En el marco de la contingencia actual, el área de Medicina Complementaria del distrito, brindó recomendaciones para mantener una alimentación saludable consumiendo frutas y verduras de invierno.

Los alimentos frescos y naturales son fundamentales para una nutrición equilibrada. “Elegir productos de estación tanto frutas como verduras, en este caso de invierno, proporcionan una mejor nutrición y además son esenciales para la economía del hogar. Al consumirlos diariamente ayudan a la hidratación porque son fuentes de agua, aportan fibra, otorgan saciedad y previenen ciertas enfermedades. Además, son benéficas para fortalecer el sistema inmunológico”, explicó Carla Mora, especialista en nutrición, perteneciente a la dirección de Medicina Complementaria en declaraciones radiles.   

En este sentido, la especialista remarcó la importancia de la condición de estos alimentos, el valor de consumirlos en su época adecuada como así también el carácter de su fácil accesibilidad en verdulerías y fruterías, al igual que en supermercados y negocios de cercanía: “Al ser de estación son más sabrosos y de mejor calidad. También, hay que tener en cuenta que los precios son más accesibles. Se destacan que al ser producidos en invierno sus sabores se encuentran en su mayor esplendor”, subrayó.  

¿Cuáles son las frutas y las verduras de invierno y qué beneficios otorgan a la salud?

Las frutas de invierno, según la especialista, son mandarina, limón, naranja y pomelo; que son cítricos. “La vitamina C, también llamada ácido ascórbico, desempeña muchas funciones de gran importancia en el organismo y es clave para el sistema inmunológico. Esto significa que lo refuerza para prevenir infecciones, combatir diferentes enfermedades, y en esa etapa invernal evitar gripes”, señaló.

Las verduras de la etapa invernal son brócoli, papa, repollo, ajo, arveja, radicheta y puerro. Asimismo, existen hortalizas que todo el año están disponibles en igual calidad. Estas son: acelga, espinaca, lechuga, rabanito, remolacha, rúcula y zanahoria.

Verduras de hojas (acelga, espinaca, lechuga, radicheta y rúcula). Las vitaminas que más prevalecen son la A, la C y son fuentes de hierro. “Siempre hay que consumirlas acompañadas de un cítrico para que estas se absorban  de mejor manera en el intestino y en el proceso el hierro sea captado en mayor proporción en el organismo para prevenir anemias”, detalló Mora.  

Antioxidantes (remolacha, zanahoria y repollo). La primera, según la especialista, además de vitamina C, fibra y minerales, reduce la inflamación, ayudando al corazón, protegiendo al sistema digestivo y al cerebro. La segunda -que contiene potasio y fósforo- es un excelente vigorizante para mentes cansadas y restauradora de nervios; fortalece las uñas y el cabello, al que aporta brillo. Las dos primeras ayudan a mantener la salud ocular. El repollo -posee contenido de agua y mucha fibra- es bueno para el funcionamiento mental de igual modo que para el de la glándula tiroides y para quemar grasas; reduce el colesterol y previene la hipertensión.

Contienen vitamina C (brócoli, rabanito, papa, ajo y arveja). “La primera tiene complejo B, hierro, magnesio, fósforo y potasio; es una excelente fuente de fibra y ayuda a mantener los huesos sanos al igual que a la protección de la vista. El segundo mejora el tránsito intestinal, es diurético y favorece a que no haya retención de líquidos; es protector del hígado y de la vesícula. La tercera, al ser tubérculo, tiene vitaminas B 1, B 3 y B 6; posee mucho almidón e hidratos de carbono”, aseguró la especialista.

Además, agregó: “El ajo- rico en vitamina B6, magnesio y compuestos azufrados- lo que aporta como propiedad es que mejora la absorción de los nutrientes de los alimentos que se consumen, regula la función del páncreas y del hígado, y disminuye los niveles de colesterol malo; asimismo, es antibacteriano y antiséptico. La quinta es fuente de vitamina A, B y hierro”.  Y el puerro – alto contenido en vitaminas C, E y B6- según la especialista, reduce el colesterol y los triglicéridos; además de tener propiedades diuréticas, mejora la circulación de la sangre y baja el colesterol malo.

“Es fundamental incorporar diariamente dos porciones de verdura, una cruda y otra cocida, que ocupen cada una la mitad del plato. Lo ideal sería una en el almuerzo y otra en la cena”, indicó Mora