Después de nueve días de infructuosa búsqueda, el vocero de la Armada Argentina anunció que el submarino ARA San Juan (S-42), con 44 tripulantes a bordo, sufrió una explosión a la que definió como “un evento anómalo, singular, corto, violento y no nuclear”, y aseguró que se desconocen las causas. Por su parte, el presidente Mauricio Macri recién después de más de una semana se refirió a la tragedia y dijo que “no hay que aventurarse a buscar culpables”. Adeáms, sostuvo que “esto va a requerir de una investigación seria, profunda, que arroje certezas de por qué ha sucedido lo que estamos presenciando”. El ARA San Juan (S-42) es el número 13 de la flota de submarinos de la Armada Argentina y el último en ser incorporado en 1985.

La Argentina tiene una larga historia con los submarinos, que comenzó al mismo tiempo que el nacimiento de la Patria, en 1810, cuando se instaló la Primera Junta y debió enfrentar, entre otros problemas, la oposición de la Banda Oriental y la amenaza de un ataque realista desde Montevideo.

Fue entonces cuando llegó a Buenos Aires el norteamericano Samuel Williams Taber, quien presentó a la Junta los planos de un artefacto submarino que servía para atacar a la flota española. Era una suerte de tortuga de madera con un taladro en la punta con el que se podía perforar el casco de los barcos atracados en la rada de Montevideo y colocar los explosivos en el hueco. La Junta designó para estudiar la propuesta a una comisión integrada por Cornelio Saavedra y Miguel de Azcuénaga, quienes aprobaron su construcción.

El “proyecto Taber” —como se lo denominó— se puso en marcha financiado por su inventor. El 26 de marzo de 1811, Taber se trasladó a Montevideo para calcular distancias y posiciones, y cuando estaba regresando fue detenido acusado de sobornar a marinos españoles y enviado a la cárcel, donde permaneció durante dos meses. La intervención del cónsul norteamericano logró su libertad con la condición de que se fuera a Estados Unidos y no regresara nunca más al Río de la Plata.

Pero Taber se embarcó rumbo al norte y cuando arribó a Río de Janeiro decidió volver para continuar con su proyecto. Llegó a la ciudad el 10 de septiembre de 1811 y explicó a la Junta su plan de atacar con el artefacto sumergible a una fragata y un bergantín que los españoles usaban como depósitos de pólvora y que estaban amarrados en el puerto de Montevideo. Las autoridades aprobaron la idea y lo designaron capitán de artillería ad-honorem.

La embarcación construida medía entre 8 y 10 metros de largo, era de madera pintada de negro con una enorme “T” blanca en el casco y fue colocada en partes en un enorme cajón que debía ser trasladado a la Ensenada de Barragán para armarla y probarla en las aguas del río. El 21 de septiembre de 1811, Taber pidió permiso para realizar la experiencia, pero al día siguiente, el 22, cayó la Junta Grande y fue reemplazada por el Primer Triunvirato integrado por Juan José Paso, Manuel de Sarratea y Feliciano Chiclana. Las nuevas autoridades consideraron muy arriesgada la idea y desecharon el plan. Taber falleció el 8 de noviembre de 1813, en una estancia a 50 kilómetros de Buenos Aires, víctima de la tisis contraída durante su prisión en Montevideo.

Pasaron 80 años hasta que en 1891, el ingeniero civil Jorge Bolthauser proyectó un submarino experimental que ofreció a la Armada Argentina pero fue rechazado porque no se contaba con los medios para construirlo. En 1904, el ingeniero Teobaldo Ricaldoni preentó un prototipo de sumergible pero tampoco se pudo construir por falta de financiamiento. Y en 1917, cuatro oficiales fueron enviados a Estados Unidos para cursar estudios sobre submarinos.

Hasta que durante la presidencia de Marcelo T. de Alvear, el 29 de septiembre de 1926, se sancionó la ley 11.378 que autorizó la compra de tres submarinos y a iniciar la construcción de los talleres, varaderos y cuarteles necesarios para su reparación y mantenimiento en el Puerto de Mar del Plata. El 12 de febrero de 1928 se inauguró el muro de atraque de la Dársena de Submarinos.

El 25 de enero de 1933, la Armada Argentina recibió de los Astilleros Tosi en Taranto, Italia, el ARA Santa Fe (S-1), el ARA Salta (S-2) y el ARA Santiago del Estero (S-3), que llegaron al puerto de Buenos Aires escoltados por laFragata Sarmiento y la Escuadrilla de Exploradores. Estos submarinos prestaron servicio hasta 1960, cuando Estados Unidos traspasó en préstamo y arriendo dos sumergibles bautizados como ARA Santa Fe (S-11) y ARA Santiago del Estero (S-12).

Una década más tarde, en 1970, se adquirieron dos sumergibles excedentes de Estados Unidos que se unieron a la flota con los nombres de ARA Santiago del Estero (S-22) y ARA Santa Fe (S-21). Este último participó en la Guerra de Malvinas en 1982, pese a que su retiro estaba programado para agosto de ese año —igual que el ARA San Luis (S-32), adquirido en 1974, junto con el ARA Salta (S-31) que no pudo combatir porque su motor producía un ruido que lo hacía fácilmente detectable por los sonares enemigos—.

El sistema de control de tiro del ARA Santa Fe (S-21) era tan antiguo que solo podía disparar los torpedos a menos de dos kilómetros de distancia. Mientras se reabastecía y cargaba sus baterías en las Georgias del Sur, fue atacado por cuatro helicópteros británicos y desde la vela del submarino sus tripulantes se defendieron con unos viejos rifles que tenían a bordo y después provocaron su hundimiento. Por su parte, el ARA San Luis (S-32)contaba con una computadora de control de tiro que funcionaba mal, por lo que la tripulación debía realizar manualmente los cálculos necesarios para efectuar los disparos. Además, cuando lanzó dos torpedos contra laFragata Alacrity, uno no salió del tubo y el otro sufrió el corte del cable de guiado. Informada la situación, el capitán recibió la orden de regresar a Mar del Plata y no volvió a combatir.

Finalmente, en 1983, la Armada Argentina incorporó el ARA Santa Cruz (S-41), y dos años después el ARA San Juan (S-42), que es el que hoy está desaparecido con 44 tripulantes a bordo, constituyendo una verdadera tragedia nacional.

FUENTE: http://www.elpresentedelahistoria.com