Por: Lic. Juan Panayotón (*)

Muchos adolescentes los fines de semana mantienen una relación especial con el alcohol. Esta se caracteriza por ser una relación que ya no es de placer o de evasión, sino de búsqueda sistemática de la embriaguez. Con frecuencia, esta ingestión de alcohol está asociada con la de otros productos psicotrópicos, ya sea de origen legal (pastillas, solventes) o de origen ilegal (cocaína).
Hoy en día, los jóvenes no buscan el efecto de aumentar el placer procurado por el consumo de alcohol. Los comportamientos deben ser comprendidos actualmente como una búsqueda de embriaguez, como una manera de retirarse del mundo.
Las conductas adictivas, y el alcoholismo en particular, parecen tomar así una nueva significación para los sujetos que se entregan a ellos. Ya no se trata de buscar o encontrar un objeto de placer, sino atacar al sujeto mismo, hacerlo desaparecer en una embriaguez de inexistencia.
La embriaguez alcohólica ya no se debe comprender como un incremento de goce en el que el sujeto terminaría por ser rebajado, sino como una manera de retirarse del mundo, como un ataque directo del sujeto mismo. Ya no hay que comprender el alcoholismo de los adolescentes como un llamado a la transgresión, sino como el signo de una angustia del sujeto, de su inexistencia.
El adolescente expresa una búsqueda desesperada por su efecto real de anestésico sobre la conciencia del sujeto, una tentativa de hacer desaparecer por un tiempo al sujeto.

LA COMPLICIDAD DE LOS PADRES

Por lo general, los padres piensan que sus hijos no hacen nada diferente de lo que ellos mismos hicieron, sin que les ocurriera nada grave, cuando eran jóvenes. ¿Qué puede pasar de malo que los chicos lleguen con una fuerte embriaguez los fines de semana?.
Se trata de un serio error de perspectiva. Hay que comparar las edades, las cantidades, las horas en que se bebe y el significado que está adquiriendo la ingesta de alcohol para muchos adolescentes. Las estadísticas nos señalan que hay un aumento notable en el consumo de alcohol por parte de los adolescentes en nuestro país, más del 57 por ciento.
Si los padres hacen una mirada retrospectiva, dirán que comenzaron a beber a los 17 o 18 años (como edad promedio), al salir con algunos amigos o con motivo de alguna celebración, muy distinto a tener 13 o 14 años y beber practicamente todos los fines de semana hasta alcanzar "un punto máximo" (la embriaguez), como si fuera la única manera de "divertirse", como ocurre hoy día, y hacer valoración positiva de ésta conducta.
Es indudable que hay una falta de conciencia, dentro del marco social, y en los padres respecto de la amenaza a nivel orgánico y psíquico, y de lo nocivo del consumo del alcohol en los adolescentes que terminan en la embriaguez.
Solamente un cambio de actitud de los padres, en relación a esta conducta alcohólica de embriaguez en los adolescentes, podrá ayudar a prevenir mayores consecuencias en el futuro de estos jóvenes. No se debe olvidar que la prevención empieza por casa.-

(*) El Lic. Juan Panayotón, es Psicólogo (M.P. 50.105), Director de ADAR, servicio especializado en el tratamiento de las adicciones de Caritas La Plata.-