*Por Jorge Joury

Especulaciones sobre su futuro político y desafíos urgentes en materia social, son algunas de las cuestiones que llueven por estas horas sobre el escenario resbaladizo de María Eugenia Vidal. El dato más fresco que llegó y alteró el pulso de la gobernación, es que más de la mitad de los pobladores del Gran Buenos Aires han reducido sus raciones de comida producto de la crisis. También hay quienes dicen haber vivido situaciones de hambre por falta de dinero para comprar la comida. Lo llamativo, es que lo propio ocurre en capital federal, el territorio amigo donde el oficialismo tiene su mayor cantera de votos. En medio de este panorama de angustias, además se desató una interna por la ayuda social entre dos mujeres de peso en el gabinete nacional, pero que pega en la linea de flotación de la gobernadora. La ministro de Desarrollo Social, Carolina Stanley y la de Seguridad, Patricia Bullrich, hoy se sacan chispas. No es que se discuta la asistencia, que se sabe que va a aumentar para frenar el peligro de una mayor conflictividad, sino que Bullrich teme que este esquema asistencial promueva y financie las protestas sociales en la calle, y que no haya herramientas suficientes para que los beneficiarios consigan trabajo.
Bullrich asegura que las organizaciones CTEP, Barrios de Pie y CCC, entre otras aumentaron su poder de movilización y relaciona estas movidas con la asistencia social que brinda el propio gobierno. Stanley, de buena llegada a esos sectores, se defiende de las acusaciones por las reformas implementadas que incluyen mayores controles y la promoción del trabajo formal a pesar de la crisis económica.
En tren de sumar truenos, un grupo de intendentes del peronismo junto con instituciones sociales y políticas de la Provincia, llamaron a una verdadera rebelión vecinal para no pagar el aumento que las empresas de gas público aplicarán desde enero próximo para compensar la brusca suba del dólar que en agosto desplomó el valor del peso.
EL FUTURO PAPEL DE LA GOBERNADORA
También en materia electoral, han vuelto a recrudecer los rumores sobre una posible candidatura presidencial de Vidal. Si Cambiemos finalmente se ve forzado a Cambiar porque la situación económica podría terminar fagocitándose la imagen de Mauricio Macri, será ella quien salga a la cancha para defender los trapos del equipo amarillo en las elecciones del 2019. Es el Plan B del oficialismo, donde también surge la posibilidad de lanzar a Horacio Rodríguez Larreta. Pero en el entorno de Vidal disparan las alarmas señalando que, de no jugar Mariú en la Provincia, se multiplicarán los posibles candidatos del PJ que aún "temen" competir con ella, que si bien cayó en las encuestas es de las dirigentes que mejor mide en Cambiemos. "Hoy en día el único que confirmó que quiere disputar la Provincia es Axel Kicillof. Imaginate si Vidal no juega, van a salir candidatos de debajo de las baldosas", disparó una de las primeras espadas de la residencia de la calle 6. Según las últimas encuestas, en la actualidad Vidal dobla a Macri en intención de voto. Pero lo peligroso es que Cristina Kirchner viene creciendo y le ganaría a Macri en una segunda vuelta.
Frente a la ola de rumores, la gobernadora dirá siempre a viva voz que ha decidido jugar su suerte con Macri y no desdoblará su elección, algo que le pedía Sergio Massa para alejar a los intendentes de las faldas de Cristina. Para el caso de que Vidal termine siendo quien traccione los votos, sería Carolina Stanley quien bajaría a la Provincia, aunque también en esa carrera se anota Esteban Bullrich.
SUBE LA TEMPERATURA SOCIAL
En La Plata no quieren saber nada con urgencias electorales. Reconocen que la situación social es la prioridad, porque el conurbano necesita auxilio, sobre todo en las zonas donde las carencias pegan de lleno. María Eugenia Vidal y Santiago López Medrano -ministro de Desarrollo Social- levantaron la guardia y coordinaron con Carolina Stanley un operativo de salvataje. La provincia suma el programa Más Vida, para unas 300 mil familias ($550 para la madre y $535 para los hijos menores de seis años) y el refuerzo de los repartos de leche en polvo y partidas alimentarias. Los referentes de los movimientos sociales advirtieron a las autoridades sobre el exponencial crecimiento de la demanda de comida en los últimos meses. En el Gobierno son agradecidos de la contención que hacen esos grupos, la Iglesia y otros actores en el contexto actual.
Vidal sabe que los efectos de la recesión y la falta de trabajo son una bomba de tiempo y quiere levantar muros de contención, frente a eventuales grupos marginales que intenten desatar un escenario de caos antes de fin de año.
DESDE LA IGLESIA LEVANTAN OLAS
