Con la proximidad de las fiestas y la multiplicidad de compromisos, el estrés por cumplir aumenta a límites peligrosos. El final del año escolar de los chicos, el trabajo que suma obligaciones y hasta los objetivos propuestos a medio cumplir, forman un coctel explosivo que hay que evitar.

Diciembre un mes de cierres, balances fiestas, una época tan linda como crítica. A esta altura del año el cuerpo pareciera pedirnos vacaciones a gritos. Nos cuesta más levantarnos en las mañanas, llegamos con pocas energías a trabajar, nos agobian preocupaciones y la presión final nos irrita más de lo normal. Y aunque la mayoría de las personas esperan con ansias las fiestas de fin de año, para otros Navidad, Año Nuevo y la organización de las vacaciones conllevan angustias que desencadenan el temido estrés de fin de temporada.
La llegada del fin de año supone un incremento en el estrés vinculado a un mayor flujo de tareas tanto laborales como personales. Hay quienes piensan que estos cambios solo repercuten en el estado de ánimo o en el sueño, pero nada más lejos de la realidad.
De acuerdo con los especialistas, el estrés es una reacción fisiológica del organismo en el que entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante o de demanda incrementada.
Cuando una persona vive al límite en sus exigencias mentales, no descansa y nunca deja de sentirse presionada o a punto de agotarse, forzando a su organismo a producir la hormona del estrés, el cortisol.
A mayor tiempo estresados, más cortisol se producirá y mayor facilidad tendrá nuestro cuerpo para desarrollar ciertas dolencias psicosomáticas, como úlceras, diarreas, hipertensión, vómitos, palpitaciones o parálisis musculares.

Síntomas
Según expertos en psicología los síntomas generales del estrés pueden ser estados de ansiedad, rigidez muscular, dilatación de las pupilas, incapacidad de conciliar el sueño, despertar precoz, falta de concentración, irritabilidad, pérdida de las capacidades para la sociabilidad, estado de alerta, enfermedades de la piel, del aparato digestivo y patologías cardíacas, entre otros.

Cómo evitar el estrés
Este trastorno puede sorprendernos en cualquier época del año, pero sin duda en el último mes, resulta casi imposible evítalo. Por eso los especialistas coinciden en seguir algunas pautas para no “morir en el intento” .

-Tratar de dormir las suficientes horas que permitan descansar. Lo recomendable es entre seis y ocho.
-Planificar los compromisos y horas de trabajo
-Evitar situaciones que sabemos nos generan estrés
-Evitar el consumo de alcohol y cigarrillos
--Mantener una dieta balanceada, rica en frutas y verduras; y horarios regulares de comida. Una buena alimentación ayuda a tener mayor concentración y mejor rendimiento.
-Respetar los tiempos de descanso y ocio
-Realizar actividad física
-Usar la voluntad para mantener una buena actitud ante la vida: Intentar ser optimista, flexible, tolerante, etc.
-Mantener expectativas realistas tanto de uno mismo como de los demás. Esperar demasiado puede conducir a frustración.