La muerte del juez Claudio Bonadío ocurrida a los 64 años, cayó como un balde de agua fría en los tribunales de Comodoro Py, de los cuales era un referente.
Desde 1994 estaba a cargo del Juzgado Criminal y Correccional Federal N° 11 y será recordado como uno de los magistrados más polémicos en la historia argentina. Por citar algunos ejemplos, Bonadío acumuló decenas de denuncias en su contra presentadas ante el Consejo de la Magistratura por "mal desempeño", "malos tratos" y "discriminación"; y en la justicia Penal, por "enriquecimiento ilícito" y "encubrimiento de una red narco", entre otras.
Desde 2015, este hombre se convirtió en el enemigo número uno de la actual vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner, a la que hizo desfilar en varias ocasiones por Comodoro Py. La ex mandataria llegó a llamarlo "extorsionador y pistolero" en una cadena nacional.
El ex juez le dictó 7 procesamientos con prisión preventiva por el caso Cuadernos y el memorándum con Irán, causa por la que le negó la posibilidad de viajar al ex canciller kirchnerista Héctor Timerman para que continuara con su tratamiento por el cáncer que lo afectaba. Por eso, se habla hoy de la "venganza de Timerman". La muerte de este personaje odiado por el kirchnerismo no podía tener otra cosa que fuertes repercusiones en las redes.
Gregorio Dalbón, el abogado de Cristina Fernández de Kirchner fue uno de los primeros en salir con los tapones de punta al criticar con dureza asegurando que con él "se muere una de las peores partes de la Justicia. La muerte le sienta bién. El odio llevó a Bonadío a la muerte", manifestó.
Tan pronto como se conoció su deceso, se convirtieron en tendencia en Twitter algunos hashtags que daban cuenta de su figura como enemigo judicial, político y mediático de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. “Impune” y “Justiciadivina” se instalaron al tope, siendo parte de miles de mensajes que reflejaban la bronca del kirchnerismo con quien fuera el principal impulsor de causas contra ese frente político y su referente.
En la página 450 de su libro “Sinceramente”, Cristina Kirchner le dedicó un subcapítulo a Bonadio y a la causa de los cuadernos: “Claudio Bonadio, el sicario”. Allí describe su mirada sobre lo que llama “la causa de las fotocopias de los cuadernos” y sostiene que el juez “es una de las cabezas de este entramado judicial”. “Hoy me enfrento a fiscales y jueces que me acusan para satisfacer las demandas de quienes me quieren fuera del circuito político argentino. Fiscales y jueces que me acusan de corrupción mientras ni ellos ni su familia pueden explicar sus viajes y sus altos niveles de vida con los ingresos que perciben”, escribe y concluye: “Tengo claro que quienes gobernamos pensando en las necesidades de los más humildes y en los intereses nacionales debemos sufrir el calvario de ver mancillado nuestro nombre y el de nuestros hijos. Tengo claro también que es el precio que debo afrontar por ser Cristina”. Estas palabras de la ex presidenta tienen sentido en una guerra donde los buenos y los malos no están del todo definidos.
Recibido de abogado en la Universidad de Buenos Aires (UBA) en 1988, Bonadío tuvo su paso por la administración pública en la década de los noventa, cuando fue asesor de Carlos Corach, entonces Ministro del Interior de Carlos Menem y luego su subsecretario de Asuntos Legales.
Con acuerdo del Senado, en 1993, fue nombrado juez federal a cargo del juzgado federal de Morón, por el entonces presidente Carlos Menem. También hay que decir que durante la presidencia del riojano comenzó a acumular denuncias por “cajonear” causas contra ex funcionarios y amigos del poder.
En 1996, el ministro de Economía Domingo Cavallo relató, tras renunciar a su cargo, que su ex par en el gabinete Carlos Corach, había anotado en una servilleta los nombres de los jueces federales que respondían al presidente, entre los cuales figuraba el de Bonadio.
Cavallo afirmó que vio y escuchó cómo Corach le pedía a Bonadio que archivara una causa suya por presunto enriquecimiento ilícito. En la mencionada servilleta se nombraban a una cantidad de jueces preparados para actuar según las órdenes y necesidades políticas de Menem, además de Bonadío también figuraban otros jueces como Jorge Ballestero y Rodolfo Canicoba Corral.
