Desde que asumió la gobernadora María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires hubo un crimen de un Policía Bonaerense por mes. Es que hasta ahora ya son 31 los uniformados asesinados.


En tanto, otra cifra que preocupa es que en lo que va del año mataron más policías bonaerenses que en todo 2017. Los homicidios de las oficiales Tamara Ramírez y Lourdes Espíndola, ocurridos el sábado con muy pocas horas de diferencia uno de otro, llevaron a nueve la cuenta de uniformados caídos en los primeros siete meses. En igual período del año pasado habían sido cuatro, menos de la mitad que ahora, y en todo el año fueron siete.
De mantenerse la proyección, se podrían alcanzar e incluso superar las estadísticas de 2009 y 2010, que, con 15 y 13 crímenes, respectivamente, son de los más cruentos para la fuerza en la última década.
El peligro que corren los uniformados en la vía pública, tanto cuando están efectivamente en funciones como cuando están de civiles, puso en las últimas horas a la fuerza en estado deliberativo. Tanto que por las redes sociales comenzó a circular una convocatoria a una concentración en el Obelisco, el 18 de agosto próximo, bajo el lema #NiUnPolicíaMenos.
Tras los asesinatos de dos policías durante el fin de semana, la declaración de un funcionario despertó cierta polémica. El secretario de Política Criminal bonaerense, Francisco Pont Vergés, usó una frase poco feliz para referirse a la situación. "El delito tiene esas cosas de rachas estacionales, de varios hechos que impactan en la sociedad", manifestó el funcionario.
El procurador general bonaerense, Julio Conte Grand, salió al cruce de esas declaraciones de Pont Vergés y sostuvo que "fue una referencia desafortunada" y que "no corresponde hacer una manifestación sobre las situaciones de homicidios o delitos en general de esa manera". La controversia se sumó a la de anteayer, cuando el jefe de policía, Fabián Perroni, cuestionó una declaración del marido de la oficial muerta en Ituzaingó.