La realidad alerta que en el barco amarillo, el agua llegó hasta la cubierta.

El termómetro marca que las principales potencias le quitaron el apoyo a Macri. Sospechan que la Argentina terminará reincidiendo, por su "prontuario" de default.

Se agarran de la crisis del 2001, cuando el país entró en suspensión de pagos. Los inversores olfatean que detrás de ese "default selectivo" que el gobierno vende como pieza salvadora, se esconde la amenaza del cepo y una quita  futura de capital para los acreedores.

Los fondos buitres empezaron a agitar las alas. El viernes hubo gente que fue a los bancos oficiales a retirar sus dólares de la caja de ahorro y no se los entregaron.Les dijeron que vuelvan el lunes y que con suerte, les darían la mitad de la suma que reclamaban. ¿Recuerdan esa película ?. Es la misma de siempre, cuando las papas queman.

Mientras esto acontece,  Alberto Fernández, aseguró en una entrevista con el diario estadounidense The Wall Street Journal que la Argentina "está en un default virtual y escondido". Las declaraciones del candidato del Frente de Todos, toman mayor relevancia si se tiene en cuenta que fueron hechas a uno de los principales medios económicos del planeta.

Quizá para entender lo que nos está pasando, deberíamos empezar a peinar una frase reciente de Fernando Henrique Cardoso: "a lo único que deben temer los argentinos es a sí mismos".

La reflexión del  ex presidente de Brasil, quiere decir que somos reincidentes en provocar incendios. 

Los argentinos podemos dar fe nuevamente, de que nuestro sistema político funciona de forma más que calamitosa. Somos testigos, sobrevivientes y protagonistas de este mecanismo monstruoso y perverso, que pulveriza valor, vidas, ilusiones, proyectos y esperanzas. Hace largas décadas que el país permanece encerrado en un laberinto de autodestrucción. Y desperdiciamos demasiadas oportunidades para intentar romper esta patética decadencia.

Nunca hemos construido políticas de Estado, que nos hubiesen dado previsibilidad para hacer planes a futuro. Somos una nación pendular, que va de la desesperación a la euforia, sin paradas intermedias.

El actual panorama sombrío, no hace más que confirmar otro fracaso del neoliberalismo, como ocurrió en la segunda mitad de la década del 70 y se repitió en los ’90 con la convertibilidad. Todos los augurios del esquema de liberación y desregularización económica fracasaron. No obstante. la onda expansiva es devastadora.

A los primeros que siempre hiere de muerte, es a los más vulnerables. Dinamita sus ahorros y hasta los priva del derecho a comer y a enfermarse. Mientras tanto, los sectores poderosos siempre se cubren porque tienen espalda y buenos informantes desde el propio poder.

La inflación es la fábrica más importante de pobreza y no es fácil vencerla, como aseguró Macri en su momento. Hay un dato que no es menor. A 21 meses de su lanzamiento, el billete de $1000 ya perdió más del 70% de su valor en dólares.

El Presidente durante su gestión, no ha hecho otra cosa que detonar una bomba neutrónica que hundió a la producción y ahora a las finanzas. No hay que olvidar que en el último año cerraron 1.700 fábricas manufactureras. Macri nos dejó desnudos ante el mundo y con el cartel de firmes candidatos al "paga Dios".

PRESIDENTE Y CANDIDATO AL MISMO TIEMPO

El cambio de actitud de Macri, de decir ahora que se hace cargo de lo que está ocurriendo más allá de cualquier especulación personal, tiene que ver con la contienda electoral.

No deja de lado al candidato.  Se pone el traje de Presidente y de candidato al mismo tiempo. Confronta todo el tiempo con la oposición, al hablar de la culpa de las PASO, una reforma diseñada por el kirchnerismo. La elección le quitó a Macri el resto del poder político que aún le quedaba pese al descalabro económico.

Cuando el Presidente dice que cuenta los días que faltan parece estar transmitiendo lo que su inconsciente le susurra. 

El Presidente lanzó promesas como que están “focalizados en reducir el impacto de la inflación” y que "llevará calma a la población". No sin antes pedir garantías que todo este sacrificio en su cascoteado currículum presidencial se toma por un bien superior: llegar a las elecciones de octubre con un dólar controlado. 

