Buena noticia para la economía: La inflación de febrero se desaceleró al 1,7%, el nivel más bajo desde noviembre de 2017. Este dato surge del informe mensual del Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET), dependiente de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET).

A nivel interanual, la suba de precios cayó por debajo de 50% por primera vez desde febrero del año pasado al ubicarse en 49,7%. Pese a la desaceleración de esa variable tanto a nivel mensual como interanual, el ritmo de los precios persiste en valores muy elevados.

En febrero, los precios estuvieron motorizados por “Alimentos y bebidas”, que treparon 3,3%, de la mano de estacionales como las frutas y las verduras, que subieron respectivamente 12,3% y 11%.

En segundo lugar, “Transporte y comunicaciones” mostró un encarecimiento de 2,3%, atribuible a alzas en autos cero kilómetro, aceites lubricantes y cubiertas.

En tercer orden, “Vivienda y sus servicios” presentó un alza promedio del 1,9%, debido a los alquileres (los servicios públicos estuvieron congelados en febrero, al igual que en los últimos meses).

Por debajo del nivel general se sitúa “Equipamiento y mantenimiento del hogar” (1,4%), impulsado por subas puntuales en ciertos electrodomésticos y también en algunos productos de limpieza (jabón blanco).

“Salud” tuvo un alza de 1%, en un mes en donde no hubo incrementos en prepagas pero sí en algunos medicamentos. “Otros bienes y servicios” también subió 1%, destacándose algunos aumentos moderados en máquinas de afeitar y desodorantes.

Además, “Indumentaria y calzado” y “Educación” treparon por debajo del 1%: vale destacar que este último rubro meterá presión a la inflación de marzo, cuando se actualicen las cuotas de los colegios. Por último, “Esparcimiento” registró una baja del 4%, en vista de la caída de los precios de hotelería tras el pico de la temporada alta en enero.

Por su parte, en febrero el salario real fue 15,8% inferior al de noviembre de 2015 y, persiste en niveles similares a los de fines de 2008. En la comparación interanual (contra febrero de 2019), también se registró una merma, en este caso del 2,5%.

De acuerdo con el informe, para los próximos meses, es dable esperar una disminución de la desigualdad salarial en los asalariados formales.

Tal expectativa reside en la política salarial del gobierno, que hasta el momento ha apuntalado los aumentos de suma fija. En términos relativos al ingreso, los aumentos de suma fija tienden a beneficiar relativamente más a los asalariados de menores ingresos que a los de altos ingresos, achicando la brecha relativa entre ambos. En particular, el impacto de los aumentos de suma fija es más favorable en las mujeres, los jóvenes y los asalariados del NOA y el NEA, que se encuentran en la parte inferior de la escala salarial.