*Por Jorge Joury

En los despachos de la Casa Rosada, comentan que Mauricio Macri está dispuesto a bancarla todo lo que se pueda.No está dispuesto a entregar la cabeza de una ministra antes de una elección. Pero difícilmente, el Presidente quiera entrar al cementerio con ella tomada de la mano. El caso Maldonado le ha explotado en la cara a Patricia Bullrich y por carácter transitivo, lastima la piel más sensible del oficialismo. Por estas horas, a la titular de Seguridad se la ha corrido de la escena, pero no se sabe aún como amortiguar la andanada de munición gruesa que le dejó servida a la oposición.
"Si no me dejan cuidar a las fuerzas, tienen mi renuncia a disposición", confiesan que le manifestó la ministra al Presidente el pasado martes. Fue en medio de la reunión que compartieron con el ministro de Justicia, Germán Garavano, y el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj.
A Macri no le cayó bien, pero la ratificó en el cargo. No es la primera vez que Bullrich amaga con un portazo. Ya lo había hecho en enero de 2016, a menos de dos meses de asumir, en medio de la crisis de los prófugos de General Alvear. No obstante, en caso de que se concrete el alejamiento, en el gabinete tienen un Plan B. Comenzaron a sonar tres nombres para su reemplazo: Eugenio Burzaco, secretario de Seguridad del ministerio; Guillermo Montenegro, ex ministro de Seguridad y Justicia en la Ciudad y Luis Petri, presidente de la Comisión de Seguridad Interior de la Cámara de Diputados
Para el periodista Jorge Asís, según sus fuentes irreprochables, el joven artesano "está muerto. Lo torturaron a 10 grados bajo cero y se les quedó a la Gendarmería. Entreguen el video". De ser así, tal vez el cuerpo de Maldonado nunca aparezca, como ocurrió con Jorge Julio López. Sería una pésima señal en democracia, más aún, en medio de una elección que está en la ganchera. El desprolijo manejo de la situación, ha desatado una verdadera interna en el Gobierno. A tal punto, que el dirigente radical Ernesto Sanz, uno de los más escuchados por el Presidente, disparó sin filtro que “hubo algún error de comunicación o de manejo” dado que el caso estuvo “encapsulado” en el Ministerio de Seguridad, algo que se remedió en los últimos días. “Me quedo con la respuesta de las últimas 48 horas”, advirtió Sanz. Las declaraciones del ex senador se suman a las diferencias que ya no se pueden ocultar entre Bullrich y el ministro de Justicia, Germán Garavano, y que llevaron a que este último junto con el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, a que pasaran a ocuparse de la entretela y la divulgación de los detalles que rodean del caso.

UNA RELACION A LOS TUMBOS

En los pasillos de la Casa Rosada, reconocen que el ministro de Justicia y la de Seguridad, se vienen tirando de los cabellos desde el comienzo del episodio. Pero quedaron más en evidencia, cuando fracasó la estrategia de evitar hablar del caso y esperar una pericia que, confiaban en el oficialismo, iba a demostrar que Maldonado fue acuchillado por un puestero. Para eso, debieron obviar todos los testimonios que desmentían esa versión. El examen de ADN que la descartó en forma definitiva, derivó en un cambio en el tratamiento del Gobierno.
“No hay peleas entre Patricia y Germán, aunque existen miradas diferentes. Pero están tratando cada uno a su modo de ayudar”, indicaron cerca de Garavano intentando bajar los decibeles.
La posición de Garavano fue clara durante la reunión que mantuvo hace una semana con Amerigo Incalcaterra, el enviado de Naciones Unidas para seguir de cerca toda la entretela del caso y de la que también participó la abogada de la familia Maldonado, Victoria Heredia.
El ministro de Justicia admite que quiere abrir la investigación, en tanto que Bullrich presiona para que esto no suceda. También tiene peso la posición del secretario de derechos humanos, Claudio Avruj, a quien señalan en línea con la funcionaria: sin "predisposición" a que la ONU intervenga en el tema. Avruj quiere "cerrar la posibilidad" con excusas "formales y burocráticas". Según esta versión, Bullrich y el secretario se oponen a que intervenga Naciones Unidas porque eso le daría acceso al CELS y temen un "uso político" de la causa a través de Horacio Verbitsky.
La diferencia de enfoques con Bullrich se amplió, cuando los macristas conocieron los cambios en las encuestas, a las que son adictos en Balcarce 50. Las alarmas se dispararon por el sondeo aparecido en el diario Tiempo Argentino el domingo pasado, que indicaba que un 20 por ciento de la población culpa al Gobierno por lo ocurrido con Santiago Maldonado. Pero esos números cambiaron. Las encuestas y focus group más recientes, arrojan que la mitad de los consultados responsabilizan al P.E por la desaparición de Maldonado.