Aunque su relación es buena con el Papa, al gobierno bonaerense también le terminó generando ruido una movida en la catedral de La Plata donde el arzobispo Víctor Fernández invitó a dirigentes gremiales a una misa. Algunos de ellos son los más combativos al gobierno, como el titular del SUTEBA, Roberto Baradel y Oscar "Colo" De Isasi, titular de ATE Provincia.
Las esquirla de lo que se dijo allí llegaron hasta la gobernación. No fue tanta la preocupación por la escenografía con estandartes peronistas que se montó frente al templo. Lo que impactó más fue el tenor del discurso del arzobispo que apuntó de manera directa a la cabeza de Macri. El prelado señaló que "da la impresión que al gobierno nacional no le interesa el diálogo con la Iglesia". También coronó de manera contundente: “No queremos la falsa paz cuando se le dice a los pobres que hay que seguir esperando".
Las palabras detonantes que emergen de la Iglesia, coinciden con datos de la realidad social. Por ejemplo, se supo en las últimas horas que más de la mitad de los pobladores de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires disminuyeron las raciones de comida durante el último año. Además, se ponen como ejemplo situaciones dramáticas que ocurren en el segundo cordón de la zona sur. Un intendente de la oposición ratificaba días pasados que en Quilmes, Florencio Varela, Berazategui y Almirante Brown, dos de cada tres personas bajaron las raciones de comida.
SITUACIONES DE HAMBRE EN GBA
La inseguridad social también se convirtió en algo habitual. Más de la mitad de los ciudadanos dicen que están en peligro de perder el trabajo, con picos altísimos de temor en la zona sur. También inquieta que el drama aterrizó en la propia Capital Federal. En ese territorio, la mitad de las personas creen que pueden perder el trabajo a la brevedad. En cuando a las situaciones más extremas, en el segundo cordón de la zona sur de GBA, aparecen de forma masiva las personas que reconocen que alguien de su familia pasó momentos de hambre porque en el hogar no había dinero para comprar la comida suficiente.
“Este es el peor momento de la crisis”, afirma Matías Barroetaveña, director del séptimo estudio que puso en marcha del Centro de Estudios Metropolitano, CEM, quién indagó sobre la seguridad o inseguridad alimentaria, económica y laboral. El especialista Daniel Arroyo, del Frente Renovador, opinó que “lo que muestra el CEM es muy grave. Y todo indica que las cosas van a empeorar por los efectos de la recesión, el aumento de los alimentos y el aumento de los servicios y costos fijos”.
El CEM es un centro interuniversitario que integran la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET); la Universidad Nacional Arturo Jauretche y la Universidad Nacional de Hurlingham. La medición se realiza cuatro veces por año y en este caso se consultaron 1.524 personas, tanto en CABA como en cada una de las zonas del primer y segundo cordón del Gran Buenos Aires.
LOS DRAMATICOS NUMEROS DE LA REALIDAD
Las comparaciones con los monitores anteriores del CEM meten miedo. Por ejemplo, en octubre de 2017, un 48 por ciento decía que “el sueldo no me alcanza y tengo dificultades”; ahora ese porcentaje subió al 62 por ciento. En octubre de 2017, el 37 por ciento afirmaba que la situación económica era mala o muy mala y ahora subió al 66 por ciento. Y cuando se preguntó por la situación en su hogar, hace un año el 37 por ciento dijo que estaba mal y ahora trepó al 61 por ciento. En octubre de 2017, el 34 por ciento dijo que bajó las porciones de comida, ahora es el 55 por ciento. Hoy en día, el 73 por ciento, es decir tres de cada cuatro personas, afirman que cambiaron las marcas de los productos que compraban, por supuesto pasándose a segundas marcas.
“Lamentablemente, en este 2018, cada medición de clima social que hemos realizado dio peor que la anterior, señala Barroetaveña. Los datos recolectados en febrero y en junio ya habían sido muy preocupantes. Los de septiembre nos muestran que los ciudadanos de la región metropolitana de Buenos Aires cada día están peor”.
Barroetaveña advierte que hay zonas donde los entrevistados reconocen que bajaron las compras de comida, pero también de medicamentos.
Tanto Barroetaveña como Daniel Arroyo advierten además de peligros inminentes. Ambos coinciden en que “lo peor está por llegar por el impacto devaluatorio en las tarifas y los combustibles dolarizados por decisión del gobierno, sumado al precio desmesurado de los alimentos y la suba de alquileres, que tornan inviable cualquier presupuesto familiar".
En el bolsillo de la población lo que más duele es la inflación y el impacto de las tarifas. Para los que tienen trabajo la angustia es cómo llegar a fin de mes. Para los que no lo tienen, la vida se parece más al infierno.

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP y analista político. Su correo electrónico es jorgejoury@gmail.com. Si querés consultar su blogs, podés dirigirte al sitio: Jorge Joury De Tapas.

 

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