El receso escolar y administrativo transcurrirá al rayo del sol, sin una gota de agua, con interrupciones del suministro eléctrico y escasez de repelente y vacunas para combatir el dengue.

Las proyecciones meteorológicas para el verano 2025 anticipan que podría ser uno de los más calurosos en la historia reciente de Argentina, especialmente en el centro y norte, de lo cual ya tomó nota Cammesa, la empresa encargada de la administración del mercado mayorista eléctrico nacional, para advertir la alta probabilidad de cortes masivos de electricidad.

Por si fuera poco, las perspectivas de enfrentar la epidemia de dengue que se estima afectará al país en el estío próximo provocaron un relevamiento en la cartera nacional de salud, al reemplazar Mario Lugones a Mario Russo, a 10 meses de gestión.

El recambio se produjo en momentos en que se oyen cada vez más críticas por la inacción de Nación ante la epidemia de dengue que se viene.

Lugones estuvo a cargo del Sanatorio Güemes y fue fundador y presidente de la Fundación Güemes, mientras a Russo le tocó la llegada de la histórica epidemia de dengue, en plena aplicación de la motosierra en la columna de gastos del Estado.

Caluroso y seco

El pronóstico trimestral del Servicio Metereológico Nacional ya anticipó que, en la última semana de diciembre, habrá escasas precipitaciones y altas temperaturas en varias regiones del país, excepto en la Patagonia.

Informes como el de Data vaticinan temperaturas promedio de 24.2°C en el primer mes del año y 89 mm de lluvias, con máxima de 28.1° y mínima de 20.8°C.

Las previsiones para febrero apuntan a que el clima estaría un poco menos caluroso y con algo más de precipaciones. 

Estamos hablando de 23.3°C de media, con máxima de 26.9°C y mínima de 20.3°C, y lluvias por 110 mm.

El Servicio Meteorológico recomendó un tratamiento especial del agua y de los alimentos, que pueden verse perjudicados por el calor, y además los cuidados que deben tenerse con los niños y adultos mayores.

Y para evitar un golpe de calor en lugares cerrados como la casa o el trabajo:

  • Hidratarse con agua con mayor frecuencia (aun cuando no sientas sed). 
  • Evitar las bebidas con cafeína o con azúcar en exceso, muy frías o muy calientes.
  • Incorporar frutas y verduras a la alimentación y evitar las comidas abundantes.
  • Evitar realizar actividad física intensa.

Las perspectivas combinan los efectos del fenómeno de La Niña, el cual la OMM proyectó que podría desarrollarse entre agosto de 2024 y febrero de 2025, con el calentamiento global que hace subir el mercurio en forma sostenida verano tras verano.

Sequías en el campo

Con un escenario global en el que, según el SMN, hay 81% de probabilidad de desarrollo de La Niña, que se mantendrá durante toda la primavera y el verano, las perspectivas de lluvias son deficitarias en casi todo el país.

De todos modos, la Niña no ha dicho aún la última palabra y se encuentra en un período de neutralidad, lo que dificulta predecir su evolución, e inclusive su eventual impacto podría agravar las condiciones climáticas, con potenciales olas de calor prolongadas y mayor estrés hídrico.

Las peores previsiones son para las provincias que forman parte de la denominada “zona núcleo”, donde están los mejores suelos y generalmente se logran los mayores rindes.

Y con un segundo agravante: el pronóstico también indica que las temperaturas estarán por encima de lo normal, lo que llevará a que los cultivos tengan mayores necesidades hídricas y las condiciones de estrés probablemente se compliquen.

Cortes de luz

La combinación de olas de calor extremas y el consecuente incremento en la demanda energética podría poner a prueba también la infraestructura eléctrica del país.

El Gobierno nacional publicó en el Boletín Oficial las medidas del Plan de contingencia y previsión para meses críticos (Período 2024-2026), que busca evitar interrupciones del servicio eléctrico en los picos de demanda.

Este plan, diseñado por la Secretaría de Energía, prevé incentivos transitorios a la disponibilidad de los generadores térmicos, además del incremento y potencia de energía proveniente de los países limítrofes, principalmente Brasil y Bolivia.

La estrategia planteada por Energía busca asegurar disponibilidad de transformadores en nodos críticos de consumo y contempla mecanismos de gestión de demanda de los denominados grandes usuarios, en su mayoría tecnológicas y fábricas.