El Obispo del distrito, expresó el mensaje durante la celebración del día de Reyes.
Anoche, los tres Reyes Magos recorrieron las calles del centro de la ciudad.
La caravana arrancó en Meeks y Laprida y continuó hasta el Círculo Católico de Obreros. A la altura de la Plaza Grigera hubo una ceremonia, suelta de globos y fuegos artificiales.
El desfile nº89 comenzó minutos antes de las 21 en la intersección de las calles Meeks y Laprida, a metros de la estación de Lomas de Zamora.
El ritmo estuvo a cargo de El Ensamble Percusión y las trompetas, los bombos y los clarinetes de la Banda Sinfónica Municipal. En la previa, sonaron villancicos navideños.
La caravana, seguida por miles de vecinos, avanzó por Meeks hasta la calle Boedo y desde allí en dirección a la Avenida Hipólito Yirigoyen.
Cuando llegaron a la Plaza Grigera, los Reyes se bajaron y se subieron al escenario que estaba montado de frente al Palacio Municipal. Allí homenajearon al Niño Jesús en el pesebre viviente y le entregaron ofrendas, como oro, incienso y mirra.
El Obispo de Lomas, Monseñor Jorge Lugones, resaltó la importancia de esta fecha y remarcó su alegría de ver “tantos niños con sueños” y “con la ilusión intacta”. Pidió por la unidad y la paz de todos los lomenses y “que Dios les de un año de paz, bendición y alegría a todos”.
El intendente Martín Insaurralde siguió de cerca la ceremonia, acompañado de su esposa, Jesica Cirio y su hija Chloé. También estuvieron presentes funcionarios de su Gabinete y representantes de entidades de bien público.
Tras una suelta de globos rojos, azules y blancos, los colores que representan al Municipio, llegó el momento de los fuegos artificiales de bajo impacto y de un show de luces, con la música de Soda Stéreo.