La expresión “La servilleta de Corach” se hizo famosa en la década del noventa y pintó de cuerpo entero el entramado entre el poder judicial y el poder político.
Aficionado a las armas, en 2001 fue abordado en plena calle en la localidad bonaerense de Florida por dos delincuentes, a quienes asesinó de varios tiros con su pistola Glock calibre 40. Tenían 19 y 20 años. Uno de ellos estaba desarmado y el otro fue atacado por la espalda. Por ese episodio la entonces presidenta Cristina Kirchner llegó a llamarlo públicamente el "juez pistolero".
En los últimos años, Bonadio mantuvo un duro enfrentamiento con Cristina Kirchner, a quien había procesado con prisión preventiva en varias causas por presuntos hechos de corrupción.
Una de las denuncias más importantes de corrupción contra CFK, su familia y funcionarios, es la causa Hotesur por presunto lavado de dinero de sobornos y el sonado episodio de los Cuadernos donde se investigan presuntos sobornos en la obra pública.
Según la defensa de Cristina, Bonadio incurrió en irregularidades cuando ordenó a la Policía Metropolitana de Buenos Aires un allanamiento en la sede de Hotesur, el 20 de noviembre de 2014. Dicha fuerza no tiene jurisdicción en el territorio en el que actuó.
A los pocos meses, fue apartado de la causa porque “violó el derecho a la defensa en juicio” de Romina Mercado y Lázaro Báez, y actuó con “parcialidad” al no permitir a los peritos de las partes revisar documentación secuestrada.
En su rol como juez federal, instruyó también en otras causas relevantes que involucraron a la ex presidenta, tales como la denuncia de Nisman por el Memorando con Irán, Dólar Futuro, la primera parte del encubrimiento del ataque a la AMIA y la Tragedia de Once. En este marco, el juez pidió desaforar y detener a la vicepresidenta en varias oportunidades. Cuando todavía era Presidenta, Cristina se refirió a Bonadio como un “juez pistolero y extorsionador”. Fue luego de que el entonces funcionario judicial ordenara allanamientos en la inmobiliaria de Máximo Kirchner en Santa Cruz.
Bonadío negaba los rumores de que su estado de salud era delicado y que "era un problema grave". Le hicieron una resonancia magnética en el Fleni y le detactaron un tumor en el cerebelo, de pronostico reservado.
Se tratataba de un tipo de cáncer muy agresivo. Es el más común de todos los tumores malignos cerebrales y, en el pasado, ocasionó la muerte del senador John McCain y el hijo del ex vicepresidente Joe Biden en EE.UU. “Nace en la glia, el tejido del sostén del cerebro, el que le da estructura”, explicó José Lastiri, presidente de la Asociación Argentina de Oncología Clínica. “Es poco frecuente, se dan dos casos cada 100 mil habitantes al año, pero muy maligno”, agregó. Por lo general, el glioblastoma multiforme se presenta en adultos, entre los 40 y 70 años y es más común en varones. “Los síntomas son dolor de cabeza, convulsiones, dificultad para moverse y expresarse y síndrome depresivo”, sostuvo Lastiri. En el caso del juez Bonadio, se sabe que a comienzos de 2019 comenzó a tener problemas de visión en su ojo derecho y por eso decidió consultar al médico.
Fue intervenido quirúrgicamente en mayo del año pasado y había pedido una licencia para el mes de febrero. En tribunales varios de sus colegas dudaban sobre su vuelta. Su estado de salud fue manejado con hermetismo en su entorno y por él mismo. No obstante, nadie esperaba un desenlace tan rápido. Momentáneamente se hará cargo de su juzgado Sebastián Casanello, hasta que en marzo se designe al nuevo titular. El tono celebratorio de dirigentes por el fallecimiento del juez merece una reflexión, como así también el rol del Poder Judicial. El dilema ahora es qué pasará con las causas de Cristina. La moneda está en el aire.
*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP y analista político. Para consultar su blogs, dirigirse al sitio: Jorge Joury De Tapas.