EXPLOSIONES EN LA MESA DE MIRTHA

La situación de Bullrich por estas horas es muy complicada. La funcionaria se expuso demasiado al decir que "bancaba" y ponía las manos en el fuego por la Gendarmería. A más de un mes de la misteriosa desaparición de Maldonado, era como de manual haber actuado con mayor prudencia y dejar picando un abanico de posibilidades, entre ellas la sospecha sobre la Gendarmería.
A Bullrich la traicionó su soberbia, más cuando ella viene de un pasado en la Juventud Peronista combativa y conoció el exilio durante la dictadura. Históricamente y hasta que la realidad demuestre lo contrario, las fuerzas de seguridad son las primeras sospechadas cuando ocurren episodios de este calibre.Encima, en la mesa de Mirtha Legrand, la funcionaria la embarró más. Fue al relativizar el terrorismo de Estado y en línea con la Teoría de los dos Demonios, varias veces reivindicada por distintos funcionarios del Gobierno, señaló que durante la década del 70 “ni los demonios eran tan demonios, ni los ángeles, tan ángeles”.
De rodar la cabeza de Bullrich, es probable que la acompañe también su hombre de confianza y veedor en el lugar de los hechos, Pablo Noceti. El jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad, es un abogado cuestionado por los organismos de derechos humanos. Entre sus pergaminos más destacados, acredita la defensa de represores de la última dictadura militar. Fue el encargado de propalar amenazas y el hostigamiento del Estado nacional contra el grupo Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) y de comandar en persona el operativo represivo el 1 de agosto pasado en Cushamen.¿Qué hacía Noceti allí. Eran tan graves los informes de inteligencia?.

METAMORFOSIS Y SUPERVIVENCIA

Llamativamente, Patricia Bullrich a través de los años, siempre ha estado en el ojo del huracán.Su medida más recordada fue el recorte del 13 por ciento a los salarios de los trabajadores estatales y jubilados. La tomó, cuando era ministra de Trabajo del gobierno de la Alianza, cargo que desempeñó con mano dura y pobres resultados. Al terminar su gestión –que fue de octubre de 2000 a octubre de 2001–, se había superado una marca histórica de destrucción de empleos, con 750 mil puestos de trabajo menos. La desocupación había subido seis puntos, del 15,4 por ciento al 21,5. Ese año que el país la tuvo como ministra de Trabajo, también se batió el hito de personal suspendido y recorte de horas laborales.
Bullrich nunca hizo un mea culpa. Tal vez porque achicarse no sea su estilo. En 1997 fue asesora en materia de Seguridad del entonces intendente peronista de Hurlingham, Juan José Alvarez. Luego pasó al Ministerio de Justicia y Seguridad bonaerense para trabajar con León Arslanian en su proyecto de reforma policial, durante la gobernación de Eduardo Duhalde. En 1999, cuando Fernando de la Rúa asumió la presidencia, fue secretaria de Política Criminal y Penitenciaria.El tema de la seguridad no ha sido ajeno a sus preocupaciones ni a la construcción de su imagen pública. Alguna vez propuso un programa con la baja a 14 años de la edad de imputabilidad como primer punto. La propuesta incluía además cobrarles a los presos el alojamiento en las cárceles. Fue en agosto de 2002, en momentos en que pensaba candidatearse a la Presidencia de la Nación.

