Un estudio de costo tarifario realizado por la Universidad Nacional de Avellaneda, determinó que las tarifas de servicios públicos ya se comen un 23,5% del Salario Mínimo Vital y Móvil, y un 7,2% del salario medio, cuando en 2015 representaban el 6,3% y el 2,1%, respectivamente. Tal cifra llevó a la Argentina a ocupar la tercera posición en el ranking de ocho países de la región, detrás de Venezuela con una incidencia del 36,5%, y de Chile con el 24,9%.


Del informe se desprende que Argentina acumula desde inicios de 2016 incrementos del 2.057 por ciento en promedio en gas natural, de 1491 por ciento en energía eléctrica y de casi un 1.000 por ciento en el servicio de agua potable. En materia de transporte, se registran aumentos del 677% en peajes, 375% en el boleto del tren, 332% en colectivos de corta distancia y un 177% en subtes, para el acumulado trianual.
También se destacan las tarifas de determinación o regulación estatal como el ABL, que lleva un acumulado de 135%, y las prepagas, un 157%, y también se posicionan por sobre la inflación media acumulada, desde 2016 hasta la fecha. Analizando la evolución del peso de los principales servicios públicos (energía eléctrica, gas de red y agua potable) sobre el salario mínimo, se encuentra un incremento acumulado de 17,2 puntos porcentuales en los últimos tres años.
“Los últimos ajustes acordados con el FMI también implican una suba, ya que se eliminan beneficios que estaban vigentes para los sectores económicos más bajos y difícilmente sean compensados por los gobiernos provinciales”, explica el informe y continúa: “Se pasó de un modelo de energía barata como elemento de crecimiento, a otro en donde los servicios públicos son cada vez más difíciles de pagar para las familias y empresas. Si se tiene en cuenta que el resto de los precios también viene subiendo, se puede tomar dimensión de la angustia existente a nivel social”.
Pero además, señalan que “las empresas también sintieron el impacto, y muchas están haciendo un sobre esfuerzo por no cerrar. La recesión es la peor noticia que podían recibir en este momento”.