Compartimos la columna editorial del coordinador general del Grupo AgenHoy en el programa radial “Primera Mañana”.

En esta oportunidad, habló del articulo de opinión de Esteban Tancoff quien  coordinador del Frente de la Esperanza en la Provincia de Buenos Aires.

 

El venerable inquisidor Pedro Arguez, el tercer Gran Inquisidor, encargado de los tormentos para “convencer” a los infieles para convertirlos al cristianismo, descendió a la oscura celda del judío aragonés y con lágrimas en los ojos le dijo al maltrecho y torturado prisionero: Hijo mío, alégrate!, tu martirio va a tener fin, reposa esta noche, mañana serás llevado al “quemadero”, tu muerte tardara una dos horas, te iras quemando de a poco, a Dios le tocara determinar qué hacer con tu alma, quizá su infinita clemencia perdone tu rechazo. Dicho esto lo abrazo y se retiró con sus ayudantes por la oxidada puerta de hierro.

El prisionero se volvió a echar sobre su camastro de piedra y desde allí observo con sorpresa que la puerta no había cerrado bien, entonces se levantó y casi arrastrándose por su extrema debilidad abrió la puerta de la celda y salió. Caminó con paso trémulo casi una hora, por las oscuras galerías hasta llegar a un portón sin trabas,  movió el picaporte, la puerta se abrió y se encontró con una plaza desde la que se veía el cielo y las estrellas, se sintió libre, se hinco sobre el pasto temblando de emoción, de pronto sintió una presencia, levanto sus ojos y allí estaba el gran inquisidor que tomándolo por los hombros le dijo:-hijo mío, ¿en vísperas de la salvación eterna pensabas abandonarnos?. El judío entendió entonces que la puerta abierta de su calabozo fue  una siniestra estratagema para infringirle la última tortura. La muerte de la esperanza.

Existe un argentino torturado y exhausto por la falta de trabajo, el exceso de pobreza, la inflación, pero sobre todo un argentino absolutamente desconcertado, porque quienes lo torturan dicen , con un discurso que pretende ser franco e íntimo, con promesas de abrigo y confort , que lo hacen para salvarlo: sin duda esta perversión, realizada con lágrimas en los ojos por los modernos inquisidores, parecen ser la muerte de la última esperanza de ver un cielo iluminado por las estrellas sin el desasosiego de la reelección de un eterno tormento.

 

 

 

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