Especialistas en conducta animal y médicos veterinarios aseguraron que la mayor responsabilidad en los ataques de perros la tienen los dueños, que "no terminan de tomar conciencia sobre qué significa tener un animal", en especial de aquellas razas consideradas "potencialmente peligrosas".
Los profesionales también culpan a la falta de aplicación de la legislación que regula la permanencia de animales en la vía pública como una de las causas de los ataques, como el que le provocó la muerte a una niño de dos años en 2014 en Alejandro Korn, hecho que dio lugar a una condena de ocho años de cárcel para su dueño.
La provincia de Buenos Aires aprobó en 2010, pero hasta el momento no reglamentó, una Ley sobre Animales Potencialmente Peligrosos en la que figuran un total de 37 razas de perros, entre ellas los Pitbull terrier, Staffordshire bull terrier, american Staffordshire terrier, dogo argentino, fila brasileño, tosa inu, akita inu, doberman y rottweiler.
"Todo animal puede tener una carga genética que influye en su comportamiento en un 30 por ciento, pero el 70 por ciento determinante tiene que ver con la forma en que sociabiliza el animal", señaló a Télam Leonardo Sepiurka, secretario de la Sociedad de Medicina Veterinaria.
"En su conducta de manada, las perras educan, reprimen, controlan, castigan y premian a sus cachorros para que vayan aprendiendo a interactuar dentro de un grupo. Pero cuando el animal pasa a convivir con una familia, a la que él considera su manada, el perro necesita que se le fije un rango o jerarquízación, de lo contrario puede haber problemas graves", detalló.
El médico veterinario dijo que "cuando un perro intenta juegos de mordisqueo, en realidad está probando hasta donde le permiten avanzar. Y si uno no le pone estos limites, el perro, que no tiene por qué ser de una raza potencialmente peligrosas, puede llegar a tener en vilo a toda la familia".
Los especialistas coinciden en señalar que si a los perros "potencialmente peligrosos" se los adiestra para ser animales de pelea y ataque, "esa capacidad genética se expresa, pero si uno los controla y no potencia su costado agresivo puede lograr que un Pitbull sea tan manso como un Collie".
La ciudad de Buenos Aires, por su parte, no cuenta con una norma específica sobre perros potencialmente peligrosos, pero la Ley 4.078 obliga a la inscripción de los animales en un registro, a usar collar con identificación, bozal y correa, requisitos que raramente se cumplen y se controlan.
Según datos no oficiales, unas 4 o 5 personas mueren en Argentina por año por ataques de perros, en tanto otras 10.000 sufrirían mordeduras, la mayoría de ellas sin mayores consecuencias.
Veterinarios del Movimiento Argentino de Protección Animal (MAPA) destacaron que son "muy raros" los casos de mordeduras producidas por perros de la calle y en su inmensa mayoría corresponden a perros cuyos dueños no ejercen una "tenencia responsable".
La Unión Europea, en tanto, impulsa normas estricta para la tenencia de perros, especialmente de aquellas razas potencialmente peligrosas, que incluye utilización de microchip en los animales, además de severos controles psicológicos y de antecedentes penales de los dueños.
Félix Vallejo López, director veterinario y cirujano jefe del Hospital Veterinario Happy Animal de España, señaló en un ensayo que "la peligrosidad de ciertas razas es una evidencia, pero al mismo tiempo existen condiciones personales de cada animal únicas y particulares. Cada animal debe someterse a un juicio personal y único, pero este juicio comienza por su propietario, que debe tener la suficiente responsabilidad para saber que animal tiene, como es e intentar solucionar los problemas que pueden provocar".
"El primer punto es darnos cuenta que todo comienza con la educación del propietario; no existen razas asesinas, sino más bien razas predispuestas a la agresividad, o la defensa, en nuestra mano como propietarios esta la labor de educarlos y llevarlos, si es preciso, a un adiestrador que refuerce nuestra jerarquía", afirmó el especialista.