Prócer es un adjetivo que señala lo eminente, es una persona valerosa y de alta dignidad que contribuyó al engrandecimiento de su país, es su comunidad la que lo inviste a través del paso de generaciones, cuando el cedazo del tiempo deja ver el brillo de su acción.
Este 17 de noviembre se cumplen 46 años del regreso de Perón luego del derrocamiento de 1955, la historia la conocen todos los argentinos, la de su reivindicación y su tremenda voluntad de pacificación nacional.
No existe aún el monumento que le rinda homenaje quizá no le haya llegado el tiempo de ser ungido, todavía queda algo de arena en el cedazo.
Los herederos se disputan la fortuna de su acción, no se avizora en el futuro a quien pueda trascender la especulación del capital ganado, y muchos otros aprovechan esa mezquindad para señalar, no a los que quieren heredar, sino a quienes con el corazón abierto y sin especulaciones le rinden el honor más íntimo a quien realmente transformó a la Argentina, no sólo con reformas institucionales tales como la constitución de 1949, sino también con realizaciones en su política internacional promoviendo el liderazgo de Argentina en los países hermanos de Latinoamérica.
Es probable que la ira que a veces ha transformado la historia, como la de Moisés rompiendo las tablas de la ley, se ha transmutado sólo en astucia dejando poco espacio para el orgullo y la pasión de transformar un país con mayor justicia, donde.
Por Esteban Tancoff.