La construcción de un gran frente opositor que saque al país del fracaso al que lo empuja este Gobierno, cuya economía que está en “caída libre”, es la idea central motiva hoy a Daniel Arroyo, diputado nacional, peronista, ex ministro de Desarrollo Social de la Provincia de Buenos Aires y, confirmado, aspirante a gobernar ese mismo territorio. 
“El Gobierno encarna un modelo que, de verdad, deja a 20 millones de personas afuera”, afirma Arroyo, con énfasis en la palabra “verdad”, y explica por qué: “El modelo del Gobierno es soja, minería, sector financiero y salarios bajos, eso es lo que deja afuera a esas 20 millones de personas”, porque es un modelo que no promueve la generación de empleo y contempla políticas para distribuir la riqueza.
De ahí que, para este hincha de El Ciclón formado en políticas sociales, “la obligación de la oposición es no fragmentarse, ganar y construir un modelo para 44 millones de argentinos”.
Con cifras grabadas en la memoria, Arroyo es enfático al afirmar que “la economía está en caída libre: la actividad se retrajo 7,5% en noviembre y más de 10% en diciembre. En todo el año la industria cayó 5%. Se perdieron 200 mil puestos de trabajo y claramente aumentó la pobreza”. Esos números le dan pie para afirmar sin eufemismos que “está tremenda la situación”.
Semejante cuadro arroja como conclusión que “va a ser muy difícil gobernar en la siguiente etapa”. Cualquiera que fuere elegido por la sociedad “va a encontrarse con un acuerdo caído con el Fondo Monetario Internacional, un mercado laboral desacomodado, un conflicto social muy alto… y eso requiere de mucho consenso, de mucha musculatura política”, razona Arroyo.
Precisamente es esa búsqueda de acuerdos políticos, en principio dentro de las fuerzas opositoras, lo que el diputado sugiere para esta instancia preelectoral.
“Creo que hay que construir una gran unidad opositora, que es el conjunto del peronismo en sus distintas vertientes, más los movimientos sociales, más otros sectores críticos al gobierno”, precisa, enviando una señal de amplitud y tolerancia. Entrarían en esa convocatoria, por ejemplo, kirchneristas, no kirchneristas, organizaciones de desocupados e incluso socialistas o radicales alejados de la experiencia de Cambiemos.
Y esa búsqueda de unidad, advierte, no es una cuestión meramente de necesidad electoral, sino un imperativo para gobernar los tiempos difíciles que se avecinan: “La unidad -afirma- no es sólo un tema de convicción, es el único camino posible para un país que va a tener una situación muy complicada por delante”.
“Esa gran unidad opositora va a tener un programa común para 44 millones de argentinos, dos o tres candidatos a presidente, dos o tres candidatos a gobernador y lo que tenemos que hacer es definir en las PASO quién lidera y de qué manera”, describe con sencillez un escenario que no parece tan sencillo de instrumentar.
Sobre su pretensión de gobernar la provincia de Buenos Aires, a diferencia de otros candidatos que eluden definiciones, Arroyo es claro: “Yo quiero ser candidato a gobernador”, admite sin dobleces, y aclara que la definición se dará “en el marco de las PASO, donde seguramente habrá otros candidatos”.
“Yo quiero ser el candidato de las buenas ideas, las buenas propuestas, el candidato que de vuelta en serio la escuela secundaria, que corte la venta de droga en los barrios con una fuerza especial por afuera de la policía, que resuelva el tema de salud que ha empeorado objetivamente como uno puede ver en los hospitales, donde faltan insumos”, dispara de corrido, ya en tono de campaña, y vuelve a señalar el camino: “Creo esencialmente que la salida es la conformación de una alianza política y eso se basa en que la sociedad, votando en una primaria, defina quién lidera”.
Respecto del impacto que a su juicio tendrá la situación económica en el resultado electoral, Arroyo considera que “esta situación económica va a influir en la decisión de la gente en octubre”.
“Me parece que un país donde los más pobres están peor, donde los que hacen changas están complicados porque solo trabajan un par de veces por semana, donde las personas de clase media la tienen recontra difícil y se endeudan porque no les alcanza la plata y todo le sube, donde claramente hay un empeoramiento de la gran mayoría, de las pymes, de los comerciantes, de los jubilados, debe haber una traducción electoral”, pronostica para darle ánimo al armado opositor.
A juicio del dirigente, “la gente no vota sólo por lo económico, pero ese es un factor muy determinante, y es un dato objetivo que en la Argentina hay una mayoría que la está pasando mal, y que está peor que hace tres años”.