Estela de Carlotto contó que el joven es abogado al igual que su hermano que siempre lo buscó. Desde la institución reclamaron que se continúe con las políticas de derechos humanos para seguir avanzando en el camino de la memoria, la verdad y la justicia.
Marta Pourtalé tenía 30 años cuando fue secuestrada, un hijito de poco más de tres años y un embarazo casi a término. Un compañero de militancia la escuchó en el campo de concentración de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) en diciembre de 1976. En los últimos 48 años nada se supo de ella ni de su bebé –al que ella pretendía llamar Manuel si era varón o Soledad si era mujer. Este viernes, mientras el gobierno de Javier Milei avanza en el desmantelamiento de la Secretaría de Derechos Humanos, las Abuelas de Plaza de Mayo volvieron a hacer lo que parecía imposible: anunciaron que habían encontrado al hijo de Marta y Juan Carlos Villamayor. “La verdad siempre sale a la luz”, celebró Estela de Carlotto.
La noticia de que las Abuelas de Plaza de Mayo habían encontrado al nieto 138 empezó a correr pasado el mediodía. La Casa por la Identidad –que funciona en el Espacio Memoria y Derechos Humanos de la exESMA– se fue llenando de militantes que querían festejar el hallazgo. Entre ellos, estaban los trabajadores de la Secretaría de Derechos Humanos que venían de reunirse con Alberto Baños sin lograr mayores precisiones sobre cómo continuará el organismo.
Taty Almeida, la presidenta de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, entró pasadas las 14.20 en su silla de ruedas. Con el pañuelo calzado en la cabeza, la sonrisa no le entraba en el rostro. Ambos pulgares para arriba, se estrechó un abrazo con Miguel “Tano” Santucho, que el año pasado encontró a su hermano nacido en el Pozo de Banfield. “Qué alegría, qué alegría”, repetía.
La conferencia de prensa comenzó cuando llegaron la presidenta de Abuelas, Estela de Carlotto y la vicepresidenta, Buscarita Roa. “Es un regalo muy grande para nosotras, las viejas, que tenemos tantos años de lucha”, arrancó Estela. A su derecha estaba Claudia Poblete, la nieta que Buscarita Roa encontró en 2000, sosteniendo las fotos de los padres del nieto 138, Marta y Juan Carlos.
Los padres
Marta nació en mayo de 1946 en Azul, provincia de Buenos Aires. Su padre era policía y su madre, ama de casa. Con su papá compartía la devoción por la política y la historia, reconstruye Jorge Meza en su libro Heridas del porvenir.
Ella cursó el profesorado de historia. A los 21 decidió viajar hacia la Capital Federal. En esa época comenzó a militar y formó pareja. El contacto con su familia en Azul –sus padres y su hermano Pedro– se hizo más difícil. En aquellos años, Marta tuvo a su primer hijo, Diego Antonio.
Juan Carlos conoció a Marta cuando él tenía 17 años. Ella era varios años mayor. Él había nacido en abril de 1955 en el Gran Buenos Aires. Su papá murió cuando él tenía un año. La crianza de Juan Carlos y de su hermana María del Carmen quedó en manos de su mamá. Todos ellos vivían en la zona de José León Suárez.
La vida de la familia fue difícil. Juan Carlos empezó a trabajar a los once años en una zapatería de Boulogne. Era un pibe alegre. Organizaba bailes, le gustaba la música de Pappo, de Luis Alberto Spinetta y de los Rolling Stones. Era fanático también de River.
Juan Carlos también trabajó en fábricas como Fargo o Colorín. De esta última se llevó algo más que la experiencia laboral: el sobrenombre de “Negrolín”. Juan Carlos y Marta fueron parte de Montoneros. A ella la conocían como Negra o María. A él le decían Negro o Ricardo.
Fuente: Pagina 12