barco y volvió al principio.

La economía podrá esperar siempre que haya gente en pie. Así lo va transmitiendo personalmente en las reuniones que mantiene con su equipo con los principales referentes del sector privado y dirigentes sindicales. A los más díscolos, recién ahora les va cayendo la ficha.

Con el 80% del aparato productivo paralizado, la postal que estamos viendo en materia económica es peor que la del 2001-2002. Los números meten miedo. Se dice que cada día la cuarentena le cuesta al país unos 50 mil millones de pesos. Por eso, para los consultores y banqueros de la city la actividad registrará una caída de 4,6% en 2020, la peor desde la crisis del 2009. Es más, después de la pandemia, la proyección es muy negra, ya que se teme la pérdida de 340 mil empleos. Este es un  cálculo de la OIT.

Durante el tiempo que llevamos de la cuarentena, se está funcionando a un tercio de la capacidad usual. Los sectores más afectados fueron el inmobiliario, con una parálisis de 100%; la construcción, con un frenazo de 90%; y la industria, con uno de 76% , además de decenas de miles de cuentrapropistas que están al borde de un ataque de nervios.Otro dato de la realidad es que con una inactividad casi total, los concesionarios de autos negocian una rebaja de 60% de los sueldos.

Aseguran que no pueden pagar más del 40% de los sueldos de abril y con carácter no remunerativo. Además, Piden abrir los servicios de post venta.Otro sector que preocupa es el de las franquicias. El 92% deberá endeudarse para poder pagar los salarios de abril y consideran que los bancos no los ayudan.

Para liquidar marzo, el 50% de las empresas relevadas por la Asociación Argentina de Marcas y Franquicias (AAMF) sostienen que necesitarán tomar créditos. En ese sentido, el 74% está de acuerdo en que se haga una apertura gradual de los comercios a partir del 13 de abril.

AFLOJAN LA SOGA CON LA OBRA PUBLICA

En lo que tiene que ver con la construcción,  el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, confirmó que a partir de este lunes habrá una “reactivación de la obra pública”, focalizada en rutas, obras hídricas y trabajos en municipios, en el marco de una nueva fase del aislamiento social, preventivo y obligatorio por el coronavirus.  

De todas maneras, las empresas de todo el país comunicaron al ministro que necesitan empezar a cobrar la deuda del Estado de $34.700 millones para reanudar proyectos de infraestructura.

Desde la Cámara Argentina de la Construcción dijeron que "si no se empiezan a cancelar las deudas acumuladas durante la gestión anterior, no se podrá retomar la obra pública.

La debacle del sector es tal, que "en marzo se perdieron entre 25 mil y 30 mil puestos de trabajo, y hoy existen solamente 340.000 operarios en los registros oficiales.

Una encuesta realizada por el Observatorio Pyme reveló que sólo el 10% está operando, que únicamente el 16% tiene posibilidad de pagar los sueldos de abril sin la ayuda del Gobierno y que un 6% ya está considerando bajar sus persianas. Claro que la situación es alarmante. Ese informe, advirtió que "la pérdida de empleo a causa de potenciales cierres de empresas se calcula en 190.000 puestos de trabajo".

El duro informe que sondeó de manera virtual la situación de 960 empresas en todo el país de hasta 200 empleados entre el 2 y el 6 de abril además señaló que "se podrían perder 415.000 puestos adicionales si parte de las empresas que no logran afrontar salarios y gastos fijos de abril (incluso con la ayuda del Gobierno) se achican a cierran".  

Con estos datos sobre la mesa, todos los sectores quieren convertirse de la noche a la mañana en rubro de excepción durante la pandemia. No fue inocente que el presidente Alberto Fernández, destacara la necesidad de recuperar el rol del Estado.

A este Gobierno le tocará mediar en el tironeo de la frazada corta y, para tener la mente fría decidió seguir con el aislamiento, más controles, abrir únicamente bancos y continuar con las mesas de diálogo tripartitas. Una suerte, de Consejo Económico y Social que finalmente no hubo tiempo de armar prolijamente antes de la pandemia pero que la urgencia obligó, en los hechos, a montar. Por el momento la casa está en orden.

En  el manejo de la emergencia sanitaria el Gobierno ha sido impecable. Pero los empresarios están muy preocupados. Quieren un plan de reconstrucción, porque la economía cruje y se ven venir lo peor.


*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP y analista político. Para consultar su blogs, dirigirse al sitio: Jorge Joury De Tapas.