Por Melisa Delgado Niglia.

“Elegir autoridades nos pone frente a la inmejorable ocasión de entablar un diálogo acerca de nuestro presente y nuestro futuro, que represente la esperanza que tenemos para nuestro país. La cultura del diálogo como camino, el respeto del otro como conducta, y el tener dentro de cada proyecto a los que más sufren la pobreza y la exclusión como criterio y método, deben ser prioridades”, expresaron representantes religiosos en un comunicado oficial de la Conferencia Episcopal Argentina.

El documento hace referencia al proceso electoral que vive el país y a las condiciones humanas para atravesarlo: “Es necesario revitalizar la democracia, no reduciéndola a un acto eleccionario. La democracia se atrofia, pierde representatividad, se va desencarnando si deja afuera al pueblo en su lucha cotidiana por la dignidad y  en la construcción de su destino. La política colabora para que el pueblo se torne protagonista de su historia y así se evita que las llamadas ‘clases dirigentes’ crean que  pueden dirimirlo todo”.

Además, las comunidades religiosas se dirigen contundentemente a aquellos políticos que protagonizarán de alguna manera los próximos eventos electorales para que presenten “con claridad y realismo sus ideas y proyectos, sin caer en agresividades innecesarias que terminan desacreditando las propuestas. La política es la vocación más alta del hombre en comunidad y nos permite construir la anhelada fraternidad”.

“La  transparencia y honestidad personal, junto a la transparencia en el rol institucional de cada uno de los poderes tiene una relación indisoluble con el bienestar y la confianza de los ciudadanos. El funcionamiento deficiente de los poderes produce un alto costo social. El poder judicial en particular no debe dejar duda alguna de su plena independencia y desvinculación del ámbito político”, agregaron.

Finalmente, el comunicado se refiere a diversas problemáticas presentes en el país: “Si queremos empezar un verdadero camino de recuperación, hay que salir de una vez por todas de la era del diagnóstico. Todos y cada uno de los habitantes de este país sabemos que: la pobreza estructural, el narcotráfico, la creación de empleo, el cuidado de la vida, la crisis ambiental, la educación inclusiva, la inflación, la reivindicación de los adultos mayores y la protección absoluta de la niñez, son temas que se resuelven con políticas de estado más allá de la alternancia, entendiendo que los logros de cada período deben tener continuidad. La nación ya ha sido fundada, no se refunda ni cada cuatro ni cada ocho años”.