Por el padre Julio Cura. Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco. Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer. Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos. Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.

16-B- Evangelio de Jesucristo según san Marcos: 6, 30-34- Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco. Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer. Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos. Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.

Buen domingo, familia. A partir del Evangelio de hoy, les propongo dos reflexiones: la necesidad del reposo, en medio de la actividad misionera; y la unión al amor misericordioso de Cristo por la gente oprimida por el dolor y el desconsuelo.

Comienzo por la primera. En medio de situaciones difíciles, agudizadas por la pandemia: en la familia, en la escuela, en el trabajo, en la parroquia, en los centros solidarios de salud y de ayuda fraterna; nos invade la incertidumbre y el cansancio. Jesús nos invita a parar, a descansar, a distendernos; a escucharlo a Él para pensar y discernir, para imaginar nuevos modos de cercanía, de misionar y anunciar el mensaje del Reino a los hermanos. Necesitamos celebrar la vida, fortalecer nuestra fe y renovar la esperanza. Él, que es el Camino, nos indicará por dónde seguir y nos enseñará a pastorear con inventiva y generosidad.

En la segunda reflexión, vemos a Jesús conmovido, porque andaban como ovejas sin pastor. La misericordia del Padre Dios es una de las primeras experiencias tenidas por la Humanidad. Jesús encarna y manifiesta esta misericordia, poniéndola como clave en su enseñanza y como secreto íntimo de toda su actividad misionera. Hoy también, sigue pasando por nuestras vidas, sanando a los enfermos, consolando, liberando a los oprimidos por la pandemia y el dolor en todas sus formas.

Estos gestos de Cristo nos involucran y comprometen a ser solidarios y atentos a las necesidades de los que nos rodean; a salir de nuestros encierros e imaginar proyectos solidarios en nuestros lugares de pertenencia: allí donde vivimos, en el barrio, en la calle, en los centros de encuentro, en los lugares de trabajo; sin descuidar lo que podemos hacer, juntándonos con otras iniciativas tendientes a mitigar el hambre y las necesidades de los más frágiles, olvidados y desprotegidos por la insensibilidad de los indiferentes. Que el buen Pastor, nos inspire gestos de cercanía y misericordia conforme a su corazón y nos bendiga. En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.