Agosto fue un pésimo mes para el sector industrial, cuyas fábricas utilizaron apenas el 60,5% de sus maquinarias e instalaciones. Se trató del peor registro para ese mes desde el 2002, tras la salida de la convertibilidad.

En comparación con el mismo lapso del año pasado -que ya venía de una baja catastrófica para el sector-, la contracción fue de 2,5 puntos. Es decir que aún no tocó piso. Más aún, según los analistas el grueso de la crisis cambiaria se sintió en septiembre.

La serie del indicador de Utilización de la Capacidad Instalada en la Industria (UCII) del Indec, dato cuya actualización de agosto fue publicado ayer, fue reiniciada por la gestión actual, por lo que no hay una que llegue hasta 2002.

La serie muestra que ningún agosto se acercó a ser tan malo como el último, excepto el del año en el que Jorge Remes Lenicov derogó la Ley de la Convertibilidad y el dólar triplicó su precio.

Hacia adelante las perspectivas no mejoran ya que la expectativa es que, tras la devaluación de agosto y septiembre, el nuevo pico inflacionario genere mayores caídas del salario real. A eso se le suma que la crisis cambiaria generó una nueva sobrerreacción del BCRA en materia de tasa de interés.

De hecho, el 10 de septiembre alcanzó un máximo de 86% y luego descendió gradualmente hasta alcanzar 78,4% a fines de mes.

Desde LCG diagnosticaron: "La suba del tipo de cambio trajo una aceleración en el nivel de precios así como también la decisión de los responsables de política monetaria de aumentar la tasa de interés, de por sí elevadas. Dado que estas políticas impactaron en la segunda mitad del mes de agosto, esperamos que en septiembre peguen de lleno".

La UIA espera que el 2019 terminé con una caída de 5% para el PBI industrial. De esa forma, la gestión Cambiemos terminará con una contracción acumulada de 11,2% del sector fabril. Esta misma semana la UIA destacó la importancia del sector, cuyo aporte a la recaudación de Afip es el 25% del total.

En agosto, creció en forma brutal la capacidad ociosa en la industria automotriz, con un consumo de bienes durable en pleno desplome. Su UCII pasó de 57,3% en agosto del 2018 a 43,5% en 2019. Los otros sectores que pusieron lonas encima de sus maquinarias fueron los relacionados con la inversión. Es decir: aquellos cuyas ventas dependen de que otros sectores demanden productos para, a su vez, producir.

Ahí se anotan las metálicas básicas, que pasaron de 85,2% a 81,8%, con la siderurgia como protagonista. El sector es un clásico proveedor de las automotrices y de la construcción, cuya actividad cayó 5,9% interanual en agosto.

Las industrias de caucho y plástico, que tienen como clientes a industrias automotrices, alimenticias y de bienes durables, además de empresas constructoras, pasaron de 57,6% a 50,2%.

La metalmecánica, involucrada con los bienes durables y la maquinaria agrícola, pasó de 53,9% a 47,5%. Mientras que las químicas, que además de producir algunos bienes finales también proveen a otras industrias, pasaron de 54,1% a 51,6%.