Así lo señala el Padre Julio Cura en sus reflexiones del domingo. Analiza para eso la parábola de la semilla de mostaza y la de los granos de trigo. Y alienta a apoyarse en ellas para sobreponerse a la "pandemia del egoísmo humano".

Buen domingo, familia. Hoy, retomando el tiempo, Jesús nos propone dos parábolas: la semilla de mostaza, diminuta en origen, pero que crece hasta ser árbol frondoso; y los granos de trigo arrojados en la tierra, que se multiplican. Se trata de un dinamismo vital ínsito en la misma semilla y es imagen del crecimiento del Reino; como fruto de la gracia divina que lo empuja hacia su plenitud. El Reino es gracia, don gratuito, camino que viene de Dios y llega al corazón bien dispuesto.

Lamentablemente esta enseñanza es obstaculizada por quienes, a la pandemia reinante, suman la más solapada y mortífera que es la pandemia del egoísmo humano. Son los que abortan la semilla de la vida en el seno materno, y los que no las cuidan cuando germinan; obstaculizando su crecimiento por falta de sustento, de escuela,abrigo, remedios y de oportunidades cuando logran sobrevivir y crecen. Jesús los llama los hacedores del mal; algo así como la cizaña en el trigo que convive hasta el final de la historia, como lo advierte en otra parábola.

            Por eso Jesús nos interpela: su Palabra es como la semilla arrojada en nuestro corazón. ¿Cuál será nuestra respuesta?.¿La desesperación que paraliza ante la adversidad? ¿La resignación que inmoviliza y se conforma con pasarla bien, indiferente a lo que está pasando y a quienes están alrededor?¿O más bien la visión de fe en Cristo; que se encarna en el presente y lo trasciende en un compromiso con los que más necesitan? Creo que esto último es lo que nos libera de los miedos y la resignación y da sentido a la vida; sabiendo que Cristo nos acompaña y asocia a su misión salvadora como testigos en particular en estos momentos dramáticos que estamos viviendo.

            El desafío de la diminuta semilla que se agiganta, o del trigo que se multiplica no es utopía. Se realiza cuando anida en un corazón sensible y se multiplica en proyectos solidarios, sensibles a las necesidades de los hermanos carenciados. Por ejemplo, una campaña solidaria comienza con una canasta vacía. Pero luego moviliza voluntades hasta llenarla de alimentos, ropa, remedios, libros, juguetes, que son vida y esperanza para los más carentes. Se propone una iniciativa generosa y se multiplica en mesas para el hambre, en servicio a la salud y ayuda fraterna a los más frágiles. Aquí, se verifica el proverbio: las palabras, mueven; el ejemplo, arrastra. Y más aún, sabiendo que lo que hacemos a un prójimo lo hacemos con Cristo mismo:¿No les parece consolador todo esto?    

Hoy, nuestra oración debe ser ante todo de gratitud, de alabanza, de adoración, y también depetición, como nos enseñó Jesús a rezar en el Padrenuestro. Le pedimos a María la gracia de confiar en el Amor del que miró con bondad su pequeñez haciendo en Ella y por Ella grandes cosas; como las que nos promete hacer en y por nosotros, si aceptamos el desafío de sentirnos pequeños y humildes de corazón. Dios bueno y misericordioso nos bendiga: en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.