La repostería artesanal de la provincia de Buenos Aires tiene el sabor de las recetas ancestrales, el aroma irrepetible de la cocina repleta de  recuerdos de la infancia y el amor por los dulces como ingrediente principal.

Los productores de Hönecker, Armandine D’ Ozouville y Dulce Cobo, que integran el catálogo “Sabores de la Provincia”, recuperan tradiciones de la gastronomía familiar, las adaptan a productos locales y se aventuran a generar nuevas sensaciones en el paladar.

“La pasión por la cocina viajó a través de mi bisabuela, mi abuela y mi mamá de París a la Argentina. Todavía conservamos las recetas anotadas a mano de mi abuela Suzanne y los libros de más de cien años con recetas de mi bisabuela Margarite y mi tatarabuela Armandine, que usamos para la cocina familiar y para nuestros alfajores, licores, mermeladas y chutneys”, contó Susana López Araya de Armandine D’ Ozouville desde Santa Clara del Mar, partido de Mar Chiquita.

Los alfajores de “Armandine” son una delicia artesanal imperdible. La receta pertenece a la madre de López Araya y fue reversionada por su hija para preparar 30 variedades de esa confitura.

Por otro lado desde Mar de Cobo, otra de las localidades de Mar Chiquita, las hermanas Noelia y Gisela Pignataro llevan adelante Dulce Cobo, un emprendimiento de alfajores artesanales de osados sabores como cerveza negra y rubia; pimienta y chili picante. Para las personas con gustos más tradicionales ofrecen los de cacao y dulce de leche.

Para Noelia la cocina es como un laboratorio: “Para crear un nuevo alfajor hay que combinar recetas y sabores. Lo primero que hacemos es trabajar con nuestro paladar. Siempre hay que probar”, afirmó.

De esas impensadas mixturas de ingredientes nacieron sus alfajores. “Al probar el alfajor de chili lo primero que sentís es el dulzor, luego al pasar por la garganta percibís el calor del picante que lo equilibramos con el amargo de las tapitas, logrados con el agregado de distintas especias”, precisó Noelia.

Los alfajores de cerveza, por su parte, “tienen cebada en la masa y cerveza en el dulce de leche. Además les hicimos un jarabe de cerveza artesanal negra para los de chocolate negro y de cerveza rubia para los blancos.Es una especie de jalea, como una mielcita en el centro del alfajor”, describió esta alquimista de sabores. Esa delicia también obtuvo el primer puesto por su originalidad, el año pasado en la Fiesta Nacional de Alfajor.

En esa cocina-laboratorio hay productos en fase de experimentación como el de gin y pomelo, y otros en etapa de perfeccionamiento como el alfajor de fresco y batata.

Pasión por el chocolate

Osvaldo Foster de “Hönecker boutique de chocolates” aseguró que heredó de su madre el amor por la repostería. Tal es así que el nombre de su empresa, que distribuye sus productos a lo largo de la costa Atlántica y en la Ciudad de Buenos Aires, es el apellido de su mamá. Aún recuerda el aroma del stollen y las trenzas de mazapán que preparaba esa alemana de la región del Volga. “Esa cocina no se puede olvidar”, sentenció.

La boutique invita a degustar blend de chocolates, trufas, dulce de leche, y alfajores. Para Osvaldo las trufas Hönecker “son un contrabando de sabor” porque se elaboran con chocolate estilo ganache, leche condensada y coco mezclado con chocolate blanco en su interior.

También destacó que los alfajores son “productos delikatessen”. Llevan una cobertura de chocolate que tiene como materia prima la manteca de cacao.

En estos momentos de aislamiento preventivo y distanciamiento social las redes sociales son una forma de acercarse y deleitarse con las exquisiteces de @dulce_cobo; @honeckerchocolatesoficial y @armandinedozouvillealfajores