*Por Jorge Joury

El balance del primer semestre de Mauricio Macri resulta duro de digerir. Principalmente, por el impacto social del tarifazo. No obstante, hay que reconocer que el Gobierno cuando se equivoca, corrige, aunque nó en la medida de lo esperado. También deja dudas sobre el grado de profesionalísmo de algunos de sus hombres. ¿No será que improvisan y están aprendiendo a gestionar a los tumbos?. Timonear el barco de un país, no es una pasantía. En medio de este escenario de marchas y contramarchas, aún no asoma la luz al final del túnel. Gabriela Michetti con cierta astucia, pateó la pelota de una posible mejora recién para el año próximo. El oficialismo entendió que prometer el paraíso en un semestre tiene patas cortas. El túnel se extendió y el Presidente tendrá ahora que abocarse a resolver una realidad angustiante en materia de pobreza, antes que el descontento cope la calle.
La radiografía del conurbano, con un millón y medio de nuevos pobres, amenaza con pasar factura. De allí que María Eugenia Vidal esté proyectando un plan anti hambre para auxiliar a los más necesitados. Mete miedo enterarse que cerca de un 43% de los niños y adolescentes que concurren habitualmente a los comedores y merenderos abiertos por Barrios de Pie presenta síntomas claros de malnutrición. Son datos que muestran la preocupante vulnerabilidad nutricional en la que vive una porción importante de la población.
Pese a todo, hay que decir que el arranque de la era Macri abrigó ciertas expectativas. Fundamentalmente, por la salida del cepo que no tuvo corridas en el mercado cambiario. También fue rápido el acuerdo con los fondos buitres, lo cual abrió la puerta al mundo para salir a buscar dinero fresco a baja tasa. Pero con la fuerte devaluación, la foto se fue poniendo amarilla. Faltaron mecanismos de reactivación para suavizar un ajuste que debió haber sido más progresivo en el tiempo, para no lastimar como lo hizo al tejido social. Por ahora, el único alivio llegará en julio. Pero será para los cajeros automáticos, a los que recargarán con los flamantes billetes de 500 pesos, el primer papel superior a los 100 en 25 años y que deja el sabor amargo de que la plata cada vez vale menos.

BUSCANDO EL DERRAME

Hoy los números de la economía son críticos. Combinan una caída del 27% en los comercios minoristas, un 2 o 3% del PBI, una alta inflación anual proyectada cerca del 50%, un desempleo superior al 10% y más del 30% de trabajo no registrado sin posibilidad de changas. Hay enormes transferencias de ingresos de sectores asalariados que mutan hacia los dueños del capital. Frente a este cuadro, el oficialismo ofrece flancos débiles que la oposición aprovecha para enrrostrarle que : "gobiernan para los ricos".
La inflación es lo que más preocupa a los alfiles del Presidente. Ni en el peor escenario proyectaban niveles superiores al 45% anual. Además, empieza a transparentarse la falta de un plan integral para bajar la fiebre generalizada de la remarcación de precios.
A esta altura del año, es evidente que no lloverán dólares por inversiones como soñó Prat Gay. La plata que aterriza es sólo para la timba financiera. Y la pregonada "revolución de la alegría " se aleja cada vez más. Además naufragó en el intento la promesa de "pobreza cero". El propio jefe de Gabinete, Marcos Peña, aseguró que la reducción de la indigencia y la desigualdad es un objetivo primordial de la gestión, aunque admitió que el eslogan "Pobreza Cero es inalcanzable". Se trata de otra puesta en duda de uno de los tres ejes de la campaña de Mauricio Macri, que ratificó luego de llegar a la Presidencia.
El salvaje latigazo energético, que en algunos lugares del país llegó al 1800 por ciento, y la espiral inflacionaria que provocó, dejaron al descubierto que el gobierno resolvió mal otros temas como el impuesto a las ganancias, olvidó la Concertación Económica y Social y le dio la espalda a la ley antidespidos. Esos mecanismos hubieran permitido atenuar los impactos. Operar sin anestesia por consejo de la "CEOcracia" derivó en un panorama laboral inquietante. En el acumulado del año, el informe de la consultora Tendencias Económicas contabilizó 154.570 trabajadores despedidos y otros 47.933 suspendidos. Esa fotografía tiene como protagonistas a los empleados estatales, que sufrieron una purga de unas 33 mil personas entre el Estado nacional, las provincias y los municipios y al sector de la construcción, afectado por el parate de las obras públicas como parte del severo ajuste fiscal. La Uocra denuncia que hubo un total de 40 mil despedidos en el sector.

