“Economía Feminista” presentó un  material de descarga gratuita de Educación Sexual Integral con pedagogía menstrual y analizó el costo promedio en productos de gestión menstrual teniendo en cuenta la inflación. “Tratamos de visibilizar a la menstruación como un factor más de desigualdad”, dijo por la FM 97.7, Natsu Shokida, miembro del grupo investigador.

La campaña lanzada por “Economía Feminista”,  “#MenstruAcción” busca  visibilizar distintas cuestiones que genera la desigualdad en torno a la menstruación.

Las estadísticas oficiales reflejan que las mujeres perciben ingresos que son, en promedio, un 27% menores que los de los varones, las asalariadas están más expuestas a la informalidad laboral (segmento en el que la brecha asciende al 36.5%), casi una de cada cuatro jóvenes busca activamente un trabajo remunerado y no lo consigue, y los estratos de menores ingresos se encuentran feminizados.

Cerca de un 58% de los hogares del país cuenta con al menos una mujer en edad reproductiva que debe acceder a estos productos. Por eso el grupo feminista realizó un ejercicio de estimación para saber cuál es el costo que tendría que afrontar una persona que menstrúa a lo largo de un año, ya sea que utilice toallitas o tampones, siendo estos los productos de mayor circulación en nuestro país.

Desde la campaña tratamos de visibilizar a la menstruación como un factor más de desigualdad. Esta desigualdad puede ser tanto ambiental, como educativa. Muchas chicas tienen que faltar al colegio porque no tienen con qué tratar su sangrado pero también hablamos de la dimensión económica de esta desigualdad. El costo de menstruar es muy alto”, dijo en diálogo con la FM 97.7, Natsu Shokida, miembro del grupo investigador.

Y agregó: “Se trata de activar y proponer políticas públicas que solucionen la desigualdad como por ejemplo la propuesta en torno a la quita del IVA en productos de gestión menstrual y un control de precio sobre este tipo de productos. Además que se distribuyan de manera gratuita en hospitales, escuelas, cárceles, todo tipo de espacios comunitarios como ya se debiera hacer con los métodos anticonceptivos”.

Además denunció: “Se encontró glifosato en un montón de productos y parte del reclamo va por ese lado también, de exigir más información”.