Jesús quiso quedarse para siempre con nosotros bajo el signo del Pan y del Vino fruto de la tierra, la vid y el trabajo de sus hijos e hijas y que se convierten con la imposición de manos y la fuerza del Espíritu, en su Cuerpo y su Sangre para la vida de la humanidad.
Le pedimos que bendiga la mesa que nos reúne y a nuestro país para que a nadie le falte el pan de cada día. Amén