Fue una de sus promesas de campaña y Alberto Fernández sacó su carta brava en el lugar indicado, el Congreso de la Nación.

En un escenario salpicado por pañuelos verdes, es la primera vez que un Presidente enviará un proyecto para legalizar el aborto.

Además, desterró los rumores de negociación con sectores anti abortistas y también planteó los ejes de su política de género.

Fue uno de los anuncios más aplaudidos que hizo durante su discurso ante la Asamblea Legislativa. Las precisiones llegarán dentro de los próximos diez días.

Pero también la iniciativa irá acompañada de “el plan de los mil días” para quienes deseen continuar sus embarazos y estén en una situación de vulnerabilidad. AF tenía todo calculado. Fue cauto, para no lastimar al Papa Francisco y atenuar un posible viento huracanado de la Iglesia sobre la cuestión.

El Poder Ejecutivo también enviará al Congreso Nacional un proyecto de ley que instaure el “Plan de los mil días, para garantizar la atención y el cuidado integral de la vida y de la salud de la mujer embarazada y de sus hijos o hijas en los primeros años de vida”.

Aquí las cámaras tomaron el primer plano con el aplauso del también conmovido ministro de Salud, Ginés González García. Esta parte del anuncio se considera un gesto fundamental hacia la Iglesia.

Durante la gira presidencial por Europa en la que visitó al Santo Padre, Alberto también había adelantado que estaba también a favor de la legalización. Y finalmente llegó el anuncio oficial.

En el discurso pronunciado en el Congreso confirmó que presentará un proyecto propio "que permita a las mujeres acceder al sistema de salud cuando toman la decisión de abortar”. ,La demanda, tomada por el Gobierno, es el resultado de décadas de lucha de los feminismos.

CON LA IDEA DE IR CERRANDO LA GRIETA

Había en estos sectores, una enorme expectativa con el anuncio por el valor del respaldo del Poder Ejecutivo, pero también cierta prudencia. Por ahora se conocen lineamientos, pero no detalles del proyecto.

Por lo que comentan fuentes cercanas a la Casa Rosada, será un proyecto alternativo, distinto al que presentó siete veces la Campaña por el aborto legal, seguro y gratuito y que es el resultado de un consenso entre más de 700 organizaciones sociales, de Derechos Humanos, académicas, científicas, religiosas, culturales, artísticas, sindicales y políticas.

El Presidente lo que hizo, fue poner foco no en la grieta entre verdes y celestes, sino en la Salud Pública.

Se observó claramente esta intención, cuando comenzó a deslizar el anuncio. “Quiero abordar un tema que llevamos mucho tiempo debatiendo entre nosotros. Sé que parea muchos tiene profundas implicancias personales.

La situación de las mujeres gestantes en Argentina presenta aspectos diversos: distintos son los desafíos que enfrenta la mujer que desea tener a su hijo de aquellos que asumen las que desean interrumpir su embarazo.

Un Estado que cuida debe acompañar a todas las mujeres para que esos procesos se desarrollen accediendo plenamente al sistema de salud”, dijo y por primera vez fue aplaudido de pie en el recinto.

MUJERES EMOCIONADAS EN LA PUERTA DEL CONGRESO

En el recinto, la bancada del Frente de Todos estuvo con sus pañuelos verdes visibles. Pero hubo más en la banca de Juntos por el cambio.

También se observó un único pañuelo celeste, el de Dina Rezinovsky, diputada evangélica del PRO por la Ciudad de Buenos Aires. La senadora María Inés Pilatti Vergara calmó el calor con un abanico verde.

Adentro del recinto también estuvo la socióloga Dora Barrancos, cerca de cumplir 80 años, una de las “históricas” del feminismo argentino. Esta mujer es una férrea defensora del derecho al aborto legal, que aplaudió sonriente, mientras la transmisión oficial mostraba la emoción de las mujeres que fueron a la puerta del Congreso.

Alberto Fernández fue meticuloso cuando se refirió a la legislación vigente. Con su tono calmo, aseguró que “no es efectiva”. “Desde 1921 la Argentina penaliza la interrupción voluntaria del embarazo en la mayoría de las situaciones. Cien años después la jurisprudencia da cuenta de lo ineficaz que resulta la norma.

Está dicho que son muchas las mujeres que no se sienten conminadas por la pena prevista para el aborto y recurren a él para interrumpir sus embarazos.

La existencia de la amenaza penal no solo ha sido ineficiente demostrando que el devenir social transcurre más allá de la misma norma, también ha condenado a muchas mujeres, generalmente de escasos recursos, a recurrir a practicas abortivas en la más absoluta clandestinidad poniendo en riesgo su salud y a veces su vida misma”, ejemplificó.

