Es una película polimérica desarrollada por la UNC que se aplica al plástico y funciona como filtro. Retiene partículas en su estructura y funciona como microbicida de amplio espectro. El material inactiva el agente infeccioso. Es un proyecto conjunto de las Universidades de Lomas de Zamora y Córdoba y de la empresa Felsim. Busca fabricar elementos de protección como barbijos y mascarillas.

La Universidad Nacional de Lomas de Zamora, junto a su par de Córdoba y una PyME local, trabajan en un film polimérico. Actúa como filtro y microbicida. Puede ser aplicado sobre plástico para fabricar barbijos y máscaras protectoras. La secretaría de Vinculación Tecnológica de la UNLZ, a cargo de Diego Serra, ofició de puente entre las instituciones para concretar este proyecto colaborativo.

La iniciativa agrupa a investigadores de la Facultad de Ingeniería de la UNLZ y de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba – Conicet. Además, a la empresa Felsim, dedicada a la pintura e inyección de plásticos.

“Surgió ante la necesidad de dar respuesta a la población que está usando tapabocas que no cumplen con las normas ni reglas de seguridad. A veces esos mismos tapabocas se convierten en transmisores por la mala manipulación”. Así lo explica Gladys Granero, integrante del equipo de investigación cordobés. Y añade: “es una necesidad hacer un material que pueda inactivar el agente infeccioso para evitar que las personas se auto contagien.”

“Se trata de un film polimérico que tiene unas características llamadas polielectrolitos porque tienen carga. Entonces en función de esa carga tienen un efecto de filtro en la retención de partículas”, indica Granero. Y agrega: “Esperamos para este caso desarrollarlo en la retención de virus. Nosotros hemos probado este tipo de films con bacterias y han dado muy buenos resultados con una buena actividad microbicida”.

El film tiene incorporado un compuesto de nanopartículas de plata con comprobada actividad antiviral en un espectro amplio. Según explica la investigadora de UNC- Conicet se probó con diferentes tipos de virus. Por lo que se espera que también tenga efecto específicamente contra el Covid-19.

También actuaría como filtro, reteniendo las partículas virales o las bacterias o de otro tipo, en las fibras del film a través del efecto de carga eléctrica.

“La idea es que tenga una actividad de filtro y también microbicida de amplio espectro. No sólo para covid sino para una serie de bacterias y agentes infecciosos que se propagan a través de las vías respiratorias”, resume la investigadora.

Del laboratorio a la fábrica

El objetivo, una vez que finalicen las pruebas de laboratorio, es producirlo de manera industrial para aplicar esa película en barbijos y máscaras protectoras. En ese punto, comienza el trabajo de la empresa Felsim, una autopartista ubicada en Esteban Echeverría, a metros del campus universitario de la UNLZ.

La empresa se contactó con el área de Vinculación Tecnológica de la Universidad para desarrollar un producto que sea útil para la comunidad.

“Con la UNC y la UNLZ formamos un equipo. Ellos aportan su desarrollo innovador y nosotros nuestra capacidad de producir para que esto se materialice en un servicio hacia la comunidad.” Así lo destaca Fernando Garabelli, socio de la empresa.

En ese sentido, celebra la tarea de articulación entre el sector productivo y el sistema universitario y científico. “Para nosotros, una pequeña empresa, el área de investigación es de muy difícil acceso. Por eso es importante fomentar y acercar los organismos del saber a las empresas pymes que no tienen tanto recurso para invertir en i+d”.

El equipo de la UNC se encuentra desarrollando el material de recubrimiento. “Tenemos que hacer ensayos físico químicos, de actividad antiviral y antibacterial, toda una serie de desafíos del film ante agentes infecciosos. Y también determinar la capacidad del film en cuanto a estabilidad, duración y retención”, señala Granero.

El siguiente paso es trasladar los resultados del laboratorio a escala industrial. “En ese salto industrial vamos a colaborar desde la UNLZ. En términos de análisis de materiales en laboratorio y en el estudio de los procesos industriales”, detalla Serra.

El camino consta de varios pasos. Luego de las pruebas de laboratorio e industriales, se deberá trabajar en protocolos para su producción con el aval del INTI. “Los ensayos son todo un desafío, porque no hay nada en esta materia. No hay normativa específica porque hasta hace seis meses este producto no existía”, concluye remarcando la innovación que esta idea significa.

El equipo se completa con Nadina Ussaglio y Renee Onainty, integrantes de Unitefa, UNC-Conicet.