El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, iniciará una trascendental visita a cuba que es el punto culminante de un proceso de deshielo de las relaciones bilaterales iniciado en diciembre de 2014.

El presidente de EEUU, Barack Obama, iniciará una trascendental visita a Cuba que es el punto culminante de un proceso de deshielo de las relaciones bilaterales iniciado en diciembre de 2014, en el que aún resta destrabar temas como el bloqueo, por un lado, y las relaciones políticas internas, por el otro, pero que en La Habana es presentado como un hecho histórico de reconocimiento a las políticas revolucionarias.

En una visita que estará plagada de paradojas, el mandatario estadounidense llegará al mediodía al Aeropuerto Internacional José Martí acompañado por su mujer, Michelle; sus hijas, Malia y Natasha; su suegra, Marian Robinson, y una amplia comitiva de empresarios e industriales, que sin ser las figuras estelares agregan interés concreto a la movida diplomática.

La mayoría de estos empresarios, si no todos, seguirán viaje con el mandatario el martes hacia la Argentina, segundo punto de la gira, al igual que cientos de periodistas que viajaron en un avión charter desde Washington a La Habana, para cubrir la primera visita de un presidente estadounidense en ejercicio a Cuba en los últimos 88 años.

Tras los saludos protocolares, Obama y su familia se trasladarán a la Embajada de los Estados Unidos, en pleno malecón habanero, que fue reabierta el 14 de agosto de 2015, y desde allí irán a pasear por la Havana Vieja, que es patrimonio histórico de la humanidad y acaba de ser restaurada, donde visitarán la Catedral, reluciente tras las obras, y será recibido por el cardenal Jaime Ortega.

Un enviado argentino tuvo un anticipo de lo que será la seguridad que rodeará a la visita de Obama, cuando intentó abordar al purpurado al finalizar la misa sabatina en la catedral y fue rechazado por la custodia del religioso.

Todo el trayecto será cubierto por un amplio dispositivo de seguridad, que incluirá cortes y restricciones tanto para el tránsito vehicular como peatonal, que hoy ya había escaldado los ánimos de los taxistas, a los que se les impedía “picarse” (estacionarse en espera)  en las cercanías de algunos hoteles.

“Está muy bien que venga Obama, y esperemos que pueda traer mejoras en las condiciones de vida, más trabajo, mejores sueldos, pero yo le rento este auto al Estado, que me cobra 80 CUC (Cambio Unico Convertible) y no le importa si yo trabajo o no”, se quejaba el conductor de los clásicos taxis amarillos, que sólo trabajan con el turismo.

El núcleo fuerte de la agenda de Obama será el lunes, que comenzará con una visita al monumento al héroe nacional de Cuba, José Martí, y seguirá con la esperada reunión bilateral con el presidente anfitrión, Raúl Castro, tras lo cual habrá una declaración conjunta a la prensa que, seguramente, proveerá la foto que replicarán medios y portales de todo el mundo.

En una primera recorrida el equipo de enviados de Télam tomó contacto con enviados de medios de EEUU, Canadá, España y diversos países de América Latina, entre otros, a los que se suman los enviados y destacados de agencias internacionales.

Se sabe que la política, sobre todo la internacional, se nutre mucho de gestos, y tanto Cuba como EEUU han hecho los suyos. Los positivos tienen que ver con el levantamiento de las barreras de comerciales y de comunicación que ambos gobiernos pusieron a lo largo de más de medio siglo de confrontación.

Entre los que suman tensión a la relación, y que parecen más destinados a sofocar internas propias que a socavar al otro, está el hecho de que  Washington enfatiza su desacuerdo con la política de derechos humanos del gobierno cubano y no sólo ha ratificado que el martes se encontrará con representantes de la disidencia cubana sino que ha advertido que la lista de invitados no es material negociable.

Claro que antes el mandatario estadounidense dirigirá un mensaje en el que le hablará directamente al pueblo cubano para decirles que esta relación que se destraba no busca generar “un cambio de régimen”, según informó esta semana el asesor adjunto de seguridad nacional, Ben Rhodes. Gestos.

Otros gestos, irrisorios si se quiere, es que el lunes los equipos de beisbol que se enfrentarán el martes, como parte del armado diplomático para el acercamiento entre ambas naciones,  el Equipo Nacional de Cuba y el Tampa Bay Rays, de las Ligas Mayores de EEUU,  convocaron a la prensa a conferencias de prensa por separado, y hasta en hoteles distintos para hablar del partido que jugarán.  “Usted elige a cuál de los dos va”, dijo la funcionaria del Centro de Prensa Internacional encargada de difundir la agenda conjunta.