UNA MUJER DE LINAJE EN MONTONEROS
Patricia Bullrich es portadora de apellido. En realidad, es Bullrich Luro Pueyrredón. Su bisabuelo fue Honorio Pueyrredón, ministro de Agricultura de Hipólito Yrigoyen. En la línea ascendente de su árbol genealógico está también Juan Martín de Pueyrredón, director supremo de las Provincias Unidas en 1816. Considerada como una política “todo terreno”, tiene una historia hecha de saltos partidarios. Tenía 15 años cuando empezó la militancia en la Juventud Peronista, recorriendo los conventillos de barrio de Abasto. Estuvo en la masacre de Ezeiza el día que volvió Perón, y en la Plaza de Mayo cuando el ex presidente echó a los Montoneros. En 1975, permaneció detenida cinco meses en Devoto y tras el golpe se exilió con varios militantes.Estuvo en Brasil, México, España y Francia. Fue​ miembro de Montoneros, brazo armado del Peronismo. Allí obtuvo el rango de segunda teniente en la organización, relacionada íntimamente con Rodolfo Galimberti y Roberto Perdia, líderes de alto rango de esa organización.Se la conoce por el apodo "La Piba". Así la llamaba el dirigente camionero, Hugo Moyano, cuando ambos confrontaban duramente en el gobierno de Fernando de la Rúa. Con la recuperación de la democracia, comenzó su giro. Militó por Italo Luder, fue diputada por el menemismo y funcionaria duhaldista, pasó por el centroderecha de Gustavo Beliz y Domingo Cavallo y fundó su propia fuerza, Unión por Todos, hasta que llegó la Alianza. Como ministra de Trabajo de De la Rúa tuvo fuertes cruces con Hugo Moyano, de donde se llevó el apodo de “la Piba” con que el camionero la llamaba despectivamente. Caída la Alianza se alió a Ricardo López Murphy, después a Elisa Carrió y más tarde armó un bloque propio. Desde allí se sumó al macrismo.

LA CUENTA REGRESIVA DE UNA GESTIÓN

A Bullrich el Presidente le aconsejó que baje el perfil y se corra para que la tormenta no se la lleve puesta. En la Rosada no niegan su "organicidad". Pero, desde su aparición televisiva, el miércoles pasado en TN, no volvió a dar entrevistas. También se le prohibió concurrir este lunes ante la citación de la Comisión Bicameral de Fiscalización de Órganos y Actividades de Seguridad Interior, que preside Sergio Massa. Ella quería ir a dar explicaciones por el caso Maldonado, pero la decisión del Gobierno fue la contraria y declinó la invitación Por estas horas la pregunta que flota en el ambiente es : ¿Su silencio transitorio es un castigo por sus dichos sobre la inocencia de la Gendarmería?. Por ahora el Presidente la banca. Apartarla en este momento sería darle la razón a la oposición. "Que haya sido la Gendarmería es una de las hipótesis, pero hay muchas otras .Hay que dejar que la Justicia trabaje", afirmó un vocero gubernamental. Otro funcionario la emprendió contra el kirchnerismo y las huestes de Sergio Massa, quienes "no han tenido un mínimo de responsabilidad y usan este tema políticamente porque se quedaron sin argumento y ahora no pueden negar una economía que crece".

Toda la estrategia en el caso Maldonado es un absurdo.El Gobierno respaldó en tiempo récord a la fuerza sospechada. Desmintió de manera permanente, a la familia del desaparecido. Se contaminó el escenario con versiones falsas sobre qué podría haber pasado. Se intentó crear un enemigo interno de gran envergadura. Se involucró a la víctima con ese fantasma y se fogoneó que el debate sobre la desaparición del joven artesano, quedase tapado por la grieta que lo separa del kirchnerismo. En ese contexto, la ministra de Seguridad cayó en su propia trampa, cuando al opinar sobre el setentismo, consideró que "los demonios no eran tan demonios". Es probable que tarde o temprano, Bullrich se convierta en un fusible de un final anunciado. Mientras tanto, hay demasiadas palabras dando vuelta ampliando la grieta. Y lo más grave, es que continúa con un signo de interrogación el destino final de otro ciudadano desaparecido en democracia.

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP. Su correo electrónico es jorgejoury@gmail.com.