EL CONSUMO EN PICADA

El resto de las ramas industriales y los comercios están afectados por el combo que conforman la fuerte caída del consumo interno, el encarecimiento del crédito bancario, el tarifazo a los servicios públicos, el mayor ingreso de importaciones y el desplome de Brasil como mercado de exportación. Prácticamente el único sector de la producción de bienes beneficiado por el macrismo fue el agropecuario, que tradicionalmente se caracterizó por utilizar poca mano de obra. El impacto sobre el empleo formal se multiplica en el informal, que no cuenta con la protección de la indemnización y la organización gremial. La caída del consumo, es otro de los frentes preocupantes. Por ejemplo, el
de carne vacuna se desplomó al peor registro de los últimos cinco años. Según se desprende de un informe que difundió la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (Ciccra), entre enero y mayo pasados, el consumo por habitante retrocedió un 6,3% y quedó en un nivel de 55,7 kilos/año. Hay que remontarse a los primeros cinco meses de 2011 para encontrar un indicador más bajo que ese, cuando el consumo fue de 53,2 kilos/año en medio de un fuerte repunte de los precios al público.
Macri en estos seis meses lo que hizo fue ayudar al incremento de precios con medidas claramente recesivas e inflacionarias en un escenario donde hoy un 40 por ciento de los trabajadores no tienen derechos laborales, ni acceso a las obras sociales.

LAS FICHAS DEL PRESIDENTE

La crisis del empleo muestra datos preocupantes. Hoy se estaría en una cifra oficial cercana al millón y medio de desocupados. Si sumamos los informales, la cifra ronda los dos millones trescientas mil personas, en su mayoría jóvenes.
Hay 14 millones obligados a de reducir todavía más sus gastos familiares. Hay 8 millones precarizados (sin trabajo, con trabajo no registrado y de baja calificación) y 6 millones de trabajadores registrados y asalariados del sector público con bajos salarios.
Mientras los males endémicos de la economía acrecientan las angustias, en apenas cuatro meses se ha endeudado al país en 32.640 millones de dólares, emitiéndose bonos soberanos nuevamente sometidos a la decisión de jueces extranjeros. Además, el Banco Central continúa emitiendo letras que significarán el pago de intereses por más de 140 mil millones de pesos en el transcurso del 2016.
Mauricio Macri espera que junio no lo abandone sin la concreción de dos medidas en las cuales ha puesto todas sus fichas . El inicio de la reparación histórica para 2,5 millones de jubilados y el nuevo blanqueo de capitales. Tanto desea esas metas que no vacila en hacer las correcciones que le plantea la oposición.
La duda es con qué recursos se saldará tal deuda y se elevarán las jubilaciones de aquí en adelante. Si se cumple la percepción del ministro Alfonso Prat-Gay de que, con el blanqueo, se exteriorizarán unos 20 mil millones de dólares, la recaudación del Estado apenas sumaría algo menos de dos mil millones de dólares, algo insuficiente para cubrir una deuda con jubilados que supera los 50 mil millones de pesos y un reajuste en los haberes que rondaría los 75 mil millones por año.

EL SEÑOR SHELL BAJO LA LUPA

Además, hay que decir que el ajuste provocó profundas grietas en el tejido amarillo. El cisne negro del tarifazo desató una severa crisis de gabinete alrededor del ministro Juan José Aranguren, curiosamente una de las figuras que llegaba con las mejores calificaciones y pergaminos. Tampoco se pueden dejar de mencionar los interrogantes fiscales y operativos que los amparos judiciales contra los aumentos de tarifas pueden determinar en la inflación y la prestación de los servicios. Lo que hay que reconocerle a Aranguren, que es uno de los funcionarios que mejor sabe invertir en beneficio propio. Mantiene en su poder más de 16 millones de pesos en acciones de Shell, la empresa petrolera de la que fue CEO en la Argentina hasta diciembre del año pasado, cuando asumió la función pública, y que se vio beneficiada por sus decisiones como funcionario en estos meses, sobre todo por el aumentazo en las naftas.
Aranguren también quedó bajo la lupa de la justicia por la compra con enorme sobreprecio de gas a Chile. Además, está acosado por las inclemencias de la ola polar que lo obligó a anunciar el inicio de reducción de consumo hasta llegar al corte total del suministro de gas para las industrias, debido a la mayor demanda de usuarios residenciales, un recorte de la provisión de Bolivia y el retraso en la llegada de barcos de GNL. La medida provocó un fuerte impacto entre los empresarios que reclamaron encontrar alternativas para evitar detener el desarrollo y dejaron entrever que si se extiende, impactará en los empleos.
Hasta aquí, el balance de seis meses de gestión macrista arroja entre las consideraciones principales que la cola de los necesitados es más larga que la de los que creen que en algún momento se podrá descorchar champagne. El economista José Luis Espert disparó una frase que mete miedo: " de ahora en más esto es sangre, sudor y lágrimas por algunos años". Si la profecía se hace realidad, el último que apague la luz.

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP. Su correo electrónico es jorgejoury@gmail.com.