El 33,3% de los argentinos no contó con el servicio de cloaca en sus viviendas durante el primer semestre del 2019.

El número es casi idéntico al 33,4% del mismo período del año pasado y muestra una realidad: no hubo mejoras significativas en los datos de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) que completan el panorama de la pobreza estructural. Además, el 11,4% de las personas no tuvo agua corriente en sus hogares, similar al 11,6% del 2018. Y creció la proporción de gente que no accedió al gas de red: fue el 35,4% y era el 34,1%.

Los números, publicados por el Indec, son la cara visible del ajuste fiscal en obra pública que viene llevando adelante el Ministerio de Hacienda, en el marco del acuerdo con el FMI. El mismo secretario de Hacienda, Rodrigo Pena, al presentar el resultado fiscal del primer semestre destacó que el gasto en obras para la vivienda sufrió un derrumbe de 48,9% interanual en términos reales. Por su parte, el de agua potable y alcantarillado bajó 18,3% real. En total, el gasto en obra pública cayó 19,9%.

El recorte continuó con más fuerza después de la derrota oficial en las PASO. En septiembre el gasto de capital subió apenas 35,8% nominal. Ajustado por el 53,5% de inflación, se observa que cayó 11,5%. La cuestión se agrava al mirar el gasto en obras para vivienda: el recorte fue de 46,1% interanual. Y la baja fue de 51,3% en el caso del agua corriente y alcantarillado.

Los indicadores de las NBI muestran que en el primer semestre la pobreza por ingresos trepó al 35,4% de la población, lo que significó una suba de 8 puntos respecto al mismo período del año anterior. Ambos datos, que se complementan, muestran un fuerte deterioro en la pobreza estructural. Todo lo que se perdió por la caída de los ingresos no fue compensado por el Gobierno por la vía de una mejora en las condiciones de vida estructurales.

Durante la campaña presidencial, Cambiemos apeló al supuesto aporte que la obra pública había hecho en el camino a una pobreza 0, entendida desde un enfoque multidimensional. De hecho, la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, frente a la suba de la pobreza por ingresos, había afirmado: "Cuando decidimos trabajar en la reducción de la pobreza, decidimos atacar la pobreza estructural en todas sus dimensiones. Por eso trabajamos en cuestiones que tienen que ver con la dignidad de cada una de las personas, como la integración socio urbana y que lleguen las cloacas y el agua corriente a muchos barrios".

Desde el segundo semestre 2016, dato más viejo de la serie, bajó apenas 1,4 puntos la proporción de personas sin cloacas: desde 34,7% hasta 33,3%. El acceso a gas de red subió un poco: desde 34,3% hasta 35,4%. La pobreza por ingresos saltó desde 30,3% hasta 35,4%.