Por Agustina Paredes.

Y en este mundo construido por seres tan contradictorios no puedo evitar preguntarme:
¿Por qué será que nos maltratamos?
Qué maltratamos.
¿Por qué será que nos castigamos?
¿Por qué rechazamos lo diferente?
¿A qué le tenemos miedo?
¿Por qué nos tomamos el trabajo de actuar?
¿Por qué creemos que es más facil ocultar?
Nos escondemos tras una máscara, respiramos roles, estereotipos, imposiciones y exhalamos falsedades, amarguras, enemistades.
Agotadora la tarea de fingir, de reprimir, de ser para los demás. Agotadora la tarea de buscar una aprobación insulsa, sin sabor.
Agotadora la idea de encajar, de modificarnos.
Doloroso resulta el traicionarnos.
Liberador es el romper.
¿Romper qué? Todo. Romper el molde, romper cadenas, romper lo dicho, lo establecido.
Liberador es el aceptar. Aceptarnos.
Y ¿Libre?
Libre quien se sea fiel.
Libre quien exhiba su ser.
Libre quien lleva cicatrices y las ama. Las entiende, las cuida. Se cuida.
Libre quien aprende que hay que desaprender lo aprendido.
Libre quien busca libertad.
Libre quien ama.
Libre quien baila en el viento.
Libre quien no encadena.
Libre quien fluye con transparencia.
Libre quien no mira y no es para los espejos.
Sino que ES para sí mismo.
Libre quien se ve y deja ver.
Libre
Espero ser libre
Y ¿vos?