Lo que queda claro, es que Macri y su círculo íntimo son vistos por buena parte de la política y del mundo, como gente que no cumple los acuerdos o mejor dicho, que los incumple cuando dejan de resultarles convenientes.

El Presidente, no tuvo más remedio que tomar  la medida que nunca habría querido que se anuncie en su Gobierno, y menos en el final de su mandato. No poder cumplir en tiempo y forma con los vencimientos de deuda, y menos con los pasivos emitidos durante su gestión.

Le dio luz verde a su ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, que le había recomendado el lunes 19 de agosto en la quinta Los Abrojos pactar un “plan de contingencia” en el vencimiento de deuda urgente y de mediano plazo, tanto en pesos como en dólares. Es una manera de pedalear la contingencia para llegar a diciembre. 

Pero ahora, Macri fue más benévolo, dio orden de pedirle permiso al Congreso, algo que obvió cuando fue a golpear las puertas del FMI, para terminar favoreciendo a la timba financiera. 

En la mirada de los especialistas más piadosos, lo que hizo Lacunza es una suerte de "default selectivo", solo con los inversores institucionales y acotado a la deuda de corto plazo, porque les pagará el 65% de los vencimientos con 6 meses de demora, para darles prioridad a los ahorristas pequeños y a la estabilidad cambiaria. 

SE EVAPORARON MAS DE 10 MIL MILLONES VERDES

Con el mercado en llamas y un riesgo país que rompió la barrera de los 2.500 puntos, el dólar se parece a un potro indómito. Los inversores se riran de los pelos y la Casa Rosada aún no ha digerido que son todas pruebas palpables de su falta de cintura para manejar la coyuntura.

El desgobierno de Mauricio Macri perdió 10.817 millones de dólares de las reservas del Banco Central el último mes. De ese total, 8.455 millones se esfumaron desde el 12 de agosto,  cuando los mercados iniciaron su tarea depredadora el día después de las PASO.

Frente a este escenario, desde Juntos por el Cambio volvieron a responsabilizar al que se parece al otro presidente en las sombras, pero que no lo es, aunque su caudal de votos lo pone en los umbrales de la Casa Rosada. Hoy Alberto Fernández, es el hombre señalado por el oficialismo, de haber hecho volar en pedazos la moderación, de la semana pasada.

Es que el Macri de la semana pasada, tampoco es el mismo del que estamos viendo por estas horas. La movilización partidaria del "Si se puede", lo sacó de la depresión y le devolvió el ímpetu  para volver soñar con el milagro electoral.

Como un boxeador aturdido por los golpes, Macri busca abrazarse a Alberto Fernández para no caer a la lona antes de que suene la campana. Lo que pretende, es asociar al candidato opositor con el absurdo acuerdo que él firmó con el Fondo Monetario Internacional . Pero hay un despertar a la nueva realidad que la Casa Rosada no esperaba.

Es la decisión de Alberto de introducir en la reunión con los técnicos del Fondo el dato de mayor densidad política: Les advirtió que si no flexibilizaban el ajuste, Argentina podría desconocer el acuerdo y cerrar financiamiento de manera directa con China. Este no fue solo un mensaje al Fondo, sino que también un tiro por elevación hacia la Casa Blanca.

LOS FANTASMAS DE LA ENTREGA ANTICIPADA

Lo más dramático, es que nos han subido al ring a todos los argentinos para que veamos de cerca una trascendental pelea por la reconstrucción del sentido común.

El Gobierno, a través de su prensa adicta que lo viene manteniendo de pie, lo que trata de instalar es la idea de que, en medio de la debacle económica, lo mejor que le puede pasar a los argentinos es “unirse” para respetar el acuerdo firmado por el Gobierno con el FMI.

De esa manera, una suerte de extorsión, se garantizaría el desembolso de los 5400 millones de dólares prometidos para setiembre y se evitaría, o por lo menos postergaría, otra corrida cambiaria.