El jefe de Estado pidió salir de “la hipocresía que nos atrapa” y -mientras su secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra, una pieza clave en la redacción del proyecto aplaudía de pie y emocionada, señaló: “Un Estado presente debe defender a los cuidadanos en general y a las mujeres en particular y en el siglo 21 toda sociedad necesita respetar la decisión individual de sus miembros a disponer libremente de sus cuerpos”.

UN FUERTE PROGRAMA DE EDUCACIÓN SEXUAL

Después de citar todo ese contexto, Fernández anunció que dentro de los próximos 10 días presentará “un Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo que legalice el aborto en el tiempo inicial del embarazo y permita a las mujeres acceder al sistema de salud cuando toman la decisión de abortar”.

No aclaró hasta cuántas semanas (en el proyecto de la Campaña se prevé el aborto legal hasta las 14 semanas). Hay que decir que aplaudieron de pie también diputados de la oposición como Silvia Lospenatto.

En simultáneo, anunció que lanzará un programa “contundente” de Educación Sexual Integral -el lema de la Campaña por el aborto legal también habla de “Educación sexual para decidir”- y prevención del embarazo no deseado.

La otra pata, tal como se había filtrado, hará foco en “llegar a las mujeres de nuestro país en situación de vulnerabilidad social en la etapa que más necesitan la presencia del Estado: durante el embarazo, nacimiento, puerperio y primeros años de crianza”.

EL PLAN DE LOS MIL DIAS

El Poder Ejecutivo también enviará al Congreso Nacional un proyecto de ley que instaure el “Plan de los mil días, para garantizar la atención y el cuidado integral de la vida y de la salud de la mujer embarazada y de sus hijos o hijas en los primeros años de vida”, ante el aplauso del también conmovido ministro de Salud, Ginés González García.

Esta parte del anuncio se considera un gesto fundamental hacia la Iglesia.
“Por esa vía queremos reducir significativamente las tasas de mortalidad y desnutrición, proteger los vínculos tempranos, el neurodesarrollo y la salud de madres e hijos de manera integral.

Estamos seguros que de este modo estamos ampliando los derechos de la mujer y dando protección a las que necesitan más apoyo en el momento del embarazo.

Así como lo hacemos con los derechos ciudadanos, hemos recuperado la centralidad de los Derechos Humanos en la gestión de gobierno”, cerró.

Poner la defensa de los Derechos Humanos como marco, también fue un paraguas clave dentro del discurso.

Dos años atrás, el gobierno de Mauricio Macri anunció que iba a habilitar el debate y no iba a poner obstáculos para que el Congreso debatiera el tema. Posteriormente, cuando tomó posición en busca de la reelección, se supo que estaba en contra.

Se debatió en 2018 -Diputados aprobó el proyecto y el Senado lo rechazó- . Esta vez hay un cambio sustancial. Por primera vez un presidente presentará un proyecto propio.

LOS PRINCIPALES EJES EN EL DEBATE QUE VIENE

Lo que se sabe hasta el momento, como una manera de conformar a todos los sectores, es que en la redacción del proyecto participan equipos técnicos del Ministerio de Salud, el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, y la Secretaría Legal y Técnica de la Presidencia.

No sólo contemplará la despenalización sino también la legalización del aborto, lo que significa que, de aprobarse, las mujeres e identidades con capacidad de gestar (varones trans) no podrán ir presas o presos por recurrir a una interrupción voluntaria del embarazo y que podrán ser atendidos en el sistema público para evitar la clandestinidad.

Las versiones indican que el proyecto incluirá la “objeción de conciencia” para médicos y clínicas privadas, pero obligará a atender en hospitales públicos.

Esa posibilidad de qué médicos/as, anestesistas, enfermeras o instituciones completas se nieguen a hacer la práctica podría volver a este punto en particular uno de los principales ejes de debate.

La palabra "legalización" sonó clara y fuerte en el Parlamento. De esa manera, desterró el rumor de los últimos días acerca de negociaciones del oficialismo con los sectores anti abortistas.

Alberto Fernández ratificó su decisión de que este año se trate a ley que legaliza el aborto y pone a disposición de las mujeres que lo requieran todos los recursos de los servicios de salud del Estado.

El término “despenalización” se escuchó varias veces en boca de funcionarios en la última semana y eso dio pie a la especulación.

“Despenalizar” suponía una diferencia abismal frente a lo que pretenden los sectores a favor de la ILE (Interrupción Legal del Embarazo), que no sólo reclaman la no incriminación de las mujeres y los profesionales que intervienen en un proceso de interrupción del embarazo sino también, la posibilidad de realizar la intervención con todas las garantías del sistema público de salud.

¿Qué se negociará en los próximos meses dentro de las cámaras para que la ley sea realidad?.

Esta cuestión representa la figura de un signo de interrogación. Lo que viene será una ardua confrontación. Por ahora las intenciones del Gobierno son contundentes.

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP y analista político. Para consultar su blogs, dirigirse al sitio: Jorge Joury De Tapas.