Esta elección ha dejado varias lecturas. Una vez más ha quedado demostrado que es increíble la capacidad del peronismo para recuperar el poder. No obstante, no se puede pasar por alto que Mauricio Macri sumó 2 millones 300 mil votos a su mala perfomance en las Paso y achicó la distancia. Sin discusión, será el líder de la oposición y a futuro habrá que negociar con el, principalmente en la Cámara de Diputados.

Las encuestadoras volvieron a ser protagonistas de las elecciones pero no por su precisión a la hora de pronosticar el resultado. Todo lo contrario: ninguna se aproximó al desenlace final que arrojaron las urnas. Algo similar había ocurrido en las primarias cuando ninguna consultora había vaticinado la contundente victoria de Alberto Fernández.

Con el mensaje de los votos, hoy el poder se encuentra más repartido en la Argentina. Macri tiene la lapicera hasta el 10 de diciembre. Pero Alberto Fernández cuenta con el peso del electoral y la urgencia por evitar que el deterioro económico lo encuentre dentro de 40 días con las arcas exhaustas y capacidad de maniobra reducida.

Pero atención, el resultado nos está marcando que no hubo cheque en blanco para los futuros inquilinos de la Casa Rosada y que la economía en rojo no es un veto político uniforme en la sociedad. Alberto Fernández no cogobernará, pero tiene el peso desde hoy de la opinión sobre las medidas que afectarán el inicio de su gestión. La más urgente, la caída de reservas del Banco Central para no arrancar su gobierno con las arcas pidiendo la hora. En el Frente de Todos se preparan para gobernar desde hace meses, pero el escenario que dibujó el resultado electoral seguramente impondrá algunas modificaciones. No hay que olvidar que Cambiemos mantiene el poder político en la ciudad de Buenos Aires, y los gobernadores, un sector de peso interno, perdió un poco de kilaje.

Cuando  Macri anunció el encuentro con Alberto F, Macri ya sabía que había ganado la elección en Córdoba, Mendoza, la Capital Federal, Santa Fe, Entre Rios y San Luis. El escrutinio provisorio esta vez había funcionado mejor en cualquier otra elección en la historia argentina, lo que además alejó rumores sobre la empresa Smartmatic,  

Como contrapartida, se fortaleció la influencia de Cristina Fernández y su poderío electoral en el conurbano bonaerense que representó Axel Kicillof. Quedó claro, que el Frente de Todos volvió a tener un desempeño aplastante en el Gran Buenos Aires, donde ganó en la Tercera Sección, que incluye a los grandes distritos de La Matanza y Lomas de Zamora En tierra matancera la diferencia fue de un 40%. En Lomas de Zamora, de un 30%. En Almirante Brown, de un 35% . En la Primera Sección, donde pesan Massa y el intendente de Merlo Gustavo Menéndez, la diferencia fue de un 16%. El peronismo recuperó distritos poderosos como Quilmes, Tres de Febrero y Morón.  También puso un pie firme en la ciudad de Berisso, un bastión histórico, donde Fabián Cagliardi venció al radical Jorge Nedela con más del 60% de los votos. Mario Secco volvió a ratificar su liderazgo en Ensenada, donde opbtuvo otro triunfo arrasador. Y además, un dato a destacar, es el triunfo de Julio Garro en La Plata por casi 8 puntos sobre la ultrakirchnerista Florencia Saintout.

De los 135 municipios de la Provincia, desde el 10 de diciembre, 70 serán gobernados por intendentes peronistas, 62 por jefes comunales de Juntos por el Cambio, 2 por vecinalistas y uno por un alcalde que compitió con la boleta de Consenso Federal. Sólo hubo 22 municipios que cambiaron de color político

Cristina de Kirchner no dudó un momento en adjudicarse por completo el triunfo en la provincia de Buenos Aires. Lo dijo en su discurso en el bunker de Juntos por el Cambio. Sin vueltas: hablo de " mi ex ministro de economía y ahora gobernador. Lo siento como un reconocimiento político, que lo es”. Fue ella la que le pidió a Macri que gobernara hasta el último día de su mandato con responsabilidad, después de haber escuchado el mensaje de Kicillof en el mismo escenario.

De todas formas en este caso también fallaron casi todas las encuestadoras, ya que la diferencia entre Kicillof y María Eugenia Vidal quedó en 14 puntos, cuando los pronósticos anunciaban algo parecido a 20.

Cristina de Kirchner quizás no esté presente en el país durante el armado final del Gabinete de Alberto F. Por estas horas se especula con un nuevo viaje a Cuba entre el primero y el 15 de noviembre, lo que le restaría centralidad en ese proceso.

Hoy en la Argentina tenemos un nuevo mapa, que tiene su correlato en un Congreso donde ningún partido tiene mayoría absoluta. Este es el condicionamiento que tendrá Alberto F. para tomar algunas medidas. El campo nuevamente votó masivamente a Macri y en un porcentaje que anuncia resistencia frente a algunas medidas como una suba de retenciones a las exportaciones, que siempre están disponibles en medio de una crisis. El resultado final también aporta limites: la influencia del voto puro cristinista en el total del Frente de Todos fue mayor a lo esperado y, por lo tanto, le da más juego aún a la ex presidenta. 

El encuentro de las últimas horas entre Alberto Fernández y Mauricio Macri, representa claramente un acto de civilidad política que buena parte del país y en especial los mercados estaban esperando.

Alberto Fernández está dispuesto a construir una especie de “transición” financiera hasta el 10 de diciembre, siempre que el actual presidente respete una consigna innegociable: deberá mantener las reservas del Banco Central como eje máximo de la política cambiaria, discutir toda medida de incremento fiscal que el Ejecutivo quiera tomar y renunciar a cualquier tipo de discusión unilateral del manejo de la deuda externa.

El segundo mensaje será hacia dentro de su propia tropa. Señalará que no hay tiempo para los festejos, y se deberán preparar para aceptar muchas medidas impopulares para estabilizar la economía. O, al menos, lejanas al expansionismo económico, fiscal y financiero que, especialmente el sector más kirchnerista y duro de sus votantes, hubieran esperado.

El temor de muchos albertistas, especialmente de varios de los que esperan tener responsabilidades importantes en eventuales equipos económicos, negociaciones con acreedores internacionales y directorios en el Banco Central, es que desde el kirchnerismo puro y duro se presione por medidas de amplio espectro populista, de las que, en estas épocas, no tienen posibilidades reales de financiamiento ni acompañamiento político. Y que, por el contrario, donde se deberá comenzar a trabajar de manera rápida y concisa sea en lograr una reconciliación lo más rápida y profunda con el sistema financiero como paso previo para un restablecimiento de las relaciones con los acreedores privados y los organismos financieros internacionales.

Sabe el albertismo que si no se logra rápidamente una estabilización de las variables macroeconómicas financieras será imposible pensar un traspaso de mando en paz cambiaria y sin un mercado de capitales con operadores en fuga. Se comprende, con mayor o menor lamento, que sin un tipo de cambio estable, sostenimiento del superávit comercial, buena relación con el sector agropecuario exportador y la búsqueda siempre esquiva del equilibrio fiscal, no habrá posibilidades de estabilización macro y, en consecuencia, posibilidades próximas de recuperación sólida de la economía. 

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*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP y analista político. Para consultar su blogs, dirigirse al sitio: Jorge Joury De Tapas.