La “unidad” que se reclama tiene nombre y apellido, Alberto Fernández. Y si el candidato opositor no consintiese a dar su palabra de que seguirá adelante con el fracasado plan económico del actual gobierno, que de eso se trata el acuerdo con el Fondo, dejaría de ser un respetable “moderado” y se transformaría otra vez en lo que esos mismos medios y voceros aseguraban que era antes de las PASO un chirolita manejado por Cristina.

A la ex presidenta también la acusan de agitar los fantasmas de la entrega del poder anticipado ante la falta de gobernabilidad.

LOS CAMPEONES DEL MARKETING

Macri juega con fuego son sus afirmaciones electoralistas que alteran permanente a los mercados y por el peligro que suponen en este momento tan delicado del país, donde desde el exterior nos ven muy cerca del default.

El propio Alberto Fernández respondió con un tuit a las acusaciones: "Presidente, no busque culpables fuera de su propio Gobierno", se lee junto a un gráfico que muestra la coincidencia entre la deuda tomada y la fuga de divisas.

En vez de hablar de herencia futura, Macri debería convocar a una mesa de diálogo para solucionar los problemas que él creó y asegurar una transición en orden. 

Con una enorme destreza para desaprovechar cualquier posibilidad de acierto, Macri no entendió al asumir que era necesario un plan, pero no tenía ninguno.

Creyó que podía manejar el país como una de sus empresas. Se engañó al dejar que el marketing sustituyera el planeamiento estratégico político-económico, dando prioridad a las recomendaciones de Durán Barba y Marcos Peña.

Además, incluyó en el gabinete a funcionarios incompetentes. Y lo hizo, para devolver favores a distintos sectores, principalmente a sus amigos de las empresas  prestadoras de servicios, que se beneficiaron con tarifazos monumentales que nos pusieron a todos de rodillas.

LA EMERGENCIA ALIMENTARIA ES UNA PRIORIDAD

Hace un año y medio que la Argentina está en esta situación de crisis, porque el Gobierno tomó más de cien mil millones de dólares de deuda externa en dos años.

Despilfarró esos recursos en financiar fuga de capitales, importaciones ociosas, remisión de utilidades y otros gastos que no son productivos y no generan capacidad de repago en la economía argentina. Eso produjo una enorme desconfianza en los mercados. La actitud del Fondo y la del gobierno son los principales ejes de esta crisis. 

El país es un polvorín y muchos dirigentes de la oposición coinciden en la necesidad de declarar la emergencia alimentaria. La situación social está empeorando y una prueba palpable fue la gigantesca movilización de Barrios de Pie y otras organizaciones, que coparon la semana pasada la 9 de Julio con su clamor.

Es real que existe un problema serio de hambre y malnutrición. Hay un riesgo social muy claro y en vez de responsabilizar a la oposición, lo que tiene que hacer Macri es decretar la emergencia alimentaria.

Ese camino le permitiría tomar partidas de otras áreas y ponerlas de manera urgente en comedores y merenderos, antes de que tengamos que toparnos con la foto dramática de los saqueos a supermercados. Hoy hay 5 millones de personas que no pueden cubrir una alimentación básica y en el último año 170 mil perdieron el trabajo. 

SUENAN LAS ALARMAS POR UN LAPIDARIO INFORME

El problema de la economía no es el resultado electoral, ni la actitud del Frente de Todos, sino el modelo que ha encarado el gobierno: soja, minería, sector financiero y salarios bajos.

Un esquema que deja afuera  a veinte millones de personas y que no es otra cosa que una estructura de negocios.

Para redondear: "El principio del fin", se titula el lapidario informe sobre la Argentina del banco BNP Paribas que anticipó en las últimas horas que el Gobierno terminará imponiendo un cepo por la masiva fuga de capitales que prevé. Por lo pronto, ya le prohibió a los bancos girar sus devidendos al exterior.

La entidad calcula que hay alrededor de 16 mil millones de dólares de depósitos en pesos que potencialmente podrían pasarse a moneda extranjera, mientras que las reservas de libre disponibilidad del Banco Central sólo llegan a 15.100 millones.

El durísimo documento llega a la conclusión que el salto del endeudamiento en dólares, tornó insustentable el pago de los compromisos del país.

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP y analista político. Para consultar su blogs, dirigirse al sitio: Jorge Joury